La invasión rusa de Ucrania tiene enormes consecuencias a nivel global, concretamente en el agravamiento de las crisis energética y alimenticia. Se trata, además, de una guerra que se desarrolla más allá del frente de batalla, en ámbitos como -precisamente- el energético, el financiero o incluso el cultural o deportivo. En este contexto, las potencias occidentales aliadas de Kiev buscan golpear las cuentas del Kremlin para debilitar su gasto bélico, y por ello entró en vigor, el pasado mes de agosto, el embargo al carbón de origen ruso.
Esta semana, además, ha comenzado el embargo al petróleo ruso por vía marítima con destino a la UE y el tope de 60 dólares al barril de petróleo procedente de Rusia, decisiones que, sin embargo, generan escepticismo por sus posibles consecuencias en el mercado. Embargo
Embargo marítimo. El pasado lunes 5 de diciembre entró en vigor el embargo al petróleo ruso transportado por vía marítima en la UE, medida que afectará al 90% del crudo que Rusia vendía a países comunitarios. El objetivo principal, según explica la Comisión Europea, es reducir los ingresos que Rusia obtiene a través del petróleo. Adicionalmente, Bruselas indica que esta medida ayudará a combatir la inflación y a estabilizar los precios de la energía, “en un momento en el que los altos costes -particularmente los elevados precios de la gasolina- son una gran preocupación para todos los europeos”. Esta prohibición, sin embargo, no afecta al petróleo ruso transportado por vía terrestre mediante oleoductos, cuestión clave para los países de la UE cuya dependencia de los fósiles de origen ruso es muy elevada, como es el caso de Hungría.
Precio máximo al petróleo ruso. Paralelamente, el pasado 5 de diciembre también entró en vigor el tope al precio del petróleo ruso pactado por los miembros del G7, Australia y la UE: solo se podrá comprar oro negro a 60 dólares el barril. Esta medida, según explica la Comisión Europea, también atacará las cuentas de Rusia y ayudará a estabilizar los precios de la energía que “la guerra ilegal de Moscú contra Ucrania ha inflado”.
Siempre por debajo del precio de mercado. Además, se establece un mecanismo que permitirá revisar periódicamente este tope para que siempre sea, al menos, un 5% inferior al precio de mercado. De esta forma, se mantendría un valor lo suficientemente bajo como para minar las cuentas rusas pero no tanto como para evitar que Moscú pierda el interés en exportar su petróleo. Sin embargo, el precio del barril de petróleo de los Urales, el referencial en Rusia, se situó el lunes, día en el que se comenzó a aplicar el tope, en los 63 dólares según el portal Trading Economics, ligeramente por encima del tope establecido, por lo que las consecuencias de esta medida pueden ser reducidas a corto plazo.
Consecuencias indeseadas. Por otro lado, y ante el temor de que este tope pudiera desestabilizar los mercados, Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea, negó ayer, en declaraciones recogidas por Euronews, que esta medida pudiera alterar el mercado petrolífero internacional. Sin embargo, el análisis de Jorge León, vicepresidente de Rystad Energy, es diferente: “lo que probablemente ocurra es que veremos alteraciones en los próximos meses y, como consecuencia, probablemente los precios del petróleo aumentarán de nuevo en las próximas semanas”, afirmó tras ser preguntado por la BBC.
De hecho, el precio del barril de Brent, el de referencia europea, aumentó un 2% el pasado lunes, el mismo día en el que entró el vigor el tope al precio del petróleo ruso. Adicionalmente, algunos analistas señalan que este aumento del petróleo podría estar ligado al fin de la política china de ‘Covid Zero’, lo cual haría aumentar la demanda de crudo.
El papel de Pekín y Nueva Delhi China, junto con India, son claves para que el tope al precio del petróleo ruso sea efectivo. Así lo explicó Jacob Kirkegaard, miembro del Peterson Institute For International Economics, en declaraciones a CNBC, pues son los países que compran la mayor parte del petróleo procedente de Rusia. Sin embargo, y a pesar de que la UE ya les pidiera en septiembre apoyar el tope al petróleo ruso, es improbable que acepten esta medida. Kirkegaard cree que esta negativa se apoya en una razón política, que el tope es una medida defendida por EE.UU, y en una razón comercial, ya que ambos países obtienen petróleo ruso a un precio barato.
A la espera. Moscú, por su parte, ya ha dicho que no acepta este tope al precio de su petróleo y que no lo venderá a aquellos países que lo apliquen. Habrá que esperar hasta saber cuáles son las consecuencias reales de esta medida, tanto en la guerra en Ucrania como en el mercado petrolífero internacional.
Imagen: Arvind Vallabh / Usnplash
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