A lo largo de los últimos años las energías renovables han logrado expandirse, ganar eficiencia, fortalecer su industria y abaratar costes. Les queda sin embargo una tarea clave: su almacenamiento. Si queremos que la eólica o la solar continúen jugando un papel destacado en la descarbonización, necesitamos compensar antes su carácter intermitente. El reto parte de una premisa tan sencilla como difícil de resolver: dado que el sol no siempre brilla y el viento no siempre sopla, ¿Cómo conservar la energía en las horas de mayor generación para cuando haga falta?
Para Energy Vault la respuesta pasa por las batería de gravedad. Y ya está construyendo dos complejos en Asia y América para demostrarlo.
El gran reto de las renovables. A lo largo de la última década y media los costos de la energía solar han caído un 83% y los de la eólica un 63%. Durante el mismo período su peso en el suministro eléctrico se ha ensanchado, su tecnología ha mejorado hasta ganar eficiencia y abrir nuevas posibilidades de expansión y su cadena de suministro se ha fortalecido a nivel global a la vez que la industria China asumía un rol crucial en el sector. No todo son batallas ganadas, sin embargo.
Si queremos reforzar su peso necesitamos que la eólica o la fotovoltaica se combinen con un sistema que permita conservar energía. "Sin almacenamiento no vamos a resolver el problema energético", reconoce el catedrático Francisco Javier Rodríguez a elDiario.es. Sobre la mesa se han puesto ya varias soluciones, como las centrales hidráulicas de bombeo o los sistemas de conservación térmica y química, además, por supuesto, de una producción de baterías que afronta sus propios desafíos —la vida útil, escasez de materiales o el reciclaje de componentes.
¿Y si la solución fuera la gravedad? Esa es la propuesta de la firma suiza Energy Vault o la británica Gravitricity, que trabaja desde hace más de una década en soluciones que aprovechan en parte la fuerza descrita por Newton. ¿Cómo? En el caso de Energy Vault y para ser más precisos sacando partido de la gravedad y la energía cinética con un sistema de pesos automatizado. Su dinámica es sencilla y en parte toma ideas ya aplicadas en las centrales hidroeléctricas reversibles.
Cuando se registra un excedente de energía fotovoltaica o eólica, el mecanismo de Energy Vault la aprovecha para alimentar una grúa mecánica con la que eleva unos bloques especiales a grandes alturas. Allí permanecen, suspendidos, hasta que se necesita "recuperar" la energía, momento en el que las cargas se deslizan hacia abajo activando un sistema de cables y turbinas que generan electricidad.
Haciendo memoria... y cuentas. El nombre de Energy Vault quizás te suene. Hace un año ya os hablamos de la compañía y su sistema piloto, formado por una grúa de 70 metros con seis brazos y un juego de bloques fabricados con materiales reciclables. Según los datos que desgranaba entonces la firma, cada nivel formado con los bloques disponía de una capacidad de almacenamiento de entre 10 y 35 MWh y permitía a la batería ofrecer una potencia de salida de 5 MW.
La filosofía era la misma: elevar los bloques durante el día, aprovechando las franjas horarias en la que la energía resulta abundante y barata, y bajarlos cuando sube la demanda y el suministro de energías renovables es incapaz de abastecerla. Aquel sistema con grúa, montado en la localidad de Arbedo-Castione, al sur de Suiza, solo era sin embargo un capítulo en el despliegu de la compañía.
Sacando músculo en China y EEUU. Eso es lo que pretende ahora Energy Vault, que está construyendo dos ambiciosos complejos en China y EEUU para que actúen como baterías de gravedad. Su planteamiento va mucho más allá de la grúa que vimos hace un año en Suiza. Como detalla CNET, está levantando dos amplios complejos: uno en Rudong, al norte de Shanghái; el otro en Snyder, Texas.
Para ponerlos en marcha la compañía usará cientos de bloques de 3,5 x 2,7 x 1,3 metros fabricados con tierra comprimida, agua y un polímero especial que pesan 24 toneladas métricas. Los apilará dentro de las plantas, en sus niveles superiores, igual que piezas de dominó. Cuando el sistema los haga descender a 1,9 metros por segundo cada uno generará alrededor de un megavatio. "Mientras desaceleramos uno en la parte inferior, el siguiente se está cargando y comenzando a acelerar”, detalla Bill Gross, cofundador de la firma, que destaca su eficiencia.
¿Cómo serán las nuevas plantas? Al margen de su funcionamiento o de que puedan servir como demostración de las baterías de gravedad, uno de los aspectos más interesantes de ambas instalaciones es que ya no son simples proyectos piloto. Se construyen para empresas. La de Rudong se levanta para China Tianying, firma dedicada al reciclaje y gestión de residuos. La de Texas proporcionará energía a la eléctrica Enel. La primera se localiza en un edificio de 122 m de altura y ofrecerá una capacidad de almacenamiento de 100 MWh. La segunda, en EEUU, se instalará en un inmueble más angosto de 140 m para 36 MWh.
Hace solo unos días Enerhy Vault compartía en Twitter imágenes sobre los avances en la construcción de su planta de China, que reivindica como "el primer sistema comercial de almacenamiento de energía por gravedad del mundo". "Al otro lado del mundo, nuestro equipo de Snyder sigue avanzando en las actividades civiles de nuestro segundo sistema EVx previsto. Se trata del primer proyecto de este tipo en EEUU", abunda la compañía sobre el proyecto de Texas.
Imágenes: Energy Vault
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