Samsung Electronics ha anunciado el fallecimiento del presidente de la compañía, Lee Kun-hee. Según indica, Lee Kun-hee murió este pasado 25 de octubre. Además de las consecuencias directas que esto puede tener para Samsung, también hay un problema de fondo mayor relacionado con las sucesiones. Más aún si se tiene en cuenta que se trataba del hombre más rico de Corea del Sur y que presidía una empresa que supone casi el 15% del PIB del país.
Samsung ha decidido no publicar cuál ha sido la causa exacta de la muerte del Lee Kun-hee. No obstante, el magnate llevaba incapacitado desde hace más de seis años debido a un ataque cardiaco que sufrió en 2014. El conglomerado coreano fue dirigido oficialmente por Lee Kun-hee desde 1987 hasta 2020, con una interrupción de dos años entre 2008 y 2010, así como las dificultades desde 2014 por el ataque cardiaco.
Durante su mandato Samsung Electronics ha tenido el crecimiento más importante de su historia, convirtiéndose en una marca de electrónica internacional y en una de las compañías más poderosas del mundo. No sin controversias, Lee Kun-hee fue declarado culpable de sobornar al presidente Roh Tae-woo en 1995 y de evasión fiscal en 2008.
En estos últimos años ha sido su hijo Lee Jae-yong quien se ha hecho cargo de la compañía. También acompañado de todo tipo de polémicas y pasando incluso un año en la cárcel por un escándalo de corrupción. Se espera que sea su hijo quien también herede el trono dentro de la compañía.
El problema de heredar la fortuna de Lee Kun-hee
Como presidente de la empresa más grande de Corea del Sur, Lee Kun-hee también se convirtió en el hombre más rico del país. Se estima que deja una herencia de unos 20.000 millones de dólares que ahora van a tener que ser heredados por su hijo y familiares. ¿El problema? La restrictiva ley de herencias de Corea del Sur. Los impuestos en altas fortunas pueden ser del 50% o incluso más en algunos casos.
Como ya vimos hace unos meses, hay diferentes posibilidades para llevar a cabo este proceso de herencia. Entre estas opciones está la de vender parte de las acciones, obtener un trato de favor del Gobierno o directamente venderle parte de las acciones (sin derecho a voto) al Estado.
Vía | NYT
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