Durante el primer trimestre de 2023 las ventas de procesadores para PC se han desplomado. Por primera vez en muchos años AMD ha tenido pérdidas como resultado de una caída de sus ventas de CPU del 64%, y a Intel no le ha ido mucho mejor. De hecho, sus ventas de microprocesadores han caído un histórico 36%. El batacazo que se han dado estas dos compañías no deja lugar a dudas acerca de lo maltrecho que está el mercado del PC ahora mismo. Y la coyuntura económica no ayuda.
Para entender qué está pasando es importante que echemos por un momento la vista atrás y recordemos de dónde venimos. Durante 2020 y 2021, que fueron los años de pandemia más duros, los fabricantes de ordenadores portátiles y de sobremesa hicieron su agosto y vendieron prácticamente todo lo que eran capaces de fabricar. El auge del teletrabajo y una coyuntura económica favorable desencadenaron un viento a favor que colocó a estas empresas en un momento muy dulce.
Sin embargo, a principios de 2022 aparecieron los primeros nubarrones. En abril IDC confirmó que durante el primer trimestre la distribución global de ordenadores de sobremesa, portátiles y estaciones de trabajo se redujo un 5,1%. Puede no parecer mucho, pero solo era el principio de una cuesta muy empinada. Y es que a principios de octubre Gartner cuantificó la caída de las unidades distribuidas durante el tercer trimestre de 2022 en un 19,5% frente al mismo periodo de 2021. El de 2023 era claramente un batacazo anunciado.
El mercado de consumo se lo pone más difícil que nunca a los fabricantes de CPU
La crisis que está atravesando el mercado del PC es la consecuencia de una tormenta perfecta. El incremento de la inflación ha provocado que el poder adquisitivo de los consumidores se resienta mucho, por lo que es evidente que las circunstancias económicas no ayudan. Además, la caída de las ventas está en cierta medida propiciada por la alternancia de ciclos en los que una fuerte demanda suele ser relevada por un retroceso contundente. Y, por supuesto, no podemos pasar por alto el incremento del precio que han experimentado algunos componentes del PC, como los procesadores gráficos y otros circuitos integrados.
Lisa Su, la directora general de AMD, cree que durante el primer trimestre de 2023 el mercado del PC de consumo ha tocado fondo, por lo que en adelante comenzará a retomar el rumbo. Pat Gelsinger, el director general de Intel, también ha asegurado durante la presentación de los últimos informes financieros de esta compañía que este mercado se está estabilizando. El segmento profesional podría aliviar el panorama para estas dos compañías, pero tampoco está en su mejor momento debido a que la demanda de servidores también ha caído de una forma notable.
Los máximos responsables de Intel y AMD prevén que durante el segundo semestre de 2023 la venta de ordenadores y servidores comenzará a recuperar terreno, una percepción que en cierta medida coincide con el vaticinio de IDC. Eso sí, esta consultora ha anticipado que la recuperación de este mercado no se consolidará hasta que ya en 2024 se produzca el efecto rebote en el que parecen tener depositadas sus esperanzas Intel, NVIDIA o AMD, entre otras compañías.
Los fabricantes de procesadores tendrán a su favor la llegada de la siguiente generación de CPU, pero no está claro que este acicate vaya a ser suficiente para revitalizar un mercado que está profundamente tocado. A medio plazo su futuro estará inevitablemente condicionado por la evolución de la economía global y su impacto en el maltrecho bolsillo de muchos consumidores y empresas. Por otro lado, la realidad económica no es ajena a la delicadísima coyuntura política y geoestratégica en la que están sumidas las grandes potencias y los países industrializados. Las previsiones de las empresas dibujan un futuro esperanzador, pero la incertidumbre es demasiado tangible para pasarla por alto.
Imagen de portada: Bich Tran
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