China es un país que está apostando fuerte por las energías renovables. De acuerdo a la Agencia Internacional de Energía (AEI), solo China controla el 50% de la producción de energías renovables y los datos apuntan a que en 2040 China será el principal productor. Precisamente por esta fuerte apuesta no es de extrañar que el país quiera crear una estación solar de gran tamaño, pero no en nuestro planeta, sino en el espacio.
Así lo ha hecho saber la China Academy of Space Technology (CAST) en el sexto Foro de Ingeniería China-Rusia, tal y como informa la agencia de noticias china Xinhuan. El objetivo es tenerla lista para 2035, en poco más de quince años. La Academia ha dado algunos datos, como que se estima que pesará unas 200 toneladas (un Boeing 747 pesa 183,5 toneladas) y que producirá energía a nivel megavatio.
Un proyecto de ciencia ficción que no lo es tanto
De acuerdo a Wang Li, investigador de CAST, "la estación de energía solar basada en el espacio capturaría la energía del sol que nunca llega al planeta". Al estar en el espacio, la central sería capaz de capturar la energía del astro rey con independencia de las condiciones climatológicas de la superficie. Esta energía se convertirá en microondas o láser que se transmitirá de forma inalámbrica a la Tierra para ser consumida por los habitantes.
No es un plan precisamente nuevo, ya que en febrero de este año algunos medios chinos reportaron que se había comenzado la construcción de un modelo experimental en la ciudad de Chongqing. Por aquellos entonces se hablaba de que la estación orbitaría a unos 36.000 kilómetros de la superficie y que podría suministrar energía de forma fiable el 99% del tiempo a una intensidad seis veces superior a la de las granjas solares terrestres.
Los investigadores chinos esperan que entre 2021 y 2025 se puedan lanzar algunas estaciones de energía solar pequeñas y medianas para, ya en 2035, lanzar la que hoy nos ocupa, que será más grande y más potente. El proyecto ya está en marcha gracias a una inversión de 200 millones de yuanes, que al cambio son unos 25,6 millones de euros.
China está construyendo una base de pruebas en Bishan, al suroeste del país, donde investigarán cómo transmitir la energía acumulada en los satélites de forma inalámbrica. Esta ocupará unas 13,3 hectáreas y se usará para lanzar entre cuatro y seis globos capaces de recoger luz solar y de transformarla en microonadas antes de enviarla a la tierra. La idea es crear una red de una altitud de unos mil metros de altura, comprobar si funciona y, de ser así, lanzar más globos a la estratosfera.
Estados Unidos ya planteó esta posibilidad hace algunos años, aunque Peter Glaser, científico e ingeniero aeroespacial estadounidense, puso la idea sobre la mesa en la década de los sesenta. Su plan era parecido: captar energía en el espacio y enviarla a la tierra por microondas, aunque la conclusión fue que era demasiado complejo y caro. A él se adelantó Isaac Asimov, que en 1941 ya barajaba la posibilidad de recoger energía solar en el espacio.
Imagen | Ball Aerospace
Vía | en.people.cn
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