Steve Ballmer sustituyó a Bill Gates al frente de Microsoft. Su etapa no fue la más brillante de la compañía
Steve Ballmer se incorporó a Microsoft en 1980, cuando la compañía ya estaba considerada como una de las más prometedoras de la industria tecnológica, pero llegó tarde a algunos de los momentos más icónicos de la historia de la compañía como la famosa foto de los once primeros empleados de Microsoft.
Ballmer ha terminado ocupando el décimo puesto en la lista de personas más ricas del mundo con una fortuna estimada de 80.700 millones de dólares gracias al rentable acuerdo que hizo con Bill Gates. Una considerable fortuna teniendo en cuenta que no fue parte del equipo fundador de la compañía.
El carismático millonario vivía a solo unas puertas de distancia de Bill Gates en la residencia de Harvard, donde ambos estudiaban, aunque Bill Gates abandonó sus estudios antes de graduarse. Pocos años más tarde, el propio Gates llamaría a su puerta para que se uniera al equipo encargado de desarrollar Windows como gerente de marketing de Microsoft.
Su carácter enérgico le llevó a subirse a, literalmente, sudar la camisa en las presentaciones de las distintas versiones de Windows, dejándonos algunas de las imágenes más rocambolescas de aquellos años, en los que un Ballmer entregado jaleaba a la comunidad de desarrolladores de Microsoft o incitaba a bailar al propio Gates. Documentos gráficos que deben pasar a la posteridad, sin duda alguna.
Steve Ballmer y la Microsoft errante
En 2008, Steve Ballmer tomó el relevo de un Bill Gates asediado por las acusaciones de monopolio, convirtiéndose en CEO de Microsoft. Su periodo al mando de la compañía fundada por Paul Allen y Bill Gates no podemos describirlo como el más acertado en cuanto a las decisiones que se tomaron en Microsoft.
Proyectos desastrosos como Windows Vista, el lanzamiento de Zune como respuesta a un iPod que ya nació como un proyecto desfasado. Apple tenía previsto integrar toda la tecnología de su iPod en el próximo iPhone, por lo que los reproductores de música iban a dejar de tener sentido en pocos años.
Ballmer tampoco estuvo demasiado acertado en su falta de visión ante la revolución que suponía la llegada de la telefonía móvil y los smartphones, a los que Microsoft volvió a llegar tarde y con el pie cambiado.
Tras el lanzamiento del iPhone, Steve Ballmer se mofó del nuevo dispositivo. “Por 500 dólares y subvencionado, me parece el teléfono más caro del mundo. No es un dispositivo muy apetecible para clientes corporativos porque no tiene teclado físico, por lo que no es un buen dispositivo para el correo electrónico. No se venderá mucho”, dijo en una entrevista. Al menos en la parte del precio no se equivocó.
De hecho, en un intento por reengancharse a un tren de la telefonía que cada vez estaba más perdido para Microsoft, Ballmer se empecinó en comprar la división de móviles de Nokia ante el desacuerdo de Bill Gates y el actual CEO Satya Nadella. Tampoco salió bien y la compañía terminó por abandonar su división de móviles Lumia.
No obstante, la época de Ballmer al frente de Microsoft también tuvo algunos éxitos. Destaca el desarrollo de la plataforma de juegos Xbox (pese a las reticencias iniciales de Bill Gates y Steve Ballmer) y el golpe de timón para corregir el desastre de Windows Vista. Bajo el mandato de Ballmer, Microsoft comenzó a tejer los primeros mimbres de lo que hoy es su mayor activo tecnológico: el negocio de la nube.
La aventura de Steve Ballmer al frente de Microsoft duró hasta 2014, cuando Satya Nadella le dio el relevo. Ese mismo año salió de la compañía para dedicarse a su otra gran pasión: el baloncesto.
A su salida, Steve Ballmer ya contaba con algo más del 8% de las acciones de Microsoft, lo que le permitió pagar 2.000 millones de dólares para hacerse con el control de Los Ángeles Clippers e impulsarlos en su participación en la NBA.
En la actualidad, Steve Ballmer está considerado como uno de los empresarios deportivos más influyentes y se encuentra inmerso en la construcción del Intuit Dome, el nuevo estadio para su equipo, lo que ha hecho que su fortuna baje considerablemente de los 91.400 millones que se estimaban en 2022, a los 80.700 millones de dólares que atesora en la actualidad.
No obstante, esa fuerte inversión compensa a un Ballmer que vive cada partido de su equipo con la misma pasión e intensidad que demostraba en las presentaciones de Microsoft.
Steve Ballmer comparte el espíritu filantrópico de Bill Gates. En 2022, él y su esposa Connie donaron 425 millones de dólares para crear una institución dedicada a la salud mental y conductual de los niños del estado de Oregón, y ha invertido más de 2.000 millones de dólares en donaciones centradas en la movilidad económica.
Imagen | Flickr (Long Zheng, Dan Farber)
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