El teletrabajo está en franco retroceso en todo el mundo, y muchos profesionales se están teniendo que enfrentar en los últimos meses a una dura elección: verse obligados a volver a la oficina, como les imponen sus jefes, o renunciar a sus trabajos en busca de un empleo que les permite desempeñar sus labores en remoto. En Estados Unidos, sin embargo, un número importante de profesionales han optado por una tercera vía: declararse en rebeldía y seguir trabajando desde casa, desobedeciendo las órdenes de sus superiores. Y a muchos le está saliendo bien.
¿Cómo? Según un estudio sobre el trabajo en remoto en Estados Unidos realizado por WFH Research, que recoge Business Insider, en las empresas que han teletrabajado durante la pandemia y ahora exigen la vuelta a la oficina los cinco días a la semana el 51% de los empleados han incumplido la orden. Y en aquellas compañías que sólo requieren la presencialidad una parte de la semana, el 19% de los profesionales asisten menos de lo que deberían hacerlo.
Esto, que en circunstancias normales sería motivo, como mínimo, de sanción disciplinaria, y podría acabar hasta en despidos, no está teniendo apenas consecuencias. Porque las circunstancias no son normales: una cosa es despedir o sancionar a uno o dos empleados, pero cuando la mitad de la plantilla se ha rebelado por el teletrabajo, la cosa se complica. De hecho, ese mismo estudio señala que sólo el 12% de los encuestados asegura que su empresa haya echado a alguien por negarse a ir a la oficina.
Se arriesgan a perder talento. Por lo tanto, ante la cantidad de trabajadores que se niegan a volver a la oficina, a las empresas no les está quedando más remedio que consentir esa rebeldía mientras tratan de llegar a soluciones de consenso. Pero esa permisividad no tiene sólo que ver con el gran número de empleados al que afectarían las sanciones o los despidos por indisciplina, también influye de manera crucial la escasez de talento, sobre todo en determinados sectores como el tecnológico.
Y es que, a pesar de que en los últimos meses varias importantes empresas han abordado despidos, y muchas otras han congelado las contrataciones que no sean imprescindibles, lo cierto es que el mercado laboral estadounidense sigue siendo bastante competitivo y el fenómeno de la Gran Renuncia no da signos de agotamiento. De hecho, en junio de este año, último mes del que se tienen datos, las cifras de dimisiones se mantuvieron en la media de meses anteriores: 4,2 millones, según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos.
Y en una encuesta realizada por la consultora McKinsey y publicada el pasado mes de julio, el 40% de los trabajadores preguntados seguía asegurando que estaban pensando en dejar sus trabajos.
España. En España, que sepamos, no se ha dado esta situación por el momento. En nuestro país es mucho más complicado porque la ley que regula el teletrabajo da mayores garantías tanto a trabajadores como empresarios. Si empresa y empleados han firmado un acuerdo para trabajar en remoto sin fecha límite, la compañía no puede exigirle al profesional que vuelva a la oficina, como máximo puede negociar con él una revisión de ese acuerdo.
Pero esta ley sólo protege a los trabajadores que hayan firmado un acuerdo de estas características, y los datos reflejan que son muy pocos. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), el porcentaje de empleados que ha teletrabajado más de la mitad de la semana en el segundo trimestre de 2022 ha caído casi a niveles premandemia: sólo un 6,9% del total de profesionales de nuestro país. En 2019 ese porcentaje era de 4,8%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El germen de una rebelión. Esa cifra evidencia que el teletrabajo en nuestro país está en franco retroceso, pues el porcentaje de empleados que se acoge a él más de la mitad de la semana no ha parado de descender desde que alcanzase el pico histórico del 16,2% durante el segundo trimestre de 2020. Una circunstancia que está molestando a muchos trabajadores que consideran que pueden realizar sus tareas perfectamente desde casa, como han hecho en algunos periodos durante los dos últimos años.
De hecho, una encuesta de LinkedIn publicada a finales de abril reflejaba ese malestar y recogía que el 21% de los españoles ya había dejado sus trabajos por la falta de flexibilidad laboral de sus empresas, y el 28% señalaba que estaba pensando en hacerlo por el mismo motivo.
Esa falta de flexibilidad, que tiene mucho que ver con la opción de poder teletrabajar, también es el primer motivo que empuja a los profesionales de nuestro país a dimitir en la actualidad, según LinkedIn, por delante de otros aspectos que tradicionalmente han tenido más peso, tales como la negativa a subidas de sueldo, el ambiente de trabajo tóxico, la mala relación con el jefe o la falta de motivación con el puesto.
Imagen | Vlada Karpovich
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