Casi todos sabemos que Apple es la empresa más grande del mundo y la responsable de uno de los productos tecnológico más deseados del planeta, el iPhone. Los logros de esta firma son, sin dudas, impresionantes, pero lo que muchos desconocen es que parte de su esencia tiene origen en NeXT, una empresa mucho más pequeña fundada a finales de la década de los ochenta por Steve Jobs.
El origen de NeXT fue producto de una serie de eventos, quizá inesperados, que sacudieron a Jobs. En 1980, Apple había pasado de ser una compañía que funcionaba en un garaje en Los Altos, California, a una verdadera tecnológica que estaba experimentando un espectacular crecimiento anual promedio del 533%. En ese momento, Apple empezó a buscar un nuevo presidente ejecutivo.
Un gran cambio en Apple
Por aquel entonces, Mike Markkula, que había sido el primer gran inversor de la empresa, ya no le agradaba la idea de ser el presidente de Apple. Jobs, pese a su fuerte temperamento, sabía que no estaba preparado para asumir el cargo, por lo que ambos empezaron a buscar un reemplazante fuera de la órbita de la empresa. Necesitaban a alguien que pudiera impulsar las ventas de productos, no a alguien tecnológico.
De esta forma, Jobs y Markkula recurrieron a Gerry Roche, un conocido cazatalentos empresarial. Roche no tardó en recomendar a John Sculley. Se trataba del presidente de PepsiCo y el responsable de la campaña “El desafío Pepsi” que había resultado en un auténtico éxito publicitario para hacer frente a su más acérrimo rival, Coca-Cola. Sin embargo, después de una serie de reuniones, Sculley todavía no estaba convencido de abandonar su empresa para pasarse al bando de Apple.
Había llegado un punto en el que Sculley estaba convencido en que podría ofrecerle consejos a Jobs sobre cómo dirigir la compañía desde un lugar externo, como amigo. Steve, no obstante, estaba acostumbrado a conseguir lo que quería y jugó una última carta para intentar persuadirlo. “¿Quieres pasarte el resto de tu vida vendiendo agua azucarada o quieres una oportunidad para cambiar el mundo?”, le dijo. Con ese movimiento no le dejó más remedio que aceptar la propuesta.
La caída de la compañía
Al principio, la relación entre Jobs y Sculley parecía ir de maravillas, pero con el paso del tiempo, la tensión y los desencuentros comenzaron a crecer entre ellos. A mediados de los ochenta, el antiguo ejecutivo de Pepsi no estaba conforme con la forma de liderar de Jobs y, con el apoyo del consejo de administración de la empresa, montó un plan para dejar al margen a la persona que había cofundado Apple hacía menos de una década.
Poco tiempo atrás, durante una reunión en Palo Alto organizada por el presidente de la Universidad de Stanford, Jobs había mantenido una charla con el Nobel de Bioquímica, Paul Berg. El científico le contó sobre los avances en el campo de la genética y el ADN recombinante. Jobs le había preguntado por qué no hacía las simulaciones por ordenador y Berg le había dicho que el tipo de máquinas necesarias para ese trabajo eran demasiado caras.
De acuerdo 'Steve Jobs', la biografía autorizada escrita por Walter Isaacson, el joven e intrépido emprendedor recordó aquella conversación. Anteriormente había intentado construir un ordenador tan potente que sería considerado una estación de trabajo y llevaría el nombre de Big Mac, pero el proyecto se había esfumado junto con su pérdida de poder dentro de Apple y la pérdida del título de jefe del grupo de Macintosh. Fue así que Jobs consideró la idea de fundar una nueva empresa de ordenadores.
El nacimiento de NeXT
Sin perder el tiempo, en septiembre de 1985, Jobs le comunicó al consejo de administración de Apple que fundaría su propia empresa, NeXT, y que se llevaría algunos empleados con él. Asimismo, les prometió que los productos de su nuevo proyecto no interferirían con los planes de la empresa de la manzana. Es decir, venderían estaciones de trabajo pensadas para el ámbito educativo y no para los consumidores en general.
