El proceso para cambiar un mal hábito puede durar entre 18 y 254 días
Monitorizar la evolución del cambio refuerza el compromiso
Consultar constantemente el móvil, posponer la alarma diez veces antes de levantarte o procrastinar hasta el último momento ese informe que tienes que entregar al día siguiente son algunos de los hábitos que, lejos de aportarte algún beneficio, matan tu productividad.
Tal vez uno de tus propósitos de Año Nuevo sea deshacerte para siempre de esos malos hábitos y, porqué no, adoptar algunos hábitos saludables. La evidencia científicarevela que puedes deshacerte de un mal hábito en un tiempo relativamente corto y cambiar tu comportamiento para no recaer en él.
Romper con un mal hábito: visualiza tu libertad. Un mal hábito es como una condena de la que no puedes escapar. Si se trata de procrastinar hasta el último minuto, te obliga a trabajar estresado hasta el último momento, en lugar de hacerlo con tiempo suficiente. Karen Ingersoll es profesora de psiquiatría y ciencias neuroconductuales en la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia y tiene algunos consejos para librarte de ellos sin grandes dramas.
La profesora afirma que uno de los errores más comunes es querer hacerlo de golpe. “Piensan que, si hacen algo de forma intensiva, cambiarán su hábito. Esto a menudo resulta contraproducente: van demasiado rápido, lo que es una receta para agotarse y darse por vencido antes de conseguirlo”. Según la Real Academia Española, la definición de hábito es: Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas.
Por lo tanto, querer cambiar de la noche a la mañana algo que haces por instinto no parece la mejor de las ideas. La propuesta de la doctora en ciencias neuroconductuales es visualizarse libre de él. Imaginar cómo te cambiaría la vida sin ese hábito y cómo quieres sentirte una vez lo hayas abandonado. Según un estudio publicado en ScienceDirect, la programación neurolingüística que proyectas sobre ti mismo hace que se incrementen las opciones de éxito.
Identifica los puntos débiles. Todo hábito tiene su punto débil. Encontrarlos y encontrar alternativas para evitarlos te ayuda a acercarte a tu objetivo. Por ejemplo, es habitual asociar el fumar a ese instante después de las comidas o cuando te reúnes con amigos. Ser consciente de esos momentos críticos y realizar pequeños cambios sobre ellos hará que tu comportamiento cambie.
Los estudios sobre el tabaquismo, uno de los malos hábitos más habituales que no solo va contra tu salud, sino que también contra tu economía, sugieren que el efecto inicial sobre estos detonadores del mal hábito es muy potente. Los datos indican que la tentación es muy grande al principio, pero tras un breve tiempo se diluye y gracias a los cambios aplicados se rompe la dependencia psicológica del mal hábito.
Usa la tecnología y no te fíes ni de tu sombra. La percepción de los actos propios tiende a distorsionarse. Una buena prueba de ello es intentar adivinar durante cuánto tiempo has usado el móvil hoy. Ahora ve a las opciones de Bienestar digital o Tiempo de uso de tu smartphone y comprueba cómo tu percepción sobre el tiempo de uso tiende a quedarse corta.
La ciencia nos dice que, del mismo modo que un smartwatch sirve para monitorizar la evolución de tu forma física cuando comienzas a hacer ejercicio, usar una app de control de los hábitos te ayudará a ver tu evolución real basándose en datos, no en tu percepción. Nuestros compañeros de Xataka Android te recomiendan algunas apps para hacer el seguimiento.
Si no te convence ninguna, usa un cuaderno o un calendario y apunta tus logros en él. Necesitas visualizarlo para tener constancia de que cada vez estás más cerca del ‘Yo futuro’ que visualizaste y reforzará tu compromiso con el objetivo al ver la evolución.
Librarte del mal hábito es una carrera de fondo, no un sprint. Cambiar un mal hábito es, de alguna forma, moldear tu cerebro, por lo que no se consigue sin fuerza de voluntad y compromiso. Las investigaciones indican que cambiar un mal hábito puede durar entre 18 y 254 días, aunque la media son 66 días.
Si bien es cierto que ganar cada batalla es importante, no conviene bajar la guardia a la primera de cambio. El riesgo de que el hábito vuelva de forma instintiva es muy alto. Si sucede, tampoco es el fin del mundo. No tendrás que empezar el proceso desde el principio.
Se ha demostrado que el cerebro aprende y en el segundo intento te costará algo menos volver a la senda correcta y volver a evitar el habito tomando conciencia de que ha vuelto.
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Imagen | Pexels (Andrea Piacquadio)
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