Cada vez más empresas ven con buenos ojos la semana de cuatro días. Los gobiernos, en cambio, no lo tienen claro

La semana laboral de cuatro días va calando poco a poco en las empresas, que cada vez la tienen más en cuenta en sus planes a largo plazo. Así al menos lo asegura un estudio realizado por la Escuela de Negocios Henley, de Reino Unido, en la que dos de cada tres compañías encuestadas ha señalado que consideran esa reducción de la jornada fundamental para su éxito empresarial del futuro.

Unos datos halagüeños para la semana laboral de cuatro días que se suman a distintas iniciativas, proyectos y políticas que ya se están desarrollando por parte de distintas empresas, desde la prueba de Telefónica al piloto multitudinario que se está realizando en Gran Bretaña con más de 70 compañías. Los gobiernos, en cambio, aún se toman esta reducción de la jornada con cautela y, salvo excepciones como la de la Comunidad Valenciana, no están apostando decididamente por ella.

El estudio. La investigación de la Escuela de Negocios Henley redunda en algunos datos ya conocidos sobre la semana laboral de cuatro días, como que reduce el estrés en un 78% de los casos y mejora la calidad del trabajo en un 64% de los casos. Sin embargo, el informe aporta otros datos interesantes que no se han tratado con demasiada profundidad hasta ahora: la imagen que esta medida da de la empresa a la sociedad.

El 68% de las empresas consultadas para el estudio que ya han implementado una semana laboral de cuatro días señalan que esta iniciativa les ha ayudado a atraer más y mejores trabajadores, y no sólo por la promesa de tener más tiempo libre, sino también porque muestra que la compañía se muestra flexible a los cambios del mercado laboral, dispuesta a mejorar las condiciones de sus empleados y demuestra visión de futuro.

Impulso del sector privado. Aunque la iniciativa aún genera dudas en muchas empresas, en especial cuando se propone reducir un día de semana laboral sin tocar el sueldo, lo cierto es que esta propuesta de reducción de la jornada está empezando a coger impulso en el sector privado mientras que se ha estancado en el público.

En España, aunque ya existían algunas empresas con una semana laboral de cuatro días, la propuesta empezó a sonar con verdadera fuerza a raíz de dos planes públicos para probarla, el del la Comunidad Valenciana y el del Gobierno nacional. El valenciano ha seguido adelante según los términos que se anunciaron en su momento, con una dotación de 10 millones de euros para subvencionar a las empresas que se apunten al piloto, que pueden ser de cualquier sector.

El nacional, sin embargo, se ha diluido bastante con el paso del tiempo. En un primer momento, Más País, partido impulsor de la propuesta, pidió una dotación de 50 millones de euros para una subvención parecida a la valenciana, extensible a todos los sectores. Sin embargo, primero el presupuesto bajó a los 10 millones de euros para todo el territorio nacional (la misma cantidad que Valencia tendrá sólo para su comunidad) y hace pocas semanas supimos que el piloto sólo se dirigirá a pymes industriales, sin contar con las de servicios.

En lo que se refiere al resto de comunidades autónomas, ha habido algunos acercamientos tímidos, pero nada más. El Parlamento de las Islas Baleares pidió oficialmente que el Gobierno de España probase su proyecto piloto de la semana laboral de cuatro días en aquella autonomía, pero sólo eso. No se propuso ni proyecto propio ni dotación presupuestaria regional. Y en Andalucía, el partido Por Andalucía prometió estudiar la viabilidad de esta reducción horaria si accedía a la Junta en las últimas elecciones, algo que no sucedió.

En otros países. En otros países de nuestro entorno el impulso público también está siendo tímido. Francia fue la primera en probar oficialmente una reducción a 35 horas de trabajo semanales en 1998 a través de la Ley Aubry, una norma muy polémica que, como señala la Agencia EFE, dividió enormemente a la sociedad del país vecino y que los gobiernos posteriores, de diferente signo político, fueron diluyendo paulatinamente hasta dejar en papel mojado. En la actualidad, la mayoría de los franceses trabajan 40 horas.

Islandia, por su parte, hizo dos experimentos en 2015 y 2019 para probar la viabilidad de la semana laboral de cuatro días. Aunque los pilotos fueron impulsados por organizaciones particulares, Autonomy y la Association for Sustainability and Democracy (Alda), a él también se acogieron empleados públicos, con buenos resultados. Sin embargo, una vez concluido el experimento, la Administración islandesa no ha mantenido la jornada reducida ni la ha incluido en su legislación.

Y Lituania aprobó el pasado mes de abril la semana laboral de cuatro días sin reducción de sueldo para un grupo de funcionarios muy concreto: aquellos que tengan hijos menores de tres años.

El modelo belga. Un país que sí parecía haber apostado decididamente por la semana laboral de cuatro días era Bélgica, que aprobó esta reducción de la jornada el pasado mes de febrero. Pero, como dicen los ingleses, the devil is in the details. Porque la propuesta de Bruselas no implicaba menos horas de trabajo, sino dar la posibilidad al trabajador de trabajar de lunes a jueves a razón de 10 horas la jornada.

Iniciativas privadas. Y, mientras los distintos gobiernos se asoman con timidez a la semana de cuatro días, las iniciativas privadas para probar este modelo laboral se multiplican. La organización sin fines de lucro 4 Days Week Global es la que más empeño está poniendo en ello, pues mantiene abiertos, en colaboración con instituciones locales, programas piloto en Estados Unidos, Canadá, Irlanda (aquí con colaboración del Gobierno), Australia y Nueva Zelanda.

El de Reino Unido, que 4 Days Week Global impulsa junto a la organización Autonomy y las universidades de Cambridge, Oxford y el Boston College, es el mayor experimento de este tipo que se ha realizado hasta la fecha, con 70 empresas participantes y casi 3.000 trabajadores que no verán reducido su sueldo.

Y por iniciativa propia la han probado multitud de empresas como Microsoft en Japón, Kickstarter y Bolt en Estados Unidos, Uniliver en Nueva Zelanda o Atom Bank en Reino Unido.

España. En España también contamos con varios casos de empresas que han probado la semana laboral de cuatro días por iniciativa propia, desde Software del Sol a Good Rebelds, aunque quizás el caso más llamativo, por su envergadura, es el del Telefónica. La telco inició un piloto para estudiar la viabilidad de este modelo en su plantilla el año pasado y hace unos meses, ante los buenos resultados, decidió extender la posibilidad de reducir la jornada a toda su plantilla.

Aunque en este caso también hay letra pequeña: todo empleado que se quiera acoger a la semana laboral de cuatro días tendrá que afrontar una reducción de sueldo del día que deja de trabajar del 80%, mientras que Telefónica asume el 20% restante. Una propuesta parecida a la que también adoptó Desigual hace unos meses.

Este modelo intermedio entre el original, sin reducción de sueldo, y el belga, sin reducción de horas, no ha gustado a algunos trabajadores ni a los sindicatos, que han reclamado a Telefónica una semana laboral de cuatro días según el planteamiento original, que bajo ningún concepto acepta que se disminuya el salario a los trabajadores.

Imagen | Marc Mueller

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