La instalación de placas solares para autoconsumo es algo cada vez más popular
En ciertas zonas de algunas ciudades, los vecinos lo tienen algo más complicado
El precio de los paneles solares lleva unos meses por los suelos. China ha roto el mercado de tal manera que el resto del mundo se ha visto en la tesitura de especializarse en componentes más específicos o rendirse ante el dominio del gigante asiático. No es algo que haya ocurrido de la noche a la mañana, ya que China invirtió en 2023 130.000 millones de dólares en su industria solar, lo que ha provocado que un panel chino sea un 50% más barato que uno producido en Europa.
Además, han llegado a esta situación vendiendo a pérdidas (algo que está ocasionando que muchas empresas chinas ya estén pidiendo ayuda estatal). De la manera que sea, esto ha repercutido en los usuarios, que están pudiendo comprar paneles solares tan baratos que se usan para forrar balcones o como vallas de jardín que generan electricidad.
Las ciudades europeas están dominadas por los pisos y España no es una excepción, sobre todo en el centro de las localidades. Y el problema es que hay ciudades en los que esas casas céntricas están, directamente, dentro de espacios protegidos: los cascos históricos. Poner un panel solar en esa condición puede ser algo más complicado y el caso de Córdoba es un buen ejemplo: se está privando casi a 30.000 personas del acceso a la energía solar, y ha escalado hasta ser un conflicto político.
Placas solares y casco histórico, una relación complicada
Córdoba tiene un Conjunto Histórico de algo más de 240 hectáreas. Parte de ese territorio está reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y eso conlleva una serie de responsabilidades. La ciudad se compromete a cuidar los edificios dentro del Conjunto Histórico para que la Unesco no los catalogue como parte de la Lista del Patrimonio en Peligro. O peor aún: que los excluya de ese listado.
Eso sería un mazazo para una ciudad tan turística como Córdoba y es lo que ha motivado el recelo del Ayuntamiento a conceder permisos para que los vecinos del casco histórico puedan poner placas solares de cara al autoconsumo. En febrero de 2023, y tras una serie de peticiones, la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba (o GMU) inició los trámites para derogar la normativa que impedía que los vecinos usaran energía fotovoltaica.
No es que los vecinos pudieran ponerse a comprar placas como locos, ya que la GMU puso una serie de condiciones: los vecinos pueden solicitar la instalación de placas siempre que vivan en un edificio que no esté catalogado como Bien de Interés Cultural, o BIC. Así, se trazó un mapa con zonas divididas por colores:
- Zona gris - Viviendas en las que se pueden realizar instalaciones sobre cubierta como antenas o aires acondicionados, podían ser los primeros en solicitar la instalación de placas.
- Zona salmón - Los vecinos podían solicitar la instalación de placas, pero un técnico municipal y de cultura debía dar el visto bueno.
- Zona roja - