John Deere se ha empeñado en cambiar la agricultura a través de sus tractores. Y va a empezar por Parla

Si levantara la cabeza, a John Deere le costaría reconocer la empresa que él mismo fundó en Illinois hace ya 185 años después de idear un exitoso arado de acero. En pleno 2022 la firma tiene poco del negocio familiar que era entonces y lo de centrarse en simples rejas ha quedado ya atrás. Tanto, que aunque sigue dedicada en gran medida al diseño y comercialización de aperos de labranza, Deere es hoy una firma de tecnología puntera con un sueño digno de las más ambiciosas Big Tech: llenar las granjas de tractores autónomos, software inteligencia artificial, cámaras y sensores.

El mejor ejemplo acaba de dejarlo aquí mismo, en España.

La multinacional ha inaugurado en Parla, Madrid, un polo de innovación “único” en el continente enfocado en el sector Agro Tech: el John Deere Parla Innovation Center. En sus propias palabras, se trata de su “primer centro de innovación europeo especializado en cultivos de alto valor”.

Para darle forma ha preparado 3.500 m2 en sus instalaciones de Parla, un punto de referencia en el que, reivindica, “tendrán cabida todos los agentes que participan en el proceso de innovación”, lo que incluye desde empresas del sector, a instituciones públicas y educativas o startups.

Misión: impulsar la innovación

“John Deere Parla Innovation Center pretende congregar iniciativas emprendedoras relevantes para el sector agrícola e impulsar la innovación especialmente en cultivos de alto valor”, anota la empresa. ¿En qué se traduce? En enfocar el centro en cinco grandes campos: automatización, conectividad, electrificación, IA y sistemas agrícolas integrados. Todo en sintonía con el objetivo de la compañía, reconocido ya en múltiples ocasiones, de rentabilizar el trabajo en las explotaciones.

En el centro se han involucrado ya más de 25 entidades que, asegura la compañía, “colaborarán para avanzar hacia la industria agrícola del futuro”. En el listado de empresas que forma parte del proyecto se encuentran AGQ Labs, Agromillora, Azud, Metos o Teyme Group.

Las instalaciones cuentan además con la colaboración del Ayuntamiento de Parla. A su puesta de larga asistió de hecho el alcalde de la localidad, además del rector de la Universidad Politécnica de Madrid, la embajadora de EEUU y autoridades estatales y regionales. También representantes de la propia multinacional, incluido el presidente a nivel global de la División de Agricultura y Turf.

El centro se extenderá también al campo de las startups, la investigación y la educación. John Deere y la UPM han acordado de hecho la creación de la Cátedra de empresas John Deere para canalizar formaciones, becas de doctorado e investigación y actividades de divulgación. Más allá del interés que pueda tener el tejido empresarial o investigador del país, si la compañía ha decidido apostar por España es fruto, en gran medida, de las propias características que tiene el país y su campo.

“España ha sido seleccionada por varias razones. En primer lugar, debido a la importancia del sector agroalimentario y, en especial, la trascendencia de nuestro país en el mercado mundial de cultivos de alto valor”, subraya la compañía de Illinois, antes de recordar el músculo español en la producción vinícola, de fruta, horticultura o cultivos leñosos, además del peso del AgroTech.

Ese cóctel de factores hizo que Deere se decantase por las instalaciones que tiene en Parla para su centro de innovación. La firma no es una recién llegada a España. Lleva en Parla desde hace años: en 2009 inauguró su complejo, de 60.000 metros cuadrados y que acoge las instalaciones de la Unidad Comercial de John Deere Ibérica, además del brazo financiero de la compañía.

“Con una inversión equivalente a 10 millones de euros, el centro de innovación convivirá con la sede de John Deere Ibérica y ocupará concretamente toda la planta baja del complejo, más del 50% de la superficie construida, que equivale a unos 3.500 metros cuadrados”, precisa.

Para su labor las instalaciones disponen de más de cuatro hectáreas de terrenos cultivables que le servirán de “campo de pruebas” y donde se han plantado por ejemplo variedades de viñedo, cultivos frutícolas y hortícolas, olivares, almendros y pistachos. Todo con el propósito de ensayar con las tecnologías desarrolladas en el propio centro. Y avanzar hacia un campo más eficiente.

Imagen de portada: Universidad Politécnica de Madrid

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