No, no son impresiones tuyas. Te cuesta más llegar a fin de mes porque el coste de la vida ha aumentado a lo largo del último año a un ritmo que tu cartera probablemente no ha sido capaz de seguir. Se hace cuesta arriba llenar la cesta del súper, el depósito del coche o la caldera y pagar la factura de la electricidad. Y la cosa tampoco pinta espléndida de cara a los próximos meses. Lo dejan ver las cifras y la propia calle, donde se reclama ya una “subida salarial justa”. Los sindicatos advierten incluso de un “otoño caliente” con movilizaciones a lo largo de todo el país.
¿Qué dicen los datos?
Menos con más: la ley de la cesta de la compra. Si sueles ir al supermercado con frecuencia los datos que acaba de publicar la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) no te sorprenderán. Según sus últimos cálculos, la cesta de la compra es hoy un 15,2% más cara que hace apenas un año, un porcentaje más que considerable que deja el mayor alza en 34 años. El incremento es además homogéneo: afecta al 95% de los 239 productos analizados por la organización.
Eso sí, no todas las mercancías se han encarecido en la misma medida. Entre unas y otras se aprecian, de hecho, diferencias de calado. Frente al encarecimiento del 118% del aceite de girasol o el 75% de las magdalenas y margarina, los plátanos, pasta y aceite de oliva subieron en torno a un 50%. Desciende ligeramente el precio de ciertas mercancías, como el champú y algunas frutas.
Nada que no dejara ver ya el IPC. Los datos de la OCU han hecho saltar las alarmas por su rotundidad, pero su tendencia de fondo lleva ya tiempo adelantándonosla el Índice de Precios del Consumo (IPC). Su tasa interanual de septiembre se sitúa en el 9%, un porcentaje elevado que, con todo, mitiga el que había estado marcando durante los tres meses anteriores, cuando llegó a superar el 10%. En julio de hecho la tasa de variación anual ascendió a 10,8%.
Los últimos datos del Índice de Precios de Consumo dejan el indicador subyacente, que muchos expertos consideran una referencia más realista al no incluir el alza de los precios energéticos llegados del exterior, en un 6,2%, varias décimas también por debajo de agosto.
¿Y los salarios? Las cifras del Ministerio de Trabajo muestran que en agosto la subida salarial media pactada en convenio colectivo marcó un 2,6%, el dato varía en función del sector y autonomía de referencia y marca el incremento más elevado desde finales de 2009; pero deja una conclusión preocupante: se queda muy lejos de la evolución marcada durante ese mismo período por el IPC.
Las tablas del departamento de Yolanda Díaz muestran, eso sí, otra lectura interesante: algo más de 1,7 millones de trabajadores amparados por convenio colectivo disponen de algún tipo de cláusula de garantía salarial. El dato supone todavía una minoría —equivale más o menos a uno de cada cuatro asalariados bajo convenio—, pero representa en cualquier caso el doble que solo un año antes.
Cuando una aumento de sueldo no te mejora la vida. Ese es el preocupante escenario que dibujaba hace no mucho un informe elaborado por InfoJobs, en el que se muestra cómo el 60% de los encuestados que habían conseguido un incremento de su nómina aseguraba haber perdido poder adquisitivo y otro 26% confesaba que el aporte extra de fondos le servía solo para mantenerse al mismo nivel que antes. Únicamente el 12% había visto incrementado su capacidad de gasto.
El escenario para el próximo año. Con ese telón de fondo, el Gobierno ha movido ficha ya para actualizar las nóminas de los funcionarios el próximo año. Como punto de partida plantea una subida salarial del 3,5% para los funcionarios. En la mesa de negociación celebrada de esta misma semana, precisa El Economista, Hacienda planteó una incremento extra para 2022 del 1,5% que se añadiría al 2% de aumento salarial de enero. Para 2023 se habla de un 2,5% y un 2% en 2024, dejando así un alza global del 8% en tres años, por debajo de lo que plantean tanto CCOO como UGT.
La negociación está sobre la mesa también para el sector privado con un objetivo similar: que los trabajadores aproximen su poder adquisitivo al alza galopante de los precios. Según la propia OCDE, la inflación media de España rondará este ejercicio el 9,1%. En el tapete hay varios temas candentes que deben tratarse, como las cláusulas de revisión o el salario mínimo interprofesional (SMI).
En el poder adquisitivo de las familias resultan igual de clave las pensiones. Para calcular las de 2023, anota El País, se toma de referencia la inflación media de diciembre de 2021 a noviembre del 2022, lo que dejaría un índice de revalorización de las pensiones que superará al de los salarios.
Imagen de portada | Joan Mateu Parra/AP
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