La guerra comercial entre EEUU y China vuelve a estar en un punto álgido. El veto de Trump a Huawei por motivos de "seguridad nacional" ha cristalizado en que las empresas americanas no puedan trabajar con la empresa China y esto tiene consecuencias directas sobre los usuarios del todo el mundo.
La primera en reaccionar ha sido Google, que no puede seguir prestando sus servicios Android a Huawei. Esto implica que el que es el mayor vendedor de móviles en España no pueda continuar ofreciendo Google Play y otras aplicaciones de Google con sus nuevos terminales, algo inimaginable para cualquiera que use Android a día de hoy.
La gran pregunta que surge ahora es si la guerra comercial tendrá más efectos en los clientes españoles, latinoamericanos y europeos y si seguirá afectando a las grandes empresas tecnológicas internacionales.
La guerra comercial y sus derivadas
Una guerra comercial entre dos países consiste en que ambos suban los aranceles de las importaciones, para que estas sean menos atractivas para sus ciudadanos y estos reduzcan sus compras procedentes de los países afectados.
En el caso de EEUU y China, ambos países han subido los aranceles a las importaciones de productos provenientes del país contrario. Por tanto cualquier producto chino que esté afectado por mayores aranceles será más caro en EEUU y viceversa.
Ahora bien, ¿cómo afecta esto a las empresas tecnológicas americanas, tan onmipresentes en nuestras vidas? Básicamente si los servicios que prestan o bienes que venden en China están gravados por mayores aranceles venderán menos en este país y esto afectará a sus cuentas.
Empresas como Facebook o Google apenas tienen operaciones en China, así que en principio no debería tener un gran impacto en sus cuentas. Microsoft sí que vende en China, y además tiene un problema similar al de Google: sus productos son distribuidos por empresas chinas en todo el mundo.
El caso de Apple es algo especial ya que tiene una doble vertiente. Por un lado, sus ventas en China son importantes pero de momento no están afectadas por mayores aranceles (sí, Apple fabrica en China pero "importa" propiedad intelectual). Pero por otro lado, los teléfonos que Apple vende en EEUU están fabricados en China y por tanto sí podrían verse afectados por estos aranceles (de momento no le aplican).
Para Amazon, China (al menos el mercado interior) nunca ha sido una gran fuente de ingresos. De hecho hace poco que ha decidido cerrar su marketplace interno. Otros negocios, como la venta de productos chinos en el resto del mundo, podrían verse afectados ya sea por la guerra comercial no convencional (a continuación hablaremos más de esto) o por los aranceles.
Que las grandes tecnológicas se vean afectadas por la guerra comercial no es bueno para ellas, está claro, pero tampoco para los que usamos sus productos y servicios. Si quieren seguir su gran ritmo de crecimiento probablemente tengan que emplear estrategias para aumentar sus ingresos en el resto del mundo, ya sea con precios más elevados sobre los productos que venden o con anuncios más intrusivos para monetizar mejor sus servicios gratuitos.
La guerra no convencional
Sin embargo, como en cualquier guerra, hay juego sucio. Y en este caso EEUU está usando otras herramientas para hacer daño al enemigo. En el caso reciente de Huawei, meter a la empresa china en el Entitiy List, que le impide hacer negocios con empresas americanas (por supuestos motivos de seguridad nacional).
Esta situación afectaría directamente a Google, quien a pesar de no tener un negocio directo en China sí lo tiene indirectamente a través de los móviles de empresas chinas vendidos en todo el mundo, que cuentan con sus servicios y sus anuncios. Si Huawei empieza a vender móviles sin Google Play, esto podría afectar a los ingresos y beneficios de Google.
Esto no ha hecho más que empezar, y aunque EEUU ha atacado muy fuerte a uno de los grandes símbolos de China, Huawei, si continúa perjudicando a compañías chinas podrían acabar sufriendo otras empresas estadounidenses tal y como lo está haciendo Google.
Además China también puede usar tácticas no estrictamente arancelarias. Por un lado, China puede usar el comodín de Apple: vetar su venta de sus productos en el país asiático. Esto afectaría mucho a una de las mayores compañías del mundo. De hecho la caída de ventas de iPhone en China ya es preocupante, y aunque no sea por consecuencias directas de la guerra comercial puede que haya algo de sentimiento nacionalista entre los chinos que les haga rechazar productos americanos.
Por último China podría usar su "botón rojo", vender deuda americana. El Banco Central de China tiene unas grandes reservas en deuda estadounidense. Y podría venderla para que al Gobierno de EEUU le cueste más financiarse. Sería una opción que le saldría cara (vender algo de forma masiva para hacer daño se traduce en que este bien valga menos, y por tanto China estaría dilapidando buena parte de sus ahorros por el superávit comercial) pero desde luego desestabilizaría la economía de EEUU.
¿Cómo nos afecta al resto del mundo?
Latinoamerica y España están fuera de esta guerra comercial, y en principio los efectos son indirectos. Pero ya vemos que nos puede afectar de lleno: Huawei ha sido un proveedor de móviles muy exitoso en los últimos años al proporcionar terminales de buena calidad a un precio inferior a la competencia. A partir de ahora, si no se revierten las medidas de EEUU, o bien contaremos con una marca menos que elegir o bien sus móviles vendrán "capados" sin servicios de Google, lo cual redunda en una peor experiencia de usuario.
En el ámbito del resto de productos que no sean Huawei, también podemos sufrir las consecuencias. La simple subida de aranceles hace que las empresas chinas con proveedores americanos encarezcan sus costes y esto seguramente afecte al precio final del producto. Y lo mismo al revés: cualquier producto americano con proveedores chinos será más caro. En un mundo tan entrelazado y global como en el que vivimos un aumento de aranceles entre dos países tan potentes afecta a todo el mundo.
En el lado positivo, quizá haya empresas locales que puedan aprovechar esta oportunidad para posicionarse mejor en el mercado internacional. Por ejemplo, empresas españolas que logren exportar más (ya sea en China o en EEUU) debido a que sus competidores son ahora más caros por un simple motivo impositivo. Esto redundaría en un aumento del PIB (más ventas, más dividendos y más empleo).
Existen estudios que dicen que el mayor beneficiado por esta guerra comercial sería la UE, pero siempre existe la duda. ¿Y si esta guerra nos lleva a una recesión global? Esto pasaría siempre que se diera un escenario de reducción del comercio global, cosa que no es buena para nadie.
Hay un precedente. En plena Gran Depresión de 1929, EEUU aumentó los aranceles bajo la ley de Smoot-Halley. El resto de países contestó con aranceles también más altos y se dice que agravó la profunda crisis económica que acabó afectando a todo el mundo. Los economistas no se ponen de acuerdo en cómo de grande fue el efecto pero sí hay un consenso en que fue perjudicial.
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