Hoy los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) llegaron a un consenso para aprobar el llamado "impuesto digital". Esto obligará a que las grandes compañías tecnológicas que tienen operaciones digitales tengan que pagar impuestos en aquellos países donde tengan actividad, sin importar que no estén físicamente presentes.
El Ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, dio a conocer los detalles de esta nueva ley que gravará las actividades digitales de los llamados "gigantes tecnológicos", como Google, Amazon, Facebook o Apple, por los ingresos acumulados dentro de un país, incluso si sus sedes se encuentran en otro lugar. Dicha medida fue denunciada por los Estados Unidos como "discriminatoria", ya que, afirman, afecta principalmente a empresas estadounidenses.
'Impuesto Digital'
Dentro del acuerdo también se planteó que debe existir un mínimo nivel de pago de impuestos en cada país, con el que se buscaría evitar que un país atraiga negocios de multinacionales digitales al gravar menos y resulte más atractivo. Este "impuesto mínimo" no se cerró en esta reunión y será analizado posteriormente.
Según Le Maire, el objetivo de este nuevo "impuesto digital" es poner fin a la agresiva competencia fiscal entre países, y así evitar que ciertas empresas encuentran formas de evadir el pago de impuestos.
Esta decisión se da después de que Francia aprobó un impuesto del 3% a las grandes tecnológicas, lo que provocó el descontento de Estados Unidos y una investigación, que derivó en la amenaza de imponer nuevos aranceles a los productos franceses.
Le Maire dijo que Francia mantendrá su impuesto hasta que el nuevo impuesto digital acordado internacionalmente lo reemplace, lo cual se estima que ocurra en 2020, cuando en la próxima reunión del G20 se busque un acuerdo internacional que sería supervisado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Serias preocupaciones contra Libra
Por otro lado, durante esta reunión del G7 se plantearon "serias preocupaciones regulatorias y sistémicas" contra Libra, la nueva moneda que prepara Facebook con el apoyo de varias compañías. Le Maire mencionó que este tipo de iniciativas deben "ser reguladas lo más estrictamente posible" para asegurar que no afecten al sistema financiero mundial.
Para ponerlo claro, el G7 se opone la idea de que las empresas puedan tener el mismo nivel de privilegio que los países en cuanto a la creación de medios de pago, ya que, aseguran, no tendrían el control y las obligaciones que ello conlleva. "No podemos aceptar que empresas privadas emitan sus propias monedas sin control democrático", mencionó Le Maire.
Algunas de las preocupaciones giran en torno a que una moneda digital, impulsada por Facebook, puede debilitar el control de los gobiernos sobre las políticas monetarias y bancarias, así como plantear riesgos de seguridad. Por ejemplo, afirman que Libra podría ser usada en blanqueo de capitales, financiación del terrorismo y otras prácticas que ahora mismo son parte de las "prioridades de las políticas públicas".
Jens Weidmann, presidente del Deutsche Bundesbank y miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, mencionó:
"Hoy se ha iniciado el proceso de regulación internacional de las stablecoins. No se trata de reprimir de forma irreflexiva los conceptos innovadores, estamos abiertos a los desarrollos tecnológicos y las stablecoins ofrecen oportunidades para la prosperidad económica. Así que no hay razón para alarmarse, pero sí para estar alertas."
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