Con sus altibajos, el precio de la energía sigue desbocado, lo que convierte al aire acondicionado en todo un lujo. La ola de calor está afectando además a zonas de la península Ibérica menos habituadas a las altas temperaturas y que por tanto no cuentan con este tipo de aparatos. Por fortuna existen alternativas, una de ellas es la de abrir las ventanas y dejar que entre el viento. Pero esta opción requiere cierta maña si no queremos que sea el calor de la calle el que inunde nuestro hogar.
Aire en movimiento. El aire es un gas y se rige por algunas reglas básicas. La física de fluidos es compleja, pero basta con tener en cuenta algunas nociones intuitivas para poder sacar todo el partido a la ventilación doméstica. En primer lugar, saber que el aire tiende a ocupar los vacíos, es decir, si hay aire “escapándose” por algún lado a buen seguro un efecto ventosa lo introducirá por otro. La segunda idea que debemos tener en cuenta es que el aire caliente es menos denso y por lo tanto subirá, mientras que el aire frío, denso, bajará. Conforme el aire se calienta tenderá a ascender.
Distintos tipos de ventilación. Estos movimientos nos permiten distinguir tres tipos de ventilación: unilateral, cruzada y de tiro térmico. La ventilación unilateral es la menos eficiente, especialmente en el verano. Es la que se da cuando abrimos una sola ventana de una estancia o cuando todas las ventanas que abrimos en una casa dan a la misma fachada. Generarán cierta corriente si hay diferencia entre las temperaturas interior y exterior, y también porque el aislamiento de nuestra casa no es perfecto.
El segundo tipo de ventilación es la ventilación cruzada. Esta es la que se da al abrir ventanas en fachadas opuestas del edificio. La existencia de viento puede facilitar la aparición de estas corrientes, pero también ocurrirán de manera natural por la diferencia entre las presiones de aire entre las fachadas y el interior de nuestra casa.
El tercer tipo de ventilación es la de tiro térmico, aunque también se la conoce como efecto chimenea. Esta denominación permite entenderla mejor: el aire caliente pasa a un corredor vertical (un patio interior, el hueco de una escalera…) y asciende. Esto genera un efecto ventosa que atrae el aire de zonas más frías. Según el aire se calienta sigue ascendiendo por el corredor, creando una corriente.
Por salud. Durante la pandemia de Covid se insistió mucho en ventilar las salas, pero es un consejo que puede seguir siendo útil. Ventilar nuestro hogar no solo puede ayudarnos a mantener mejor nuestro confort térmico, sino que puede mejorar nuestra salud.
Ventilar reduce la humedad del hogar. Esto es especialmente importante en cocina y baños donde puede llegar afectar a las paredes del edificio. La humedad también permite la acumulación de alérgenos y partículas que pueden afectar a nuestra salud. Además de esto, nos permitirá evitar la acumulación de humos procedentes de la cocina, ni que decir la importancia de evitar otros humos como el del tabaco en el hogar.
Conoce tu casa. Antes de empezar a ventilar la casa es una buena idea conocerla mejor. Abre Google Maps o alguna otra aplicación semejante y observa cuál es la orientación de tu casa, si está cerca del mar, de algún corredor de aire (como un río o una avenida en una ciudad); y hacia dónde (norte, sur, este u oeste) da cada una de las fachadas con ventanas. También te conviene hacerte una idea de qué ventanas son opuestas a otras y si son ventanas exteriores o dan a un patio.
Para estar más familiarizados con nuestro entorno también podemos abrir la aplicación meteorológica de nuestro móvil (o mejor aún, salir a la calle) y comprobar en qué dirección sopla el viento. Aprovechar el viento no siempre es fácil, pero cuando no está podemos crearlo.
Estrategias para ventilar de manera óptima. Antes de empezar a generar corrientes, eso sí, debemos preguntarnos es si es el momento idóneo para ventilar nuestra casa. Las primeras horas del día son las mejores para ventilar, aunque también podemos aprovechar las de después del atardecer. En cualquier caso hacerlo durante las horas más calurosas del día puede ser contraproducente.
Para sacar el mayor partido a la ventilación deberán abrirse ventanas en extremos opuestos de la casa. Esto permitirá la ventilación cruzada. Esta corriente de aire refrescará todo a su paso, por lo que queremos que este recorrido sea el más largo posible. Para esto podemos crear una diagonal entre las ventanas que abramos.
Es posible que nuestra casa no cuente con ventanas a las dos fachadas del edificio. En este caso los patios interiores pueden servirnos igualmente. Aquí estaremos aprovechando en parte el “efecto chimenea”, ya que el aire caliente saldrá por la ventana para ir ascendiendo por el patio. Otra forma de aprovechar estas corrientes será si nuestra casa tiene varios pisos o si tenemos la posibilidad de abrir ventanas a distintas alturas.
Ventanas abiertas, pero no de cualquier manera. Es conveniente que abramos las ventanas parcialmente y que más o menos la apertura que dejemos a la entrada de aire sea parecida a la de salida, pero esta última algo mayor. Podremos ir experimentando con distintas combinaciones de ventanas para lograr refrescar el máximo número de estancias en el hogar. También conviene mantener el resto de estancias cerradas.
Ventilar reduce la humedad del hogar, esa es precisamente una de nuestras intenciones, pero en ocasiones el ambiente resultante puede ser demasiado seco. En estos casos podemos poner un recipiente con agua que se evapore al paso del aire, siempre con cuidado, ya que una humedad alta puede aumentar la sensación térmica.
Otros consejos. No solo de la ventilación va a depender nuestro confort térmico y con ello nuestro confort en general. El calor puede afectar también a nuestra salud de manera directa o indirecta. Hay que tener siempre en cuenta que refrescar nuestra casa es la herramienta, el objetivo es mantenernos nosotros a una temperatura agradable. Para ello conviene vestir ropa fresca, mantenernos a la sombra e hidratarnos bien.
Otras medidas que podemos tomar en casa son, por ejemplo, una correcta gestión de los aparatos electrónicos, tener cuidado con cuales mantenemos encendidos, y cambiar bombillas viejas por unas de bajo consumo son también estrategias adecuadas. Otro aspecto que debemos cuidar es el de un correcto sueño, cosa difícil pero de vital importancia para salud y bienestar.
Imagen | Charlotte May
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