Intel ha perdido muchas oportunidades clave en móvil, ordenador, saltos litográficos...
Con Pat Gelsinger al mando se ha revitalizado, pero sigue lejos de sus rivales
AMD, NVIDIA o TSMC le han adelantado por la derecha en varios aspectos
Los últimos resultados trimestrales de NVIDIA han consolidado la que ya era una tendencia clara: la empresa está como un cañón, multiplicando ingresos y beneficios, gracias a las ventas de sus chips especializados en IA. Su competencia es escasa y el trabajo de décadas ha culminado en una era que les ha valido para meterse en el grupo de la élite tecnológica, junto a Microsoft, Apple, Alphabet y Amazon.
En la cara B del disco, Intel anunció hace un par de días su nuevo roadmap con el que aspira a tener "los mejores transistores" en 2025, tras retroceder posiciones fruto de los avances de TSMC y Samsung. También supimos por Satya Nadella que Microsoft trabajará con Intel para la producción de sus propios chips y es muy posible que eso incluya un acelerador de IA, no solo una CPU.
El regreso del veterano Pat Gelsinger en 2021 ha permitido a la empresa moverse de una forma mucho más ágil y ambiciosa que en los años anteriores, pero sigue arrastrando una inercia de décadas que le ha hecho crecer a un ritmo muy inferior al de sus competidores.
Un repaso a un cuarto de siglo
La mala suerte, las decisiones cuestionables, las apuestas a medias y el avance decidido de los competidores contextualizan estas últimas dos décadas de Intel.
Uno de los productos que ha cambiado el mundo en este tiempo ha sido el iPhone. Con asteriscos, sin desmerecer a Android, pero aquel teléfono estableció el estándar físico que sigue vigente casi dos décadas después. Intel pudo haber formado parte de aquel primer iPhone y años después su CEO confirmó que hubo negociaciones avanzadas para ello, pero no consideró adecuadas las condiciones de Apple y acabó descartando la operación.
Si bien es cierto que poca gente en aquel momento pudo prever lo que iba a significar aquel lanzamiento, Intel acabó renunciando a ser parte del caballo ganador. El propio iPhone y la industria móvil entera acabaron escogiendo ARM e Intel perdió por completo ese tren.
Samsung y TSMC fueron recorriendo su propio camino en el móvil, en paralelo a una Qualcomm que, junto a Mediatek, terminaron de dominar el smartphone, la gran figura tecnológica de la década pasada y que sigue siéndolo en esta.
2018 lo comenzamos conociendo que sus procesadores tenían un grave error de diseño, Meltdown, imposible de solucionar mediante actualizaciones, por el que los propios sistemas operativos tenían que rediseñar sus kernel para remediarlo, algo que implicaba una ralentización en el rendimiento. Ese error, que acabó afectando a muchos otros dispositivos, y no solo a los de chips Intel, fue otra piedra en el zapato.
2020 fue uno de los momentos críticos. Por un lado, los AMD Ryzen 5000 demostraron ser muy superiores a cualquier producto de Intel para ordenadores de sobremesa. Por otro lado, Apple anunció y ejecutó la transición de chips Intel x86 a sus propios chips Apple Silicon ARM en sus Mac. Con resultados espectaculares.
Durante todos esos años también hubo otra constante para Intel: la de los retrasos a la hora de cambiar de nodo litográfico, algo continuado que ha ido lastrando sus productos en todos los saltos de nm de estos años. Sobre todo frente a su competencia, que ya tenía listo el siguiente para cuando Intel creía que les había alcanzado. El atasco de los 14 nm durante años fue especialmente problemático.
Con el smartphone y el ordenador ya en manos de otros, en mayor o menor medida, Intel se ha visto empequeñecida. Por si fuera poco... NVIDIA, quien no compró ARM únicamente por motivos regulatorios y a quien aun así le ha ido sobradamente bien en todo este tiempo.
NVIDIA es quien ha conseguido prácticamente un monopolio a la hora de suministrar chips especializados en tareas de IA, algo que ha pillado a la industria a pie cambiado en una era donde el interés por estas herramientas ha explotado. Microsoft ya ha hecho una declaración de intenciones con Intel, pero todavía está por desarrollarse y sus chips conjuntos llegarían, como pronto, a finales de este año.
Intel también se ha adaptado a esta etapa: ha separado su grupos de diseño y de fabricación de chips con la idea de aprovechar la tendencia de que empresas distintas diseñen y construyan los chips, como TSMC con casi todas las demás. Así, podría trabajar mejor con clientes externos (¡como Microsoft!), y quizás, romper una tendencia que ha dejado un dato demoledor: Intel solo ha crecido un 5% como empresa en los últimos 24 años.
Ya no solo se trata de que Apple o sobre todo NVIDIA se hayan disparado en todo este tiempo, es que también lo ha hecho en menor medida AMD... y sobre todo, hasta TSMC, de quien solo podemos empezar a contar desde 2019, ya que fue ese año cuando empezó a cotizar.
Una gráfica en base 100 que representa esta evolución. Este tipo de gráficas toman como referencia el valor en que todos comenzaron y establecen su crecimiento a partir de él, para homogeneizar acciones con valores muy distintos.
Y una forma de verlo más simple: el valor de cierre ajustado para todas ellas. Descartamos de la gráfica superior a TSMC por llevar cotizando desde 2019 y no poder representarlo de forma clara en él. Tampoco hemos contabilizado a ARM en ninguno de los dos ya que en su caso salió a bolsa a finales de 2023.
Un dato que condensa todos los derrapes de quien estaba llamada a mucho más y que ahora buscará redimirse. Quizás lo consiga, y hasta Europa puede ponérselo fácil, pero cada año que pasa se hace más acuciante la necesidad de remontar. Es eso o vivir del regusto del pasado. E, inevitablemente, adelgazar.
Imagen destacada | Slejven Djurakovic en Unsplash
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