A mediados de 2020 Airbnb estaba en el peor momento de su historia. Después de años de crecimiento, aunque no de rentabilidad, la pandemia que paralizó el mundo amenazaba con tumbar el negocio de esta tecnológica: el alquiler vacacional de corta estancia de habitaciones y viviendas particulares. Para frenar la sangría, despidieron a casi 2.000 empleados y recortaron gastos de publicidad y marketing. Aun así, aquel primer año de la pandemia se saldó con unas pérdidas de casi 4.600 millones de dólares, unos 3.800 millones de euros.
Ante la incertidumbre sobre el fin de la pandemia, y aprovechando las nuevas tendencias laborales, los responsables de la plataforma decidieron explorar un nuevo modelo: el de ofrecer estancias más largas para teletrabajadores que quisiesen cambiar de aires tras meses de encierros. Una apuesta que apenas un año después parece acertada, ya que Airbnb ha informado, en su último balance de resultados, de que en 2021 sus ingresos crecieron un 25% y que el último trimestre del año superó en ganancias al mismo periodo de 2019, con un beneficio de 55 millones de dólares en ese periodo.
Y parte de esa recuperación la atribuyen a un cambio de tendencia en sus reservas, pues desde 2020 ha crecido considerablemente el número de personas que usan la plataforma para estancias largas. Con anterioridad, el negocio de Airbnb se centraba en estancias cortas. Así, casi la mitad de las reservas que tuvo la plataforma en los dos últimos años han sido para más de siete noches, y las que superaron las 28 noches ya suponen el 22% del total. Unos datos que atribuyen al creciente número de nómadas digitales que usan sus servicios para moverse por el mundo mientras trabajan en remoto.
La apuesta por el teletrabajo
Para atraer a los nómadas digitales para teletrabajar en las viviendas de sus huéspedes, Airbnb lanzó en la primavera de 2021 una serie de herramientas y ventajas para favorecer la búsqueda y reserva de estancias de larga duración en alojamientos equipados con elementos necesarios para el trabajo en remoto, como internet de alta velocidad.
Así, en mayo de 2021 la plataforma turística anunció acuerdos con diferentes ciudades para ofrecer bonos con importantes descuentos a personas que decidiesen reservar estancias de larga duración en esas urbes. En cuanto a los nuevos filtros de búsqueda, además del de internet, introdujo la posibilidad de buscar viviendas vinculadas a una zona de interés, como la montaña o la playa, en lugar de a una ciudad concreta, con la posibilidad de incluir atributos muy específicos, como vistas al mar o que tuviesen chimenea.
“Las líneas entre vivir, viajar y trabajar se están difuminando”, dijo entonces el CEO de Airbnb, Brian Chesky, quien ha pregonado con el ejemplo y, como contaron los compañeros de Magnet, ha anunciado recientemente que va a mudarse cada dos semanas a apartamentos de su plataforma repartidos por el mundo para demostrarlo.
Turismo local, contención de gasto y bolsa
Más allá del teletrabajo, las buenas cifras presentadas por Airbnb también obedecen a que han continuado con su política de contención de gasto, en especial en marketing y publicidad, y no han recuperado el número de empleados que despidieron en 2020.
Asimismo, se han visto beneficiados por el aumento del turismo local que se vive en muchas partes del mundo desde el primer verano de la pandemia, ya que en estos dos años muchas personas han preferido viajar cerca de casa ante la incertidumbre de las reglas covid de los distintos países, las posibles cancelaciones de vuelos y los cierres de fronteras. De hecho, la compañía explica que las reservas nacionales y no urbanas han aumentado un 45% desde la aparición de la Covid.
Por último, también les ha mantenido a flote su salida a bolsa en noviembre de 2020, con la que recaudó, aproximadamente, unos 3.500 millones de dólares. Un ingreso que, sin duda, ayudó a paliar el tremendo agujero que dejó la pérdida de casi 4.600 millones de dólares que mencionamos al inicio del artículo.
Imagen | Yasmina H
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