El cierre de Bimbo en Valladolid es una muestra del mayor reto que deberá afrontar España: los parados de 50 años

  • La multinacional mexicana trasladará su producción a otras fábricas y anuncia un ERE para su plantilla de Valladolid

  • La plantilla con media de edad por encima de 50 años se enfrenta a un mercado laboral que los discrimina

Bimbo Valladolid
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La factoría de Bimbo en Valladolid era uno de esos polos de generación de empleo alejados de las grandes capitales que todavía mantienen en pie el tejido industrial de la España vaciada. Según publicaba la agencia EFE, la multinacional mexicana ha anunciado el cierre de su fábrica vallisoletana, afectando a más de 200 empleados entre empleos directos e indirectos.

Este cierre, más allá del mazazo que supone para los empleados, es la antesala de una situación que cada vez va a ser más frecuente en España: unas plantillas cada vez más envejecidas que se ven abocadas al desempleo con más de 50 años, con unas empresas reticentes a contratar a empleados senior.

El cierre de Bimbo en Valladolid. La fábrica vallisoletana de Bimbo abrió sus puertas en 1973 bajo la marca Panrico. Su plantilla está formada por 166 empleados con una media de edad que ronda los 52 años. La mayoría de ellos lleva dos décadas trabajando en esa misma planta y, como recoge el Diario de Valladolid, se enfrentan a un futuro laboral muy complicado si la factoría cierra por ser demasiado jóvenes como para jubilarse, pero demasiado viejos para muchas empresas.

Con el anuncio del cierre se inicia un periodo de negociación entre la empresa y los representantes sindicales sobre las condiciones y términos en los que se producirá el cierre. Durante esas negociaciones se decidirá si parte de la plantilla se derivará a la planta que Bimbo tiene en Medina del Campo o se aplica un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para el conjunto de la plantilla.

Plantillas envejecidas y sin relevo generacional. La población activa es un fiel reflejo de la realidad demográfica de España. Esa realidad es que, según los datos del según trimestre de 2024 registrados en la última Encuesta de Población Activa, el 36,3% de la población activa tiene más de 45 años. Hace una década, ese porcentaje se situaba en el 26%.

Este envejecimiento de las plantillas se ha convertido en un problema para las empresas, pero también para el sector público. Los jóvenes que se incorporan al mercado laboral no son suficientes para cubrir las vacantes que van a dejar los empleados más veteranos, quedando puestos sin un relevo generacional.

El edadismo sistemático. Según datos de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), el 46% de los parados registrados en los Servicios Públicos de Empleo en España son mayores de 50 años. La mayoría de ellos, supera los 59 años. Esa cifra contrasta con el 16,8% de los contratos que se realizan a mayores de 55 años en España. Es decir, pese a ser casi la mitad de la fuerza laboral en situación de desempleo, muy pocas empresas optan por contratar a una persona de más de 50 años para cubrir una vacante.

“La situación que se está creando hace que estas personas pierdan la esperanza de reincorporarse al mercado de trabajo, y que su única alternativa sea percibir un subsidio hasta alcanzar la edad para acceder a la jubilación”, lamentaba José Luis Fernández Santillana, presidente de CEOMA.

Piden experiencia a los jóvenes, rechazan la de los veteranos. Resulta paradójico ver cómo las ofertas de empleo destacan la necesidad de contar con experiencia previa para acceder a las vacantes. Sin embargo, el 90% de las personas mayores de 50 años en situación de desempleo (con muchísima más experiencia) cree que su currículum no supera el filtro de selección debido a la edad, según revela un estudio de la Fundación Adecco. “En muchos casos, las personas mayores de 50 años ni tan siquiera llegan a la entrevista de trabajo. Saben que este momento es decisivo para demostrar sus competencias y capacidades, pero no siempre se les da la oportunidad, ya que a menudo quedan descartadas automáticamente en la fase del escrutinio del currículum”, señalaba Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.

De media, el 38% de la población general pasa más de un año en situación de desempleo. En cambio, esa situación escala hasta el 56% cuando son mayores de 50 años y tres cuartas partes de ellos tarda más de dos años. Es decir, les cuesta muchísimo más tiempo encontrar un empleo a partir de esa edad. Según este estudio, el 75,3% de estos desempleados mayores de 50 años no ha recibido respuesta de ninguna oferta a la que ha aplicado en el último semestre (por tanto, no ha realizado entrevistas de trabajo).

Tensionando el sistema de pensiones. Las dificultades de los desempleados de más de 50 años para reincorporarse al mercado laboral tensionan todavía más el sistema de pensiones. Un estudio de Randstad de noviembre de 2023, reveló que el 40% de los parados de larga duración tienen más de 50 años.

El problema es que estos desempleados se convierten en desempleados de larga duración a las puertas de una jubilación cada vez más tardía que les aboca a una situación de precariedad económica y dependencia del subsidio por desempleo hasta alcanzar la edad legal de jubilación.

Si quieren talento, a las empresas no les queda otra. Algunas empresas están dando muestras de intentar revertir esa situación de tener plazas vacantes sin cubrir durante mucho tiempo, cuando hay profesionales de más de 50 años con mucha experiencia y con una madurez y compromiso laboral que todavía no se ha desarrollado entre los más jóvenes.

"Los mayores de 50 han vivido crisis políticas, económicas, corporativas, fusiones e integraciones, entre otras situaciones; lo que les permite transitar, convivir y liderar con sólida experiencia, templanza y mucho conocimiento", aseguraba Alejandro Servide, director de Professionals, RPO & Technologies de Randstad.

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