¿Se han planteado alguna vez qué pasaría si el dinero sí creciera en los árboles? Aunque suene raro, a eso se dedican un importante número de científicos. No literalmente, claro. Desde principios de los noventa los investigadores llevan tratando de emular la fotosíntesis de las plantas con la idea de utilizar la energía solar y el agua para generar productos químicos útiles a bajo precio.
Hemos hablado varias veces de este tipo de proyectos, pero por el momento eran meramente experimentales. Ahora Siemmens, junto a científicos de las universidades de Lausanne y de Bayreuth, acaba de anunciar que han conseguido emular la 'fase oscura' de la fotosíntesis a escala comercial y podremos desarrollar las primeras baterías con esta tecnología. ¿Poco a poco se acaba la era del CO2?
¿Fotosíntesis artificial?
Aunque la primera vez que se planteó la idea fue en 1912, en un artículo en Science llamado "la fotoquímica del futuro", hasta el 94 con la creación del Swedish Consortium for Artificial Photosynthesis nadie se puso en serio con esta línea de desarrollo. Y es raro porque la fotosíntesis es la reacción química más productiva que existe y una de las más eficientes: se estima que se producen 150.000 millones de toneladas de biomasa al año.
La fotosíntesis tiene dos fases: la luminosa (donde las plantas en cierta manera 'almacenan' la energía del sol por electrolisis) y la oscura (en la usan esa energía para producir compuestos útiles). Es un proceso cíclico: las plantas absorben energía utilizando pigmentos como la clorofila verde que a través de un complejo proceso enzimático carga el C02 y lo convierten en activo químicamente, es decir, capaz de reaccionar con otros compuestos.
La electrolisis (descomponer el agua en hidrógeno y oxígeno gracias a una corriente eléctrica) es un proceso bien conocida y hace tiempo que podemos usarlo a escala comercial. Lo interesante de la fotosíntesis es que si conseguimos emularla la eficiencia de este proceso sería muchísimo más alta.
Poco a poco nos hemos ido acercando a ella. No es la primera vez que os hablamos de ella, hace dos años contábamos que el MIT estaba optimizando la capacidad foto sintética de las plantas para entender mejor el mecanismo de funcionamiento. El año pasado la Universidad de California en Berkeley desarrolló un sistema de que utilizaba bacterias E.coli modificadas genéticamente. Con él conseguían producir acetato que tiene muchísimos usos industriales.
Hacia las baterías fotosintéticas
Para el profesor Maximiliam Fleischer, director del proyecto “CO2toValue" replicar el proceso completo de fotosíntesis es imposible hoy por hoy. La clave es que "en vez de intentar capturar la luz, es necesario centrarse en activar el CO2 para poder transformarlo en otros productos". Es decir, desvinculando el proyecto de la captación de luz, están creando una forma estable y barata de almacenar energía útil para cualquier fuente energética.
En este caso, el sistema produce fundamentalmente etileno, metano y monóxido de carbono que productos industriales en cuya producción se usan grandes cantidades de petroleo: El etileno, es un componente que la industria a química necesita para la producción de plásticos; el gas metano rico es en energía y es el principal componente del gas natural; y el monóxido de carbono puede ser utilizado para producir combustibles como el etanol. Poco a poco, uno de los mayores escollos de las energías renovables (la dependencia de las condiciones climáticas) va desapareciendo. Son excelentes noticias.
Imágenes | BlueRidgeKitties
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