Joe Kiani, el fundador de Masimo, parece dispuesto a llevar el pleito hasta el final
El ejecutivo quiere que Apple pague por la tecnología de Masimo, pero también busca algo más
“La gente me decía que estaba loco”. Con estas palabras recuerda Joe Kiani en una entrevista con The Wall Street Journal la reacción de cercanos y extraños ante la noticia de que su compañía acababa de demandar a Apple. Masimo, un fabricante de equipos médicos con una capitalización de mercado bastante inferior a los 10.000 millones de dólares, había decidido enfrentare al imperio de la corporación más valiosa e influyente del mundo.
El pleito judicial entre Apple y Masimo comenzó en 2020. Esta última acusó a la firma de Cupertino de robar secretos comerciales, contratar varios de sus exempleados y emplear indebidamente algunas de sus tecnologías. Dentro de la demanda se mencionaban una decena de patentes, entre ellas las que alcanzan los métodos de medir los niveles de oxígeno en sangre y monitorizar la frecuencia cardíaca utilizando luces combinadas en la muñeca.
Una batalla que lleva años (y que puede tardar mucho tiempo en llegar a su fin)
Como mencionamos en un artículo anterior, el fabricante del Apple Watch había contratado tiempo atrás a Marcelo Lamego, quien se había desempeñado como CTO de Masimo. Este hombre es mencionado en los documentos judiciales como una de las vías utilizadas por Apple para recibir información confidencial. Según el demandante, Lamego tenía “acceso sin restricciones” a información técnica confidencial de sus desarrollos tecnológicos.
Pese a la aparente contundencia de los argumentos de Masimo, siguiendo las dinámicas de la justicia estadounidense, el caso no obtuvo un veredicto unánime por parte del jurado, lo que llevó al juez a declarar nulo el caso. Como consecuencia, Masimo perdió la posibilidad de que recibir 1.800 millones de dólares en compensación por el supuesto robo de secretos comerciales, una suma reducida en relación a los 3.100 solicitados inicialmente.
En este punto de la historia, Masimo ya había invertido millones de dólares en la batalla judicial y había abierto otro frente en la Comisión de Comercio Internacional (ITC) por su tecnología de medición de oxígeno en sangre. La esperanza se centraba en que esta autoridad estadounidense consiguiera vetar la importación y venta del Apple Watch en todo el territorio nacional.
Mientras tanto, Apple se defendía en los tribunales. No solo negaba las acusaciones de Masimo, sino que acusaba a la compañía de copiar su tecnología y demandarle para favorecer su propio reloj. En octubre de 2022, la firma dirigida por Tim Cook contrademandó a Masimo poco después de que el fabricante de dispositivos médicos lanzara al mercado su primer reloj inteligente, el W1.
El escenario en ese momento no parecía demasiado esperanzador para Masimo, pero la firma fundada y dirigida por Kiani ya había ganado otras peleas judiciales. En 2006, después de siete años de pleito, prevaleció ante Nellcor en una disputa por infracción de patentes. Una década más tarde, en 2016, obtuvo otra victoria ante Royal Philips.
Pero las cosas cambiaron en octubre de este año, cuando la ITC falló a favor de Masimo. La agencia estadounidense llegó a la conclusión de que Apple infringió patentes relacionadas a la medición de oxígeno en sangre y ordenó la prohibición de la importación de los Apple Watch Series 9 y Apple Watch Ultra 2, algo que también impactó en sus ventas.
Los vientos a favor de Masimo no duraron demasiado. Apple no tardó en apelar la decisión de la ITC y un tribunal concedió una moción de emergencia para dejar la medida sin efecto. Si bien Apple no consiguió vender sus relojes estrella en parte de la campaña navideña, después pudo reanudar las ventas de los mismos, al menos de manera temporal.
Ahora es difícil predecir cuál será el desenlace de la batalla judicial, pero Kiani se muestra convencido de llevar esta historia hasta el final, incluso si esto significa perjudicar económicamente a la empresa. Masimo lleva gastados casi 100 millones de dólares en su lucha contra el gigante tecnológico, pero tiene la esperanza de que las cosas cambien a su favor.
El ejecutivo señala que busca llegar a un acuerdo en el que Apple pague por la tecnología de Masimo (presumiblemente bajo un esquema de licencias) y cambie la forma en la que esta se relaciona con empresas más pequeñas. “Nadie se enfrenta a ellos”, asegura, añade que si puede hacer que cambien aquello tendrá un impacto positivo en el mundo.
Imágenes: Apple | Masimo
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