SMIC es la punta de lanza en la industria de los semiconductores de China, y su último gran éxito coloca a este país inesperadamente cerca de EEUU, Taiwán o Japón
El pulso que sostienen China y la alianza liderada por EEUU dio un giro inesperado hace apenas dos semanas. Las sanciones que los Gobiernos de Donald Trump primero y el de Joe Biden después han dirigido hacia las empresas chinas persiguen frenar el desarrollo tecnológico y armamentístico del país liderado por la Administración de Xi Jinping. Y la estrategia más eficaz para alcanzar este objetivo requiere limitar el acceso de China a los equipos de litografía de vanguardia que producen ASML en Países Bajos y Tokyo Electron, Canon y Nikon en Japón.
El desarrollo tecnológico de todas las grandes potencias está alineado con su capacidad de fabricar o adquirir chips de alta integración (son los circuitos integrados más sofisticados que existen), y EEUU y sus aliados están haciendo todo lo que está a su alcance para impedir que China pueda producir estos semiconductores a corto y medio plazo. Hasta finales de agosto la alianza sospechaba que los fabricantes chinos solo podían poner a punto chips de 28 nm o con tecnologías de integración aún más maduras. Pero se equivocaban.
SMIC (Semiconductor Manufacturing International Corp), que es el mayor fabricante chino de semiconductores con una cuota en el mercado mundial de alrededor del 5%, tiene actualmente la capacidad de fabricar circuitos integrados de 7 nm. Y probablemente también de 5 nm. Lo sabemos con total certeza porque esta empresa fabrica el SoC Kirin 9000S integrado en el recién presentado smartphone Mate 60 Pro de Huawei, que ha sido escrupulosamente analizado por varios laboratorios alineados con EEUU, como el canadiense TechInsights.
El hito de SMIC no admite discusión
Esta compañía es la mejor baza que tiene el Gobierno de Xi Jinping actualmente para sostener el desarrollo tecnológico de China. Hua Hong Semiconductor y SMES (Semiconductor Manufacturing Electronics Shaoxing) son también dos fabricantes de chips muy importantes, pero la auténtica punta de lanza de este gigantesco país asiático en esta industria es SMIC. Esta compañía es parcialmente pública y cuenta, como cabe esperar, con el respaldo del Gobierno chino. De hecho, la Administración está invirtiendo muchísimo dinero en sus fabricantes de chips (según Reuters prepara una inyección de 41.000 millones de dólares).
El Gobierno de Países Bajos ha prohibido a ASML vender a las empresas chinas sus equipos de litografía más avanzados a petición de la Administración de EEUU. SMIC y los otros fabricantes chinos de chips no tienen máquinas de fotolitografía de ultravioleta extremo (UVE), que son las más sofisticadas que existen, pero sí poseen los equipos de ultravioleta profundo (UVP) Twinscan NXT:2000i que fabrica ASML. Estas máquinas no han sido diseñadas para poner a punto circuitos integrados equiparables a los más avanzados que fabrican actualmente TSMC, Intel o Samsung, pero, y aquí llega la sorpresa, los ingenieros de SMIC han conseguido refinarlas para producir semiconductores de vanguardia.
El plan de China a medio plazo requiere que sus fabricantes de equipos de litografía sean capaces de desarrollar sus propias máquinas de ultravioleta extremo, pero mientras tanto las empresas chinas no pueden conformarse con producir chips con tecnologías de integración maduras. Este inmovilismo frenaría su desarrollo tecnológico, que es, precisamente, lo que persigue la alianza liderada por EEUU. Y la apuesta más segura en este contexto es la que ha hecho SMIC: los equipos UVP pueden ser optimizados para fabricar chips de vanguardia. Esto es lo que defienden algunos expertos, y, además, es la única estrategia que explica de una manera creíble cómo ha conseguido esta empresa este hito.
En esta coyuntura lo importante no es que SMIC haya fabricado un SoC de 7 nm para Huawei; lo realmente relevante es que la compañía que ejerce como la punta de lanza de China en la industria de los semiconductores tiene la capacidad de fabricar circuitos integrados de vanguardia. En la práctica esto significa que este país asiático de proporciones continentales puede fabricar chips mucho más avanzados que lo que sospechaban EEUU y sus aliados hasta hace apenas dos semanas. Y en estas circunstancias es evidente que la capacidad tecnológica de China pisa los talones no solo a la de EEUU, sino también a las de Japón, Corea del Sur o Taiwán.
EEUU y sus aliados preparan una respuesta que irá más allá de las sanciones
El Gobierno liderado por Joe Biden está preocupado. Tanto, de hecho, que ha puesto en marcha una investigación que persigue explicar con la máxima precisión posible cómo ha conseguido China este hito a pesar de haber tenido que afrontar varios paquetes de sanciones cuya eficacia ahora mismo está en entredicho. Algunos congresistas estadounidenses, como Mike Gallagher, que pertenece al Partido Republicano, defienden que la Administración de su país debería prohibir todas las exportaciones de tecnología destinadas a Huawei y SMIC, que son las dos empresas chinas involucradas de lleno en este conflicto.
Las sanciones de la alianza no están teniendo el impacto que persiguen en la capacidad tecnológica de China, pero es probable que el Gobierno de EEUU despliegue pronto nuevos paquetes de sanciones aún más agresivos. No obstante, este es solo uno de los ingredientes de su receta. La Administración de Donald Trump inició una estrategia de alejamiento de China y de aproximación a algunos de sus vecinos afines a EEUU en la que el Gobierno de Joe Biden está ahondando aún más. De hecho, la semana pasada el presidente estadounidense y varios ejecutivos de algunas compañías de semiconductores, como Intel, GlobalFoundries, Amkor o Marvell, viajaron a Vietnam para reunirse con el Gobierno de este país asiático.
Otros países próximos a China con los que EEUU está reforzando sus lazos son India, Malasia y Singapur, por lo que con toda probabilidad durante los próximos años algunas empresas estadounidenses reducirán su presencia en China y se afianzarán con más fuerza en estos y otros estados afines de su vecindad. Mientras tanto la mejor baza de EEUU y sus aliados es ASML. Esta empresa neerlandesa acaba de dar un paso hacia delante importantísimo al confirmar que ya casi tiene listo su primer equipo de litografía UVE de alta apertura, que es su máquina UVE de segunda generación. La alianza necesita estar permanentemente delante del país de Xi Jinping en lo que se refiere al desarrollo de semiconductores de vanguardia, y lograrlo pasa necesariamente por apostar por ASML.
Sea como sea las opiniones no son unánimes dentro de la alianza. Y es que los responsables de algunas de las compañías más relevantes de la industria de los semiconductores han defendido públicamente que las sanciones están propiciando que China vuelque expresamente todos sus recursos en el desarrollo de su industria de los semiconductores. Esto es lo que sostienen, entre otros directivos, Peter Wennink, el director general de ASML, o Jensen Huang, el director general de NVIDIA. Es evidente que estos ejecutivos ante todo defienden los intereses comerciales de sus compañías, pero los hechos avalan con absoluta claridad su tesis.
Imagen de portada: ASML
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