Hace más de una década, el Grupo Cobra, el gran brazo operativo de ACS en el campo del diseño, construcción y mantenimiento de redes de distribución eléctricas, gas, agua y comunicaciones, presentó el Britib. Se trataba un cable submarino que conectaba las redes eléctricas de España y el Reino Unido a lo largo de más de 1.300 kilómetros de costa francesa.
El proyecto era faraónico, el mayor cable de estas características del mundo, y la crisis hizo el resto. De hecho, ha estado varias veces en la mesa del plan europeo de infraestructuras eléctricas (TYNDP) de la Red Europea de Operadores de Sistemas de Transmisión de Energía (ENTSO-E), pero nunca ha sido una de las infraestructuras estratégicas elegidas. Ahora, según informa Ramón Roca en el Periódico de la Energía, el proyecto ha vuelto a revitalizarse al ser uno de los pocos que podrían permitir cumplir los objetivos de interconexión comprometidos para antes de 2030.
Una autopista energética en mitad del Atlántico
Y es que, pese a los esfuerzos de la Unión, Europa sigue siendo un territorio muy dado a las islas energéticas. España y Portugal, por un lado, y Reino Unido e Irlanda, por otro, son buena muestra de ello. Esa es la principal baza del proyecto: se trata de dos regiones aisladas que por su "baja correlación climática" ofrece un alto grado de compatibilidad. Además, el cable conecta con Francia a la altura de la Central Eléctrica de Cordemais por lo que integra el esquema de distribución en la red central de UE.
Según el EntSO-E, el proyecto conectaría el suroeste de Inglaterra, el noroeste de Francia y el País Vasco español con "una configuración HVDC multiterminal de 525-600 kV con 3 entradas / salidas de 1800 MW cada una". La ruta, mayoritariamente submarina, "permite la integración a gran escala de las fuentes de energía renovable en Europa". De esta forma, España y Portugal podrían exportar energía solar hacia el norte en verano e importar energía eólica del Mar del Norte en invierno.
Valorado en más de 2.000 millones de euros, el futuro de Britib aún está en el aire. Sin embargo, si supera todos los filtros técnicos, financieros y medioambientales, la idea encaja a la perfección con otros movimientos que hemos seguido en Xataka desde hace tiempo. El ejemplo más claro es el proyecto de conectar Singapur y Australia a través de un cable submarino. ¿Será el primer paso para vencer la gran maldición de las energías renovables?
Imagen | Russ Widger
Ver 7 comentarios