El mercado de los semiconductores está que arde. Estados Unidos no escatima el más mínimo esfuerzo a la hora de buscar aliados que se sumen a su cruzada contra la industria de los chips china. Hace apenas cinco días el Gobierno de Países Bajos aprobó nuevas sanciones que persiguen boicotear a las empresas chinas impidiéndoles, entre otras cosas, comprar equipos litográficos de ultravioleta profundo (UVP), que son las segundas máquinas más sofisticadas de ASML.
Esta compañía neerlandesa diseña y fabrica los equipos de fotolitografía más avanzados que existen, los de ultravioleta extremo (UVE). Nunca se los ha vendido a los fabricantes de circuitos integrados chinos, pero en adelante tampoco les venderá sus máquinas UVP. Esta medida es un auténtico torpedo a la línea de flotación de la industria de los semiconductores china, pero la alianza occidental liderada por Estados Unidos no se ha relajado lo más mínimo después de dar este paso hacia delante.
El objetivo de la Administración que encabeza Joe Biden es cercenar el desarrollo militar de China poniendo contra las cuerdas a sus fabricantes de chips, pero no todos los actores relevantes de esta industria están en Occidente. Hay dos en particular que tienen mucho que decir, y, precisamente, son vecinos de China: Japón y Corea del Sur. Estos dos países orbitan en torno a Estados Unidos desde un punto de vista comercial y geoestratégico, por lo que era una cuestión de tiempo que se dejasen seducir y se alineasen con la facción occidental. Acaba de suceder.
Objetivo: marginar a China hasta asfixiar su industria de los circuitos integrados
En realidad Japón siempre ha estado frente a China y al lado de Estados Unidos. Si hay dos países que pueden torpedear a cualquier fabricante de circuitos integrados impidiéndole el acceso a sus tecnologías más allá de Países Bajos y EEUU son Alemania y Japón. El primero de ellos proporciona a ASML, entre otros componentes fundamentales, las ópticas de ZEISS que requieren sus equipos litográficos más sofisticados. Y Japón controla algunas de las compañías que venden máquinas de litografía a las empresas chinas. La más importante de todas ellas es Tokyo Electron.
De hecho, suyos son los dispositivos que se encargan de recubrir las obleas con fotorresina en la mayor parte de las plantas de semiconductores más avanzadas del planeta. Curiosamente pudimos verlos en acción hace apenas seis meses durante nuestra visita a la fábrica que tiene Intel en Kiryat Gat (Israel). El importante rol de Japón en la industria global de los semiconductores está fuera de toda duda, pero ¿cuál es el papel de Corea del Sur?
Samsung, que, como todos sabemos, es una compañía surcoreana, compite con Intel para afianzarse como el segundo mayor fabricante de chips solo por detrás de TSMC, pero no hay una relación directa entre el éxito de esta compañía y la capacidad de fabricación de semiconductores de las empresas chinas. El papel de Corea del Sur en este conflicto va por otros derroteros. Lo que persigue al alinearse con Estados Unidos y Japón es, según Park Ki-soon, que es un analista surcoreano experto en economía, aislar a China de la cadena global de los semiconductores.
Yoon Suk-yeol, que es el presidente de Corea del Sur, está a punto de reunirse con el Gobierno japonés para fortalecer su relación comercial, y, según Park Ki-soon, "aislar a China para conseguir que la cadena de suministro de semiconductores sea más estable". Lo que pretende el presidente surcoreano es, en definitiva, tener la oportunidad de comprar a Japón las materias primas, los componentes y los equipos litográficos que necesitan sus fabricantes de circuitos integrados para que su industria se emancipe de China.
Sin embargo, esta rotura de sus lazos con el país que dirige Xi Jinping no le va a salir gratis a Corea del Sur, si es que finalmente llegase a producirse. Actualmente el 20% de todo lo que exporta este país son chips, y el 60% de estos semiconductores se lo compra, precisamente, China. La dependencia que tiene Corea del Sur de su vecino desde un punto de vista económico es monumental, por lo que no está claro que su afiliación le vaya a salir a pedir de boca. En lo que se refiere a los chips Corea del Sur, Japón y Taiwán están en el mismo bando. El de Estados Unidos. La pelota ahora está en el tejado de China.
Imagen de portada: ASML
En Xataka: Una industria en manos de TSMC y las fábricas asiáticas: el mapa de la producción mundial de chips
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