Casco calado hasta las orejas, gafas y peto amarillo chillón sobre una chaqueta polar con el logo de Tesla. Si es día de celebración y toca posar ante las cámaras para, pongamos, festejar un nuevo hito de producción en la gigafactoría de Texas, quizás cambie el casco por una sobria gorra promocional con una enorme “T” blanca estampada. Eso, sí, solo para posar en un discreto segundo plano, lo suficientemente lejos del objetivo como para que hasta a su madre le cueste reconocerlo.
Si te paras a observarlo el tiempo suficiente tal vez aprecies incluso que anda con la espalda agarrotada tras una noche de sueño precario en el sofá de su despacho, en la propia factoría. Y, por supuesto, ni asomo de corbatas, pajaritas o americanas caras. Solo la chaqueta polar corporativa.
Visto a lo lejos, paseándose de brazos cruzados entre la marabunta de máquinas y operarios que dan vida a la cadena de montaje de la gigafactoría de Tesla en Texas, Tom Zhu parece un encargado más de la planta. Quizás el responsable del montaje de los parabrisas. O de supervisar la calidad de algún otro de los componentes que dan forma a los vehículos eléctricos de Elon Musk.
Desde luego cualquier cosa menos el rol que —según apuntan medios del alcance de Bloomberg, Reuters, Business Insider o la cadena CNBC— realmente ocupa: el segundo ejecutivo más poderoso de Tesla, uno de los pesos pesados y al alza de la multinacional. Tan pesado y tan al alza, de hecho, que solo tendría que rendir cuentas ante el propio Musk. Y los accionistas, claro.
Y eso en un contexto complicado para Tesla tras no alcanzar sus previsiones de ventas, con sus acciones a la baja e inversores muy influyentes pidiendo la cabeza de un Musk que acaba de sumar a sus múltiples preocupaciones una tan escabrosa como el futuro de Twitter, no es poca cosa.
Ética espartana
La importancia que ha cobrado Zhu a lo largo de las últimas semanas ha abierto debates y señalado aspectos interesantes en la dinámica de Tesla. Entre ellos, lo poco conocido que resultaba fuera de la corporación el propio Zhu, un directivo de ética espartana que ha medrado a velocidad de Model Y durante los últimos años hasta escalar, de forma discreta, a lo más alto de la empresa.
Quizás uno de los detalles más elocuentes y que más dicen de Zhu es que conocemos mejor su filosofía y estilo como directivo que su propia biografía, tanto la personal como la profesional.
No es mucho lo que ha trascendido de su crónica íntima. Sabemos que su nombre completo es Zhu Xiaotong. Sabemos que nació en China hace 45 años y tiene, se comenta, pasaporte neozelandés. Sabemos que estudio en la Universidad Tecnológica de Auckland y finalizó un programa de MBA en la Escuela de Negocios de Fuqua, en la Universidad de Duke. Y ya. Poco más.
A Tesla se incorporó hace alrededor de una década, a principios de 2014, con la encomienda de ayudar en la puesta en marcha de la red Supercharger. Antes de eso había ejercido como gerente en un proyecto empresarial bien distinto, un negocio creado por sus compañeros de la Universidad de Duke para asesorar a empresarios chinos embarcados en proyectos de infraestructuras en África.
En la multinacional de Elon Musk encontró tierra abonada en la que echar raíces. Y crecer con fuerza. Su empuje dentro de la corporación —precisa Bloomberg— fue tan meteórico que hacía presagiar ya una proyección ascendente. Al final de su primer año en la firma se convirtió en gerente de operaciones en China. Y gracias en parte a su control, la factoría de Shanghái, la primera de Tesla fuera de EEUU, logró revelarse como una de las piedras angulares de la multinacional.
Giga Texas hits 3k Model Y builds/week.
— Tesla (@Tesla) December 15, 2022
Congrats, Tesla team! 🤘 pic.twitter.com/uhG03gFyba
Para 2019 la planta estaba en marcha y Zhu ascendía a los niveles más altos en el organigrama de la compañía en el gigante asiático. En julio de 2022 trascendía que se había convertido en el hombre fuerte encargado de supervisar la marcha del negocio en Asia y Pacífico y no mucho después, hace un mes escaso, llegaba el enésimo capítulo en esa carretera acelerada con la filtración de que Musk había apostado por él para ayudar en la gestión de la nueva gigafactoría de Texas. Por las mismas fechas circuló el rumor de que se perfilaría como su relevo en el cargo de director ejecutivo.
