Desde que el ser humano descubrió el fuego, nuestra historia ha estado íntimamente ligada a la búsqueda y el uso de la energía. Pero el consumo energético ha experimentado su transformación más profunda en los últimos 200 años: de la Revolución Industrial a las renovables.
Las fuentes de energía desde 1800 hasta hoy
En 1800, nuestra dieta energética era aún muy simple y se basaba casi exclusivamente en la biomasa tradicional: quemar madera.
En 1850, la leña seguía mandando, pero las naciones más industrializadas (Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Francia, y otros países del norte de Europa) empezaron a quemar carbón.
Para 1900, la mitad del mundo se había pasado a la producción mecanizada. El carbón representaba ahora un 50% de la energía global.
En 1950, la energía nuclear que el mundo había conocido de la forma más dramática todavía no se usaba para producir electricidad, pero las centrales hidroeléctricas, el gas natural y, sobre todo, el petróleo, se convirtieron en las fuentes de energía y combustible preferidos por detrás del carbón, del que seguíamos dependiendo para la mitad de todo.
Después apareció la nuclear. Y finalmente irrumpieron la eólica, la solar, los biocombustibles modernos y otras fuentes de energía renovables.
Hoy el petróleo es el combustible más usado, con un 30% del consumo global de energía. Le siguen el carbón, con un 25%, porque es demasiado rentable. Y el gas natural, con un 22%.
Las otras fuentes son la hidroeléctrica, con el 6%, la nuclear, con el 4%, la eólica, con el 3%, la solar, con el 2%, el resto de renovables, con el 1%, y los biocombustibles, con otro 1%.
Falta un 6%, que sigue proviniendo de la biomasa tradicional, aquella que en 1800 cubría el 98% de nuestras necesidades energéticas. Lo curioso es que hoy se quema el doble de biomasa que en el siglo XIX.
El contexto que falta: el consumo
Los datos anteriores son relativos y no absolutos, por lo que les falta un contexto fundamental: el consumo. Estamos engullendo 30 veces más energía que en 1800 y, de hecho, las fuentes renovables actuales, aunque se vean pequeñas en el cómputo global, producen más energía de la que se consumía por entonces, y un 70% de la que se consumía un siglo después, bien entrada la Revolución Industrial.
Aun así, llama la atención el largo camino que nos queda por recorrer para dejar atrás los combustibles fósiles. No solo se siguen usando, sino que se usan más que nunca, a pesar de todas las alternativas sostenibles que estamos desarrollando.
Los gráficos son de Our World in Data, que completan la serie con datos por países, tanto de consumo como de producción. Estos mapas añaden una tercera capa de contexto: la disparidad. En Islandia, Noruega y Catar, una persona promedio consume cantidades de energía que parecerían ciencia ficción para alguien en, digamos, Burundi o Nepal.
Imágenes | Hannah Ritchie, Pablo Rosado y Max Roser
En Xataka | De dónde proviene la electricidad de cada país del mundo, explicado en un completísimo mapa interactivo
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