La Asociación de Ciberseguridad de China es muy influyente y la responsable de la acusación vertida sobre Intel
La filial china de Intel ha respondido con la intención de calmar los ánimos y evitar que la denuncia prospere
La desconfianza entre los Gobiernos de China y EEUU es absoluta. Su tira y afloja en el ámbito de la industria de los semiconductores perdura ya desde hace más de siete años, y nada parece indicarnos que los ánimos se vayan a calmar. Ni siquiera un poco. Todo comenzó, en realidad, en 2010. Aquel año el Gobierno de EEUU comenzó a investigar a una ZTE sospechosa de mantener acuerdos comerciales con Irán y Corea del Norte.
Los productos de esta empresa contenían componentes de origen estadounidense, lo que facultó a la Administración de Donald Trump en marzo de 2017 a imponerle una sanción ejemplar de nada menos que 1.200 millones de dólares. La odisea de ZTE y Huawei acababa de empezar. Poco después, en febrero de 2018, el Gobierno de EEUU acusó a estas dos empresas sosteniendo que sus productos no eran seguros para el público estadounidense.
Sus posibles vínculos con el Gobierno chino habían disparado las alarmas no solo en EEUU, sino también en Europa y Australia. El resto es historia. Las sanciones de EEUU y algunos de sus aliados continúan arreciando, aunque el Gobierno chino no se ha quedado de brazos cruzados. Y es que el 31 de marzo de 2023 la Administración del Ciberespacio de China (CAC por su sigla en inglés), que es el regulador chino de internet, inició una investigación con el propósito de auditar a Micron Technology, el principal fabricante de chips de memoria estadounidense.
Ahora ha llegado el turno de Intel
El movimiento de CAC consolidó en su momento la reacción de China a la presión que la alianza liderada por EEUU está ejerciendo sobre su industria de los semiconductores. Su resolución no tardó en llegar, y finalmente este organismo regulador concluyó que sus sospechas acerca de los chips de Micron estaban bien fundadas. Según el regulador chino de internet los productos de esta empresa estadounidense comprometen la seguridad de sus redes y la información crítica vinculada a la cadena de suministro de China.
Ahora le ha llegado el turno a Intel, y su situación es parecida a la de Micron. En esta ocasión la acusación procede de la Asociación de Ciberseguridad de China (CSAC por su denominación en inglés), que es una organización con una gran influencia en el país liderado por Xi Jinping. CSAC ha acusado a Intel de introducir deliberadamente puertas traseras en sus chips con el propósito de permitir el acceso no autorizado a un sistema, aplicación o red, vulnerando de esta forma las medidas de seguridad convencionales.
La filial china de Intel no ha tardado en responder. Como cabe esperar, ha negado las acusaciones de CSAC asegurando que siempre ha dado prioridad a la seguridad y la calidad de sus productos. "Seguiremos manteniendo la comunicación con las autoridades pertinentes, aclarando así cualquier inquietud y reafirmando nuestro compromiso con la seguridad y la calidad de nuestros productos", declaró un responsable de Intel en China en un comunicado publicado en su cuenta oficial de WeChat. Veremos qué sucede finalmente, pero ahora mismo el panorama para Intel en este gigantesco país asiático no pinta bien. Os seguiremos contando más cuando se produzca alguna novedad.
Imagen | Intel
Más información | Reuters
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