Una tendencia ha llegado para incomodar a quienes dejan su trabajo: las "entrevistas de salida"

Salir de una empresa en la que has estado trabajando en los últimos años nunca es fácil, pero el momento puede ser particularmente incómodo si los jefes de equipo, el departamento de recursos humanos o los responsables de la compañía te invitan a una entrevista de salida laboral. Este tipo de encuentros son reuniones en las que la empresa pregunta a los empleados que se marchan las razones que les han empujado a hacerlo y les cuestionan acerca de los aspectos que creen que la organización podría mejorar en el futuro para evitar salidas como la suya.

Útil para recursos humanos, incómodo para el trabajador. Los departamentos de recursos humanos consideran este tipo de entrevistas muy útiles, particularmente si el trabajador que abandona la empresa era una pieza importante de la misma y su salida ha supuesto un revés para la compañía. Esto se debe a que, en teoría, las respuesta del profesional que renuncia les ayudarán a identificar errores propios y aspectos mejorables para evitar nuevas fugas en el futuro.

Sin embargo, estos encuentros ponen al trabajador frente a preguntas incómodas como “¿cuánto tiempo hace que pensabas en dejar tu puesto de trabajo? ¿Qué es lo que no te gusta de trabajar con nosotros?” o “¿cómo fue la relación con el jefe?”, según informan el portal de empleo Indeed y el software de recursos humanos Bizneo en sus respectivos blogs.

Efectividad relativa. La incomodidad que se crea en este tipo de encuentros como consecuencia de esas preguntas, sumada a otros aspectos como lo tardío del momento o la voluntad de los trabajadores de no quemar puentes con la empresa, hacen que tanto trabajadores que se han visto en esta situación como expertos se cuestionen la utilidad de estas entrevistas.

Por una parte, por muy mal que un trabajador se haya llegado a sentir en un puesto de trabajo, criticar directamente a la organización o los jefes ante técnicos que van a informar de las respuestas de la entrevista a esas mismas personas y que van a seguir trabajando en esa empresa no es ni cómodo ni inteligente, según explica Robbie Abed, autor del libro ‘Fire Me I Beg You: Quit Your Miserable Job’, en Busines Insider.

Aded asegura que es poco probable que el departamento de recursos humanos haga algo realmente importante con esa información, como quitar a un jefe de su puesto por mal desempeño. Sin embargo, esas respuestas pueden quedar en la memoria de los afectados y perjudicar al profesional que se va en el futuro, en el caso de que quisiese regresar a la compañía o si opta por entrar en una empresa a la que su antiguo jefe se haya marchado. Y lo mismo opina otro experto en recursos humanos, Rey Elbo, en su columna del diario económico BusinessWorld: es mejor mantener vínculos positivos con los antiguos empleadores, por si acaso.

Demasiado tarde. Elbo también señala otro motivo para pensar que las entrevistas de salida laboral son inefectivas: llegan demasiado tarde. En general, si un trabajador valioso abandona la empresa, es probable que los motivos de su renuncia se lleven cocinando a fuego lento durante meses, y que haya intentado ponerles remedio en ese tiempo, comentándoselo a sus jefes, antes de tomar la decisión radical de dimitir. Y si no le escucharon entonces, ¿de qué sirve repetirlo ahora, cuando ya enfila la rampa de salida?

“El momento de solucionar los problemas fue hace meses, antes de que te cansaras y comenzaras a buscar otros empleos”, señala el desarrollador de software Jacob Kaplan Moss, quien narró su experiencia en una entrevista de salida laboral de su último empleo en su blog, una publicación que fue recogida por la publicación Hackernewsletter.

Entonces, ¿qué hacer? Aunque la entrevista de salida sea incómoda y haya dudas sobre su utilidad, si los jefes la convocan hay poco que el profesional pueda hacer para librarse de ella. Los expertos recomiendan que los trabajadores, en la medida de lo posible, traten de evitar acudir a ella. Si no es posible, Moss recomienda ser neutro e insulso: respuestas vagas y sin señalar a nadie. Y si las preguntas se vuelven más directas e incisivas, tanto Moss como Abed lo tienen claro: es mejor mentir que quedar mal con la empresa, en especial porque ambos creen que los comentarios no servirán para nada.

Rey Elbo, por su parte, opina que las organizaciones deberían potenciar las entrevistas o encuestas sobre el bienestar de los trabajadores de forma periódica, sin que sea necesario que se llegue a ninguna dimisión, si lo que el departamento de recursos humanos pretende es hacerse una idea del clima laboral de la empresa.

Y, si aun así, los técnicos insisten en hacer entrevistas de salida laboral, recomienda que esta se haga mediante un formulario escrito, para evitar la incomodidad de responder a preguntas comprometidas cara a cara, y unos meses después de que el trabajador se haya ido, para que la parte sentimental de su decisión se haya atemperado y conteste de una forma más objetiva.

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Imagen: Tim Gouw (Unsplash)

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