La idea del "centauro" viene de los teóricos de la automatización. Mitad caballo, mitad humano. Es una metáfora que surge a raíz de Kasparov y Deep Blue, donde la máquina de IBM rivalizó con el gran maestro del ajedrez y le ayudó a mejorar. Un jugador centauro es aquel que une la intuición, creatividad y la empatía humana, con la capacidad de fuerza bruta del ordenador para calcular una asombrosa cantidad de movimientos.
Es una forma de representar la interacción entre los humanos y los robots, donde la máquina amplifica las habilidades humanas. Sin embargo, también hay quien propone una visión antagónica para entender el rol que pueden tener los robots. Es el concepto del "centauro inverso".
Cuando los robots evitan ciertas tareas pesadas... pero crean otras
La visión principal ha sido que los robots existen para ayudar a los humanos a la hora de realizar las tareas, permitiendo mejorar los resultados obtenidos y ampliando nuestras capacidades. Lo que propone el concepto del centauro inverso es que las máquinas utilicen a los humanos como complemento y ayuda. Es decir, es una propuesta para colocar a la máquina en el centro de la teoría de la automatización. Es el robot quien hace el trabajo y el humano está ahí para aumentar sus posibilidades.
El ejemplo que colocan quienes proponen esta visión es la de Amazon. Donde existe toda una "nube" de trabajadores, en muchas ocasiones con salarios bajos, donde su función reside en hacer el trabajo cognitivo. Es decir, ser los ojos de la máquina y hacer aquellas partes que justo al robot le cuesta más.
"Centauro inverso", el concepto. Cuando son los humanos los que extienden a las máquinas y no al revés. https://t.co/9R2HwY94J7
— Juan Lupión 🇪🇸⌨️🎼🎹 (@pantulis) April 21, 2021
El debate sobre la automatización y su impacto en las condiciones laborales es complejo. Por un lado hay quienes defienden que los robots ayudarán a realizar las tareas más básicas, pesadas y extenuantes, permitiendo aumentar el nivel técnico de los trabajadores necesarios. Por otro, siendo más pesimistas y siguiendo la teoría del centauro inverso, hay quienes creen los robots son bastante malos también en tareas básicas como la recolección de objetos delicados. Objetos como el yeso, un bote de pintura o sierras puntiagudas requieren mucha precisión a la hora de mover y aquí las manos humanas son mucho más certeras y rápidas que los fijos brazos robóticos. Es solo un ejemplo, pero lo exponen como muestra que la automatización está lejos de mejorar el trabajo del humano.
En el caso expuesto, en vez de el robot ser una extensión de los humanos, simplemente se utilizan a los humanos para compensar las limitaciones de los robots. Y aquí, lamentablemente, no se está aprovechando la fuerza del robot para eliminar los puestos de trabajo más básicos. Simplemente se sustituyen unos por otros.
El centauro inverso puede entenderse como una advertencia y un aviso de la importancia de dirigir correctamente la automatización. Es bien conocido que en una línea de producción, los trabajadores junto a los robots son capaces de producir varios niveles por encima. La automatización permite a un mismo trabajador ser mucho más productivo. Sin embargo, también puede entenderse como que la máquina es más productiva que el humano, lo que necesita de su ayuda.
En algunas líneas de producción como las de Amazon, el ritmo lo marca la máquina. El trabajador sigue estando de pie, pero en vez de recoger unas cosas hace otras tareas. Sin embargo, se da la situación que en estos casos la máquina no ha ayudado a rebajar la carga de trabajo del humano.
En un estudio publicado el año pasado por la Fundación Cotec, se reflejaba que casi la mitad de la población española cree que el uso de la tecnología va a reducir las horas de trabajo. Un 38% opinaba que no traerá grandes cambios e incluso un 10% explicaba que incrementará las horas. Aproximadamente dos tercios de los ciudadanos creían que la automatización afectará a una parte relevante de los puestos de trabajo actuales.
El problema no es la automatización, sino cómo cambia la empresa las condiciones laborales en función de la mejora de la productividad. La tecnología y los robots pueden servir para reducir la carga laboral, ya que para conseguir la misma producción hace falta menos tiempo. Sin embargo, a la práctica se dan casos donde los robots no ayudan a los trabajadores, sino que los empleados trabajan para los robots y estos no perciben ningún beneficio de la tecnología.
Los robots no van a destruir puestos de trabajo, solo los transformarán. Está por ver si, como mostraba la metáfora del centauro, esta automatización contribuirá a reducir la carga para los empleados y nos llevará a una posible renta básica universal o si, como alerta la distopía del centauro inverso, la llegada de la automatización continuará sin mejorar las condiciones laborales.
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