El informe de Mario Draghi es un soplo de aire fresco para Europea: por fin hay un plan serio para mejorar la competitividad

Por primera vez, desde las instituciones europeas se debate seriamente sobre cómo mejorar la productividad de la Unión Europea

Mario Draghi
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El curriculum de Mario Draghi es suficiente extenso como para que su opinión sea escuchada. Presidente del Banco Central Europeo, director ejecutivo del Banco Mundial, vicepresidente europeo de Goldman Sachs, gobernador del Banco de Italia y primer ministro italiano. Draghi jugó un papel imprescindible en superar la crisis del euro en 2012 y ahora se ha propuesto intentar resolver un nuevo problema: la falta de competitividad de la Unión Europea.

'El futuro de la competitividad europea'. Es el título elegido por Draghi para su informe sobre la estrategia para mejorar la competitividad en Europa. Un documento de más de 320 páginas en el que se relatan gran parte de los problemas y se establece un detallado plan para cambiar la situación económica de la Unión Europea, en clara desventaja frente a Estados Unidos y China.

Draghi no se anda con palabras suaves. Expone con datos claros el problema europeo. "Solo cuatro de las 50 principales empresas tecnológicas del mundo son europeas", apunta.

Europa necesita una inversión del 5% del PIB. Para compensar la descarbonización de la economía, sustentar el gasto en defensa y competir en digitalización, Europa necesita aumentar su nivel de inversión hacia un 5% del PIB, unos niveles no vistos desde los años 60 y 70. Y pone una comparativa: el Plan Marshall supuso alrededor de entre un 1-2% del PIB anual.

Esto supone unas inversiones adicionales de unos 800.000 millones de euros. Más del doble proporcionalmente de lo que se invirtió después de la Segunda Guerra Mundial. Una cantidad equivalente a entre el 4,4% y el 4,7% del PIB de la Unión Europea en 2023.

"Un desafío existencial". Esta definición no solo ha sido utilizada por Draghi, también por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quien explica que mandó hace un año elaborar este informe.

En un artículo en The Economist, el propio Draghi ha aprovechado para reforzar algunas ideas: "el problema no es que Europa esté falto de ideas o ambición. Pero la innovación está bloqueada en una fase avanzada: no se traslada en comercialización y las firmas de innovación que quieres escalar se ven afectadas por una regulación restrictiva e inconsistente".

Qué problemas tiene Europa. En el extenso informe, Draghi apunta varias de las causas por las que el PIB europeo está en descenso. En primer lugar expone que dentro de la Unión Europea cada país tiene sus propios intereses y hace falta una mejor estructura unitaria para poder competir como una misma entidad.

En segundo lugar está la falta de inversión privada. Draghi explica que "muchos emprendedores europeos prefieren buscar inversión en el mercado norteamericano". Finalmente está el espíritu proteccionista y regulatorio que se ha instalado en la Comisión Europea.

La sangría de talento. "Entre 2008 y 2021, cerca del 30% de los “unicornios” fundados en Europa –startups que llegaron a estar valoradas en más de 1.000 millones de dólares– trasladaron su sede al extranjero, y la gran mayoría se trasladó a Estados Unidos", expone el informe.

Es lo que Daniel Ek, CEO de Spotify, describe como una fuga de cerebros. Uno de los principales problemas que tiene el ecosistema europeo para mejorar su competitividad.

¿Y de dónde va a salir todo ese dinero? Aquí está el quid del asunto y la parte más difícil. El problema y el diagnóstico parece bastante claro a ojos de Draghi, pero la fórmula para conseguir alcanzar ese 5% del PIB en inversión no es sencilla.

Habrá que ver si Alemania y Francia, las dos principales economías de la Unión Europea, colaboran para alcanzar estos objetivos de forma conjunta. Una de las soluciones pasa porque estas potencias financien "activos seguros comunes".

Estos activos serían modelos de fondos europeos como los fondos Next Generation. Sin embargo, Draghi también expone que deberían ir acompañados de una disciplina fiscal mucho más fuerte para asegurar que el aumento de la deuda común es sostenible. Un equilibrio muy difícil de conseguir. Por el momento, al menos parece que las instituciones europeas están empezando a discutir seriamente cómo mejorar la economía durante las próximas décadas.

Imagen | European Central Bank

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