Estos movimientos no salieron gratis. Poco tiempo después Jobs renunció a Apple, una compañía que le había quitado el poder que alguna vez tuvo. Y, por si eso fuera poco, la empresa de la manzana demandó a la recién nacida NeXT por “esquemas nefastos” para aprovechar la información privilegiada de los cofundadores. "Es difícil pensar que una empresa de 2.000 millones de dólares con más de 4.300 personas no pueda competir con seis personas en vaqueros”, expresó Jobs ante la demanda que terminó resolviéndose más adelante.
Jobs había invertido 12 millones de dólares de su propio dinero para fundar NeXT. Estaba tremendamente convencido del proyecto, tan convencido que implementó una filosofía diferente a la de Apple. Solo había dos salarios: todos aquellos que se habían sumado a la empresa antes de 1986 recibían 75.000 dólares anuales y todos los que se unieron después 50.000 dólares anuales. Así, algunos empleados recibían más dinero que algunos gerentes. Y, en realidad, no había empleados, sino “miembros” del equipo.
El primer producto de la nueva empresa de Jobs fue el NeXT Computer, una estación de trabajo presentada en 1988. Tenía una CPU Motorola 68030 capaz de alcanzar una velocidad de 25 MHz y se ofrecía de serie con 8 MB de RAM, aunque existía la posibilidad de ampliar este elemento hasta los 64 MB, que en aquellos años era una brutalidad. A nivel de almacenamiento, contaba con una unidad magnetoóptica de 256 MB y se podía adquirir opcionalmente una unidad de disco de 330 MB o 660 MB.
Curiosamente, no tenía una pantalla a color. El monitor, NeXT MegaPixel Display, era un panel CRT monocromático de 17 pulgadas. Lo más valioso del ordenador era su sistema. Este montaba un SO llamado NeXTSTEP que tenía capacidad multitarea y estaba basado en el kernel de Mach y el BSD derivado de UNIX. Algo llamativo era su precio: 6.500 dólares, unos 16.300 dólares actuales, gasto que solo se podían justiciar entidades grandes.
Las ventas fueron más bien modestas, por lo que, en 1989, Jobs llegó a un acuerdo con Businessland, que hasta ese entonces había sido distribuidor de Compaq, par que vendiera los ordenadores NeXT en mercados internacionales. En 1990 llegó la segunda generación de estaciones de trabajo. Una se llamaba NeXT Cube y la otra NeXT Station. Estos ordenadores introducían mejoras como una pantalla a color, procesadores que superaban los 30 MHz, unidades de CD-ROM y la posibilidad de ampliar la memoria RAM hasta 128 MB.
Cambio en el modelo de negocio y compra por parte de Apple
Pese a los esfuerzos de NeXT por aumentar las ventas, estas seguían estando por debajo de lo esperado. En un movimiento inesperado, Jobs decidió alejarse del negocio del hardware y centrarse exclusivamente en el software, permitiendo incluso que otros fabricantes pudieran instalar el sistema operativo avanzado NeXTSTEP. Uno de ellos, precisamente, fue Canon, que invirtió 100 millones de dólares en la compañía con la condición de instalar el SO en sus propias estaciones de trabajo.
En este movimiento, NeXT Computer pasó a llamarse NeXT Software y despidió más de la mitad de su plantilla. La compañía se centró en desarrollar OpenStep Entreprise API orientada a objetos y el servidor de aplicaciones WebObjects. Mientras que el primero ofrecía un entorno similar al SO NeXTSTEP para otros sistemas, incluido Windows, el segundo permitía ejecutar aplicaciones web en todo tipo de ordenadores.
