China lleva meses vendiendo gas a Europa, pero eso está a punto de cambiar. Según informa Bloomberg, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China ha solicitado a las mayores energéticas del país, PetroChina, Sinopec y Cnooc, que reserven sus buques metaneros para la propia China.
Se trata de un giro en la estrategia del gigante asiático que tendrá importantes consecuencias. Afortunadamente para Europa, este cambio puede tener un impacto beneficioso para nuestros intereses.
China se prepara para su propio invierno. Con el país paralizado por su política Covid cero, China ha estado aprovechando los precios altos para vender gas a Europa. Ahora las perspectivas han cambiado y desde Beijing han anticipado un pequeño déficit de cara al invierno, lo que ha derivado en que desde las autoridades estén enviando este mensaje.
Este verano China se ha convertido en el mayor importador mundial de GNL, superando a Japón. Además de suministrar a toda Asia, el gas de los buques chinos también ha ido llegando a Europa, convirtiéndose en alternativa a EEUU.
Estas ventas al exterior contrastan con la caída de la demanda interna en China. No obstante, para finales de año no quieren arriesgarse y buscarán aumentar sus reservas como ya ha hecho Europa. Quién sabe si este cambio en la política energética tiene relación con un posible cambio en la estrategia frente a la pandemia.
Con el precio moderándose ya no sale tan a cuenta. Enviar un buque metanero de un lado al otro del mundo salía a cuenta pese a la distancia. Tal es así que China ha enviado gas antes a Europa que a países más cercanos como Bangladesh, también necesitados de gas pero incapaces de afrontar los precios tan altos.
Sin embargo desde agosto el precio del gas ha caído en un 60%. Sigue estando muy alto, pero poco a poco está dejando de ser tan atractivo para los proveedores que vienen de lejos. Según datos de Nikkei, casi el 7% del suministro europeo en agosto venía de China. Unos 4 millones de toneladas de GNL. Unas cifras que difícilmente se repetirán en el corto plazo.
Europa no puede comprar más gas. Las reservas de gas están rozando el máximo. Europa ha hecho los deberes de cara al invierno, pero ya no tiene espacio para guardar más gas. Todos los países quieren gas para evitar pasar dificultades cuando llegue el frío, pero ya no pueden guardar más. Tampoco hay suficientes interconexiones entre los países para ir moviéndolo rápidamente en función de las necesidades. Esto provoca un efecto en el mercado internacional: Europa no es que no quiera, es que no tiene capacidad para comprar mucho más gas.
Los barcos vagando por el mar buscarán otros puertos. Europa está dejando de comprar, pero hay una larga lista de buques metaneros que estaban a la espera de desembarcar sus cargamentos de GNL. Esto provoca que ahora mismo se observe cómo estas rutas buscan alternativas.
Solo en España hay unos 40 buques metaneros esta semana, esperando poder desembarcar el gas. Algunos de ellos sí conseguirán que el GNL se incorpore a la red de almacenamiento, pero otros deberán acudir a otros puertos. Es una buena noticia, pues hay muchos mercados más allá de Europa que están necesitados de gas y hasta ahora tenían que esperar.
El precio baja, el mercado se estabiliza. China vuelve a priorizar su mercado y los países cercanos, Europa tiene suficientes reservas de gas y el precio está bajando considerablemente. El otoño está siendo como se esperaba, salvo acontecimientos puntuales. Una etapa de calma y aprovisionamiento. Que China haya cambiado su estrategia puede verse casi como consecuencia. Son buenas noticias en general, veremos qué ocurre en invierno. Una época del año con dinámicas muy diferentes que pueden volver a cambiar de arriba a abajo el panorama.
Imagen | Ya, saya inBaliTimur
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