Tres empleos simultáneos, haciendo malabares para asistir a todas las videoconferencias o responder a los jefes de las diferentes empresas, en ocasiones compaginando incluso husos horarios distintos. Suena a chifladura digna del más irredento de los "workalcoholics", pero ese es el desafío al que se están lanzando profesionales decididos a convertirse en multitrabajadores. Y lo hacen, ojo, sin resignarse al descanso o seguir disfrutando de su tiempo de esparcimiento. La clave: la combinación de teletrabajo y herramientas como ChatGPT.
Los caminos de la IA en el mundo laboral, ya se sabe, son infinitos.
Dando la vuelta a la tortilla. Hace no mucho un grupo de investigadores, incluida gente de OpenAI, se planteó una cuestión que probablemente lleve ya un tiempo zumbando en los despachos de RRHH y las oficinas de empleo de medio mundo: ¿Cómo afectarán los LLM (Large Language Models) al mercado laboral? La pregunta se las trae. La respuesta, también. Su conclusión es que ChatGPT-4, el sistema más avanzado lanzado por OpenAI, acabará afectando de una forma u otra a miles de empleos, incluidos muchos que probablemente no se lo esperen.
No hace falta hablar en futuro. Ya hay empresas en las que el uso de la IA ha impacto de forma contundente. Un caso cercano y reciente es el de Domestika: hace unas semanas saltó la noticia de que preparaba un tijeretazo de plantilla en España con la premisa de que, al menos una parte de los puestos, podrían cubrirse con IA. Hay profesionales que también han visto afectada su carga de trabajo por los nuevos algoritmos. La clave ahora es: ¿Y si la IA contribuyera a todo lo contrario: a una acumulación de empleos antes inimaginable?
Sumando trabajos a pares. Ese es el sorprendente resultado que están consiguiendo algunos trabajadores gracias a dos aliados: el teletrabajo, que experimentó un impulso considerable durante la pandemia; y la IA generativa, en un momento decisivo gracias a la popularidad que han alcanzado a lo largo de los últimos meses herramientas como GPT-4, Stable Difusion o Midjourney V5.
Con el margen de actuación que ofrece uno y el respaldo de la otra, hay profesionales que han decidido compaginar empleos en secreto, de espaldas a sus empresas por el temor a que la suma de empleos pueda ser mal vista o penalizada. Así lo refleja Vice en un reportaje reciente que habla de trabajadores que llegan a compaginar dos, tres o incluso cuatro trabajos. Lo hacen en busca de una mayor remuneración, pero sin que esa acumulación de responsabilidades y tareas multiplique por dos, tres o cuatro la carga de tareas que asumen.
Pero... ¿Y cómo lo consiguen? Lo del pluriempleo secreto al amparo del teletrabajo no es ninguna novedad. Hace ya unos cuantos meses, en septiembre de 2022, trascendió que Wipro, una corporación asiática dedicada a los servicios de tecnología de la información, había despedido a 300 empleados precisamente por esa razón: trabajaban sin su conocimiento para firmas de la competencia.
La compaginación no siempre se ve con malos ojos. La startup Slice, por ejemplo, llegó a ofrecer a sus nuevos empleados semanas de tres jornadas con un sueldo del 80% de la tasa de mercado para que pudiesen dedicarse a sus "pasiones, intereses u otros trabajos". La clave ahora es cómo la IA permite que acumular puestos no implique necesariamente una acumulación equivalente de carga laboral.
Mi gran colaboradora: la inteligencia artificial. Semejante cuadratura del círculo laboral —más trabajos sin un aumento equivalente de trabajo— se consigue gracias a herramientas como ChatGPT, cuyo potencial para asumir tareas tediosas y aumentar la eficiencia son de sobra conocidos. Vice recoge unos cuantos testimonios de "multitrabajadores" que la utilizan. Y son reveladores.
"Es la única razón por la que conseguí mi trabajo este año. ChatGPT hace como el 80% de mi trabajo, si soy sincero", confiesa Ben —el nombre es un seudónimo—, dedicado a ayudar a las empresas de tecnología financiera. Su labor consiste en la elaboración de informes, gráficos o guiones. La IA, explica, hace su trabajo “mucho más fácil”: “No un poco, mucho más fácil”. Los algoritmos pueden equivocarse en ocasiones, pero los ajustes que requieren por parte de Ben son "menores".
"Cinco trabajos sería una exageración". La frase es de otro de los profesionales con los que habló Vice, un trabajador del sector tecnológico que reside en Ohio y ya compaginaba dos trabajos. Gracias a ChatGPT multiplicó esa cifra por dos. La publicación habla del uso de ChatGPT para responder a mensajes de Slack —una herramienta online popular entre empresas que han implantado el teletrabajo—, la transcripción de reuniones o la elaboración de mails, provecho que le saca un ingeniero de EEUU que está compaginando dos puesto que le exigen atender a diferentes husos: la hora del Pacífico y la de Reino Unido.
"El mejor asistente". "Soy una persona muy conceptual. Me encanta que mi cerebro se encargue de eso. Pero el primer borrador de cualquier cosa casi siempre pasa por GPT", explica un profesor de Reino Unido que dirige además una agencia de marketing digital y una startup. "Es el mejor asistente que existe", recalca antes de confesar que el bot le ayuda a generar planes comerciales, publicaciones o hojas de cálculo de Excel. En términos porcentuales, la herramienta de OpenAI asumiría el 80% de las tareas preliminares. A él le corresponde el aporte final.
Vice habla incluso de un joven del movimiento FIRE, siglas de "Financial Independence, Retire Early", que afirma ganar 500.000 dólares con dos empleos y espera sumar a esa cifra otros 300.000 con un tercero puesto. En su trabajo utiliza ChatGPT, en el pasado ya ha subcontratado tareas de codificación y busca ahora la forma de deslocalizar parte de su carga con un empleado en la India.
La eficiencia, la clave. Quizás resulte llamativo, pero lo cierto es que ya hay estudios que reflejan hasta qué punto un trabajador puede ganar eficiencia con el uso de IA. En el MIT han realizado un experimento interesante con ChatGPT que, a grandes rasgos, mostró que los trabajadores que se apoyaban en la herramienta de OpenAI eran un 59% más productivos: tardaban 17 minutos en realizar una tarea que a sus compañeros, sin el respaldo de la IA, les llevaba 27.
Lo más curioso del experimento es que esa mayor rapidez no se tradujo en una merma de la calidad. Al contrario. Quienes evaluaron sus trabajos les asignaron un 4,5 sobre 7, casi un punto por encima del 3,8 con el que se calificó a las tareas sin IA. La prueba, eso sí, se realizó con un tipo de actividad y rol muy específicos.
Imagen de portada: Esther Miguel / Midjourney
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