¿Cuál es su rol real a día de hoy?
Bloomberg lo da por “el nº2 de Tesla” y desliza que se estaría encargando de supervisar la producción, ventas y servicio automotriz a nivel mundial. Hace días Reuters ya aseguraba, tras haber visto documentación interna de la compañía, que Zhu controla las operaciones de ventas en América del Norte y Europa, responsabilidad que no le habría hecho perder su peso en Asia.
“El movimiento convierte a Zhu en el ejecutivo de más alto perfil en Tesla después del presidente ejecutivo Elon Musk, con supervisión directa de las entregas en todos sus principales mercados y operaciones de sus centros de producción clave”, sentenciaba la agencia de noticias. Para completar el cuadro, Electreck resaltaba su aumento de peso en el mercado de América del Norte.
Hasta ahí qué se sabe, qué hace y qué apunta Zhu.
La otra gran pregunta es cómo dirige Zhu.
En la estela de Musk
La respuesta más sencilla es como un directivo espartano, un ejecutivo discreto al que las crónicas pintan como un hombre de hábitos benedictinos y una filosofía empresarial que probablemente haga asentir con gusto al mismísimo Musk. Paralelismos entre ambos hay, desde luego.
El mejor ejemplo lo dejó la pandemia. Durante los cierres decretados por las autoridades para controlar el COVID-19, Zhu durmió en la gigafactoría de Tesla de Shanghái junto a otros empleados. Todo para garantizar que la fábrica siguiese al pie del cañón. A lo largo de los dos meses en los que Tesla optó por un sistema de producción de circuito cerrado, un modulo de burbuja diseñado para reducir los riesgos de contagio, Zhu —señala Bloomberg— optó por permanecer en la planta.
Su filosofía espartana está en sintonía con el nivel de entrega del que le gusta presumir al propio Musk, quien ha llegado a asegurar que durante tres años vivió básicamente en sus fábricas de Tesla de Nevada y Fremont y no ha escatimado elogios al valorar la ética laboral de la que hacen gala los chinos. “No solo quemarán el aceite de la medianoche. Estarán quemando el aceite de las 3 de la madrugada”, destacaba el año pasado, durante una entrevista con Financial Times.
Algunas crónicas van más allá y aseguran que, al menos cuando estaba en China, Zhu arrancaba sus jornadas a las seis de la madrugada para coincidir con sus colegas de Norteamérica, no era raro verlo viajar a la factoría a bordo de un automóvil compartido con otros empleados y llegó a residir en un apartamento de alquiler de dos habitaciones, subsidiado por el Gobierno, situado a escasos 10 minutos en coche de la fábrica y que costaba alrededor de 300 dólares al mes.
¿Más para completar el retrato? Quienes lo conocen lo califican como pragmático y receptivo, un directivo que se define a sí mismo como “tenaz”, que no ha tenido remilgos a la hora de remangarse para achicar agua con calderos durante una tormenta que amenazaba con dañar la fábrica de Shanghái y que responde los emails con rapidez. Incluso los que llegan a horas intempestivas.
Hay características en las que Zhu está sin embargo en las antípodas de Musk.
No parece que sea muy dado a los escenarios o las primeras planas. A mediados de diciembre, para celebrar un hito en la producción del Model Y en la nueva gigafactoría de Texas, Tesla decidió reunir a su equipo de la planta, sacar una foto de grupo y compartirla en Twitter. ¿Dónde estaba Tom Zhu? En una posición discreta, a la izquierda del grupo, y con un atuendo más propio de un encargado de sección que de un ejecutivo de primerísimo nivel al que ya se señala como “nº 2” de la empresa.
Su carrera genera expectación y un buen número de lecturas en clave interna, especialmente con los inversores pidiendo más transparencia en el organigrama. "Es un gran reconocimiento por parte de Musk de que necesita ayuda", interpretaba hace poco Matthias Schmidt, analista del sector de la automoción, en las páginas de The New York Times. El tiempo dirá hacia dónde apuntan los pasos y cómo de importante será el rol de Zhu, la estrella ascendente y discreta de Tesla.
Imagen de portada: Xinhua (YouTube)
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