Estamos en el polígono industrial de Aldaia, a cuatro kilómetros de Valencia y a unos cuatro kilómetros del centro de Alaquàs, la localidad donde tiene sus oficinas Slowdeco, una empresa con cuatro años de vida y cuatro letras en cada una de las palabras que forman su nombre.
Cuatro son sus empleados y cuatro personas estamos en la carpintería Hermanos Gallego. Hemos venido aquí un cuatro de julio, haciendo cábalas, para ver cómo fabrican las piezas de los muebles que vende esta tienda online valenciana.
Carpinterías de proximidad, venta 100% online
Esta es una de las carpinterías en las que Slowdeco fabrica los muebles que ellos mismos diseñan. Tienen una red de varias colaboradoras en la provincia de Valencia, pero esta es la que más volumen de trabajo acumula, también por tener maquinaria más moderna que permite automatizar y acelerar ciertos procesos.
Un modelo de negocio idóneo para evitar afrontar fuertes inversiones en instalaciones y maquinaria, externalizando la fabricación, en un buen timing: en esta época se premia contar con comercios de proximidad por encima de importar productos de países lejanos.
"Nosotros intentamos hacer el menor trabajo físico posible con el mueble. Solo lo embalamos y a veces ni eso. Sí que es cierto que cuando se lanza algo nuevo, nos toca montarlo, ver si funciona... Pero la idea es que solo tengamos que ponerle la etiqueta y enviarlo", explica Pablo Esteban, uno de los que forman la compañía.
Slowdeco diseña muebles como aparadores, estanterías, mesas auxiliares, estanterías, escritorios o muebles para el televisor, y en todos combina un estilo nórdico con cierto toque clásico mediterráneo. Un ejemplo de lo primero es la combinación de blanco y color madero con patas en dos tonos; un ejemplo de lo segundo son las rejillas circulares que incluye en varios productos. Y algo muy habitual en varios son las esquinas redondeadas.
La idea es simple: la empresa diseña esos muebles, siempre pensados para que el montaje se reduzca a lo mínimo posible, sin tener que usar herramientas siquiera en varios, simplemente encajando piezas.
Las carpinterías colaboradoras van produciendo algunas unidades, y el cliente va comprando. Si hace la compra con stock ya disponible, los plazos para que le llegue son de entre diez y quince días. Si no hay stock se puede alargar a veinte o treinta días.
"Julio, por ejemplo, es nuestro mes fuerte por las rebajas, por la paga extra, porque la gente de vacaciones tiene más tiempo para pensar cómo redecorar su hogar... Influye un poco todo y los pedidos pueden demorarse un poco más", explica Pablo. Le pedimos una horquilla promedio de pedidos mensuales: "entre ochenta y cien, pero no es algo muy estable, hay momentos pico en que podemos llegar a doscientos en un mes muy fuerte, como julio".
Aunque en alguna publicación en medios sobre arquitectura y decoración, como Architectural Digest España, les han puesto la etiqueta del "Ikea valenciano", Pablo explica que ni intentan competir contra Ikea. "Es imposible, nuestro fin no es ese, es coger otro camino. No vendemos muebles baratos que te montas tú mismo, vendemos muebles de más calidad que te llegan prácticamente montados". Sus precios dejan claro que van por un camino muy distinto al de Ikea. Encontramos mesas de comedor por entre 800 y 1.000 euros, muebles para el televisor de entre 300 y 700 euros o escritorios por entre 350 y 800 euros.
Una horquilla que tampoco les hace aptos para llegar a ciertos marketplace de terceros. "Nos gustaría estar en más, pero en algunos ya sabemos que no. Leroy Merlin, Maison Dumont... Ahí no veo que encaje nuestra marca, o a lo mejor exigen unos precios en los que nosotros no podemos entrar. Nosotros buscamos un marketplace más especializado, tipo Bechester. En Valencia hay una empresa llamada 'Lateua' que crea un mood board de la composición, le vas diciendo tus gustos, te crea una lista de la compra y la redirige a cada tienda. Algo así podría ser", cuenta Pablo.
Donde sí quieren estar y sí les gustaría parecerse a Ikea es en poder contar con un showroom, un punto físico, ya sea propio o parte de instalaciones ajenas, en el que poder mostrar su producto al público, que hasta ahora solo puede decidir comprarlo con las fotos que tiene la web de la tienda.
Sería en Valencia, y ahí entra otra cuestión: ¿tienen una presencia especialmente significativa en su tierra? La respuesta es no. "Los pedidos se reparten geográficamente de una forma bastante vinculada a los habitantes de cada zona. Madrid y Barcelona son las que más pedidos generan, luego Valencia, y luego las provincias del norte también destacan más, quizás por tener más ingresos". Ni siquiera ha influido contar con los nombres de varios muebles en valenciano, como Fitxa (ficha) o Penxat (colgado).
Esa es una carencia que quieren subsanar. "Nunca nos hemos preocupado por tener esa presencia en Valencia y ahora estamos intentando que nos reconozcan como una empresa de aquí. Por ejemplo, colaborando con algunas marcas, como un catálogo que hicimos junto a Don Algodón".
Ahí también encaja la idea de disponer de un punto físico en el que los clientes puedan ver y tocar los muebles antes de comprarlos, y poder finalizar la compra desde ese mismo punto. Pero eso será para algo más adelante.
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Imagen destacada | Slowdeco.
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