Unos clientes quisieron comer en una terraza de Murcia. El dueño se negó: “No vamos a tener a un camarero trabajando a más de 40 grados”

  • Un restaurante cerró su terraza en plena ola de calor. Sus clientes no se lo tomaron bien

  • El hostelero solo cumplía la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que le obliga a proteger a sus empleados

Camarero atendiendo en una terraza
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Aunque este año el calor nos ha llegado con algo de retraso, las olas de calor ya comienzan a hacer de las suyas disparando el termómetro por encima de los 40º en buena parte de la península. Esta misma semana, la AEMET ha activado algunas alertas de nivel naranja por altas temperaturas para distintas zonas de la franja este de la península.

La exposición prolongada a altas temperaturas puede suponer un grave riesgo para la salud de grupos de riesgo como niños y personas mayores, enfermos crónicos o embarazadas. Sin embargo, pero también ponen en riesgo la salud de personas que, por el desarrollo de su profesión, deben permanecer al aire libre. Entre ellos, los camareros que atienden en las terrazas de los bares.

Terraza cerrada por cumplimiento de la ley. El propietario Restaurante Las Cumbres situado en el municipio murciano de Cabezo de Torres, decidió cerrar la terraza a mediodía, durante las horas de máxima insolación, para proteger a su personal de las altas temperaturas que la AEMET anunciaba para esos días. Pese a lo razonable de la decisión, el responsable del restaurante publicó en el perfil de X la respuesta que obtuvo de unos clientes que querían usar a toda costa.

Los clientes solicitaron por WhatsApp una reserva para la terraza, a lo que el responsable informó que, debido a las altas temperaturas, la terraza permanecía cerrada a mediodía, algo que pareció no importarles a los clientes que respondieron: “No nos importa que haga calor, la queremos fuera igualmente”.

Ante la insistencia de los clientes, el responsables les argumentó las razones: “No, no es por ustedes, es que no vamos a tener a un camarero trabajando a más de 40 grados en la calle” contaba en su mensaje.

Las respuestas a su mensaje. Con más de un millón de reproducciones, la respuesta del hostelero evidencia su respeto y el cuidado hacia sus empleados, pero el mensaje también pone de manifiesto el desconocimiento de la legislación laboral y la falta de empatía hacia quienes tienen que soportar las altas temperaturas por trabajar al aire libre, y las graves consecuencias para su salud que ello puede implicar.

Tanto fue el empeño de los clientes por usar la terraza, que finalmente no aparecieron. “Lo que nos importa de verdad es lo que piensen nuestros clientes y nuestros trabajadores, que son los que nos conocen y nos acompañan cada día. Tenemos a alguno de nuestros trabajadores casi 30 años con nosotros”, señala el hostelero en una de sus respuestas.

No, no es por ustedes, es que no vamos a tener a un camarero trabajando a más de 40 grados en la calle Toca sobre la imagen para abrir el mensaje original

Increpado por cumplir la ley. Más allá de la anécdota, el hostelero se limitó a cumplir lo que el Gobierno aprobó en el Real Decreto-ley 4/2023que matiza la anterior normativa del Real Decreto 486/1997 y sobre la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales para episodios de altas temperaturas.

En esta normativa, se recoge que es responsabilidad de la empresa adaptar la jornada laboral o la ubicación en la que se desarrolla el trabajo con el fin de proteger a los empleados de la exposición a las altas temperaturas de forma prolongada. El texto normativo hace especial mención a aquellos sectores que desarrollan su actividad al aire libre como la agricultura, la construcción, los buques de pesca, las industrias de extracción, el sector de limpieza y el sector hostelero.

En este caso, el empresario hostelero decidió restringir el uso de la terraza durante las horas centrales del día, para abrirla por la noche, reubicando temporalmente al personal que habitualmente se encarga de atender en el zona de terraza en el interior del local.

Está obligado a hacerlo. Más allá del sentido común y el respeto hacia sus empleados, el empresario hostelero estaba obligado a cumplir la normativa impuesta, bajo riesgo de sanción grave o muy grave por incumplimiento. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que el incumplimiento de sus medidas conlleva sanciones comprendidas entre los 2.451 euros hasta los 49.180 euros para las infracciones graves, y hasta los 983.736 euros para las infracciones muy graves.

Del mismo modo que el empresario decidió cerrar la terraza ante la alerta naranja por altas temperaturas de la AEMET, la legislación también obliga al restaurador a añadir climatización adicional para los puestos de trabajo en la cocina, por las altas temperaturas que se producen durante el verano en esas zonas. Algo que, según confirma en las respuesta a su mensaje, también ha cumplido.

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Imagen | Unsplash (Kate Townsend)

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