Hace apenas un mes la Fiscalía de Nueva York presentaba a bombo y platillo la desarticulación de una banda de delincuentes que llevaba investigando tres años y había logrado hacerse con un botín de más de cuatro millones de dólares. Hasta ahí todo normal. Nada extraordinario. Lo curioso del caso es cómo trabajaban los criminales: básicamente, fichaban rateros para que se agenciasen prendas y demás artículos de lujo que luego vendían a precios low cost a través de eBay.
No es un caso aislado, ni un modus operandi desconocido en las tiendas. Al contrario: al menos en EEUU, algunas cadenas minoristas importantes llevan ya cierto tiempo exigiendo a plataformas de comercio online, incluidas la propia eBay, Amazon o Facebook Marketplace, que refuercen su vigilancia. Su objetivo: evitar que actúen como un coladero de mercancía robada.
De los mercadillos y aparcamientos a la Red. El cambio de escenario lo explica con claridad meridiana Kwame Raoul, fiscal general de Illinois, quien resalta la "facilidad" con la que se puede revender mercancía hurtada a través de las plataformas online. “Ya no estamos en la época en la que se hacía en los mercadillos, un callejón o los aparcamientos”, señala a la CNBC. Ahora los ladrones han visto cómo Internet les abre la puerta de millones de clientes con un simple clic.
Preocupados por esa situación, en diciembre algunos de los principales minoristas de EEUU remitieron una carta al Congreso en la que exigían, precisamente, que adopte medidas contra la venta de mercancías robadas, falsificadas o incluso peligrosas a través de la Red.
Un problema que no es exclusivo de EEUU. Así es, el problema de la venta de productos de origen dudoso en plataformas online no es exclusivo de NY, Illinois o Texas, donde en 2020 las autoridades condenaron a a prisión y el pago de unos 3,8 millones de dólares a una mujer que se había dedicado a robar y revender artículos por eBay durante cerca de dos décadas, entre 2000 y 2019.
También en España se ha abierto un debate similar. En 2016 El Confidencial se hacía eco de las denuncias de varias personas que aseguraban haber visto cómo se anunciaban objetos robados en una plataforma nacional de compra venta. En 2012 el diario Las Provincias informaba de la detención de dos jóvenes por comercializar a través de portales online mercancía supuestamente robada.
La comodidad del anonimato. “Los delincuentes se están aprovechando del anonimato de Internet y la incapacidad de ciertos mercados para verificar a sus vendedores. Esta tendencia ha convertido a los comercios minoristas en un objetivo para el aumento de los robos”, lamentan las empresas, que reclaman una legislación que ayude a los consumidores a “identificar a quién están comprando”.
Su efecto en la propia criminalidad. No se trata solo de que a los delincuentes les resulte más sencillo vender su mercancía; es que esa propia facilidad podría conllevar un aumento de los delitos. Al menos eso es lo que deslizan las cadenas: “Los establecimientos minoristas de todo tipo han visto un aumento significativo en el crimen organizado en comunidades de todo el país”.
Según sus cálculos, en 2019 los minoristas sufrieron robos por 68.900 millones de dólares en mercancía y en 2020 tres cuartas partes aseguraba apreciar un aumento en el crimen organizado. Un percepción similar transmiten organismos oficiales de EEUU. “Lo que impulsa esto como empresa es la facilidad de revender mercancía robada en los mercados online”, recalca Raoul.
Un problema que viene de lejos. El problema no es nuevo, desde luego, y da quebraderos de cabeza al sector y las autoridades desde hace tiempo. El tema lleva en la Cámara de EEUU desde hace más de una década y el organismo llegó a aprobar un proyecto de legislativo que exige a ciertos vendedores de plataformas que aporten datos que ayuden a su identificación, como una cuenta bancaria o información fiscal. Algunos estados ya exigen una verificación.
Firmas como Home Depot han optado además por adoptar medidas que se lo ponen más difícil a los ladrones que intentan revender sus productos: códigos rastreables, etiquetas que pueden identificar una mercancía robada, carros y chips que complican salir de la tienda sin pasar por caja, etc.
El papel de las plataformas online. En el centro del debate está el rol que desempeñan las plataformas online. ¿Son responsables eBay, Amazon o Facebook Marketplace de lo que venden sus usuarios? ¿Debe exigirse a todos los vendedores que se identiquen? ¿Cómo abordar el problema en el caso de las plataformas con vendedores repartidos por países con legislaciones distintas? El reto es difícil. Solo Wallapop registra entre 20.000 y 30.000 objetos diarios en sus filtros de moderación.
¿Están moviendo ficha las webs? Aunque su respuesta no cumpla con las demandas de las cadenas, las plataformas han dado pasos ya para atajar el problema. Tanto Amazon como eBay o Facebook incluyen directrices sobre la venta de productos robados o falsificados y Amazon asegura dedicar un importante despliegue de personal y fondos a la prevención del fraude y abuso.
“Amazon no permite que los vendedores externos incluyan productos robados en nuestra tienda. Trabajamos en estrecha colaboración con las fuerzas del orden, minoristas y marcas para detener a los malos y responsabilizarlos, lo que incluye la retención de fondos, la cancelación de cuentas y la remisión a las fuerzas del orden”, reivindica el gigante del comercio online a Business Insider.
Verificación y políticas de empresa. La multinacional asegura a la CNBC que desde hace años aplica un programa que exige que “la gran mayoría” de los vendedores muestre alguna identificación y verifica su dirección, una medida que —como reconocen desde el propio sector— no suele suponer un obstáculo para quienes quieren burlar sus normas. La firma asegura de todos modos que tiene recursos para averiguar, por ejemplo, si una cuenta ha cambiado de manos.
Facebook Marketplace y eBay son claros también en sus políticas de uso. La primera anima a los usuarios a que, ante la sospecha de que un producto es robado, acudan a la policía de cada zona con pantallazos o mensajes. En cuanto a eBay el mensaje deja igualmente pocas dudas: “Si observas algún artículo robado, contacta inmediatamente con las autoridades competentes”.
También una cuestión de imagen. En juego no solo está el valor de la mercancía robada, sino la propia imagen de las plataformas y la confianza que transmiten. “Si la gente escucha historias sobre bienes robados que se venden en eBay, si reciben mercancías hurtadas y luego contacta con ellos la policía, ciertamente vamos a perder clientes”, reconoce la compañía. En su caso para evitarlo echa mano incluso de un programa (PROACT) que permite a los minoristas alertar de robos y sondea luego a la caza de productos que se correspondan con esa descripción en su web.
Imagen | Adrian Sulyok (Unsplash) y Claudio Schwarz (Unsplash)
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