Como señala Isaacson, Apple no estaba pasando por su mejor momento y Jobs todavía tenía la esperanza de regresar a la empresa que cofundó, pero de manera digna. Durante unas vacaciones en Hawaii, su amigo y consejero delegado de Oracle, Larry Ellison, le propuso la idea de ayudarlo a reunir 3.000 millones de dólares en financiación para comprar Apple. “Compraré Apple, tú conseguirás el 25 % de la compañía de inmediato al convertirte en su consejero delegado, y podremos devolverle su gloria de tiempos pasados”, le dijo para intentar convencerlo.
Jobs, sin embargo, decidió dejar pasar esa oferta alegando que no era la clase de persona que presentaba una opa hostil —movimiento que, recordemos, sí estuvo dispuesto a hacer Elon Musk para comprar Twitter—. La cuota de mercado de Apple había caída hasta el 4% del 16% que gozaba a finales de la década de los ochenta y Gil Amelio, un ingeniero de investigación de la empresa, se había convertido en su consejero delegado.
Apple tenía un gran problema con el sistema operativo de sus ordenadores: había envejecido rápidamente. Ante este panorama, la compañía empezó a considerar varias opciones. Un proyecto en marcha llamado Copland (BeOS), aunque avanzado, parecía no ser la solución a lo que buscaba la compañía de Cupertino, ya que no estaría listo para el lanzamiento de su próxima generación de productos. Necesitaba un SO con protección de memoria, comunicaciones de red y una capa de aplicación orientada a objetos con urgencia.
La empresa consideró usar el sistema operativo Solaris de Sun e incluso Windows NT de Microsoft. Bill Gates se había entusiasmado con la idea y empezó a negociar personalmente con Amelio como sugirió el propio cofundador de Microsoft en una entrevista de All Things Digital en 2007. La mejor posibilidad estaba en alcanzar un acuerdo con NeXT para utilizar su sistema operativo, pero Amelio había discutido hace tiempo atrás con Steve y no tenía el valor de llamarlo.
Pese al mal desenlace del pasado, Apple empezaba a recibir señales de que NeXT estaría dispuesta a llegar a un acuerdo. Las negociaciones empezaron por los mandos medios y avanzaron hasta un momento en el que Jobs volvió a Cupertino después de once años. Finalmente, Apple compró NeXT en 1997 por 429 millones de dólares y 1,5 millones de acciones en un acuerdo que contemplaba que parte del sistema operativo de NeXT se utilizaría para desarrollar una nueva versión de Mac OS llamada Mac OS X.
Como parte del trato, Jobs volvió a Apple. Primero como consultor externo, después como director ejecutivo interino y, en 2000, como director ejecutivo permanente. En este cargo permaneció hasta su renuncia el 24 de agosto de 2011, tiempo antes de su muerte el 5 de octubre de ese mismo año. Durante se tiempo, Jobs impulsó algunos de los cambios más dramáticos en la empresa, como reordenar su línea de productos y apostar por el desarrollo de la nueva versión del SO.
NeXT, en cierto modo, podría ser considerado como un fracaso. En total vendió 50.000 estaciones de trabajo, pero su esencia, incluido su talento, fueron los elementos que ayudaron a salvar a Apple. La tecnología de NeXTSTEP se convirtió en el núcleo de Mac OS X, incluso algunos elementos de la interfaz gráfica también nacieron en este SO, como el Dock, el menú servicios y la vista “Columna” del Finder.
Pero antes de todo esto, cuando NeXT todavía no había sido comprada por Apple, Tim Berners-Lee, conocido como “el padre de la World Wide Web”, utilizó una estación de trabajo NeXT para desarrollar el primer navegador y servidor web. id Software utilizó estas máquinas para desarrollar la icónica serie de videojuegos ‘Doom’. Muchas máquinas también se convirtieron en estaciones de trabajo de la CIA y de la NRO (Oficina Nacional de Reconocimiento).
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Imágenes: Wikimedia Commons | Paul Rand (NeXT) | Bernard Gotfryd Marcin Wichary
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