El "efecto dónut" del teletrabajo: cómo ha trasladado la economía de Nueva York del centro a la periferia

El futuro del teletrabajo no parece muy halagüeño, hoy por hoy. Los cambios en el panorama económico y el temor a una recesión han provocado que compañías de sectores como el tecnológico vuelvan a confiar en el tradicional modelo presencial. Ejemplos son Twitter y Snap que, además de modificar la política de teletrabajo -eliminándola en el primer caso y reduciéndola a dos días de trabajo a distancia en el segundo-, han llevado a cabo despidos masivos.

Además, LinkedIn avisó en octubre de que el trabajo remoto podía haber alcanzado su pico en Reino Unido y EE.UU. Por otro lado, hay economistas que alertan del impacto negativo que el teletrabajo puede tener en la economía de las grandes ciudades: el denominado efecto dónut.

El 'efecto dónut'. Según un informe publicado en mayo de 2021 por el Departamento Nacional de Investigación Económica estadounidense (National Bureau of Economic Research en inglés), el efecto dónut es el fenómeno según el cual la demanda de determinados bienes y servicios se traslada de los centros de las grandes ciudades hacia zonas con menor densidad demográfica, situadas en los alrededores de esas mismas grandes ciudades. Los investigadores llegaron a esta conclusión tras cuantificar el impacto del COVID-19 en los patrones migratorios y los mercados inmobiliarios, usando datos del servicio postal estadounidense y de la compañía inmobiliaria Zillow. Se trata de un problema del cual se ha hecho eco el Foro Económico Mundial.

Economía ligada al 'commuting'. El pasado 28 de noviembre, el Foro Económico Mundial publicó un documento en el que analizaba el impacto negativo del teletrabajo en los ingresos de negocios como restaurantes, cafés, barberías, gimnasios y servicios de transporte en taxi. Según el estudio, realizado con una muestra de 35.000 trabajadores del Reino Unido, la eliminación del viaje de ida y vuelta al trabajo (‘commuting’ en inglés) en ciertas áreas ha disminuido el nivel de gasto en dichas zonas. Además, concluye que la demanda por determinados servicios ha disminuido en algunos barrios céntricos de grandes ciudades mientras que ha aumentado en los alrededores de esas urbes, razonamiento en línea con lo expuesto por el Departamento Nacional de Investigación Económica estadounidense. Se trata, de hecho, de un fenómeno que tiene preocupados a los consistorios de grandes ciudades norteamericanas.

Alerta en EE.UU. Según explicó el economista Nicholas Bloom en un artículo publicado en The New York Times la semana pasada, el hecho de que haya trabajadores que acudan a la oficina entre dos y tres días semanales, como los que se encuentran en régimen híbrido, reduce el gasto en comercio al pormenor en grandes ciudades de EE.UU como Nueva York o San Francisco. Hay menos gasto en “comidas, bebidas, cenas y compras por parte de los oficinistas”, lo cual reduce “la actividad económica en miles de millones de dólares”, y hará disminuir la recaudación de los ayuntamientos de estas grandes urbes, afirmó Bloom.

Inquietud en la Gran Manzana. Eric Adams, alcalde de Nueva York, expresó su preocupación por esta cuestión en marzo: “Tenemos demasiados neoyorquinos que no están en la ciudad y que están teletrabajando, lo cual afecta a nuestra economía”. La solución, según el alcalde de una ciudad cuyas oficinas han visto reducir su valor en un 28% por falta de demanda provocada por el teletrabajo, es acabar con el trabajo a distancia y hacer volver a los trabajadores a la ciudad, generando empleos presenciales en la gran manzana.

Menos uso del transporte público. Algunos datos justifican la inquietud de Adams y confirman lo señalado por el economista Nicholas Bloom. En el pasado mes de abril, la reducción del número de pasajeros en el metro neoyorquino llegó a alcanzar el 74,5% en comparación con niveles previos anteriores a la pandemia, lo cual ha hecho disminuir la recaudación del transporte público, según The Metropolitan Transportation Authority.

Evolución natural. Es lógico que el teletrabajo provoque cambios en un sistema económico que prácticamente descartaba al trabajo a distancia como una herramienta relevante a nivel productivo. Sin embargo, si atendemos a los datos, la solución no es volver al pasado: Según un estudio realizado por varias universidades norteamericanas, los empleados que teletrabajan pueden llegar a ser hasta un 9% más productivos que aquellos que trabajan desde la oficina. Además, aumenta el bienestar y el ahorro de los teletrabajadores. Es decir, se trata de una herramienta que puede ser útil tanto para las empresas como para sus trabajadores, beneficiosa, por lo tanto, para la sociedad.

Imagen: Jeffrey Blum / Unsplash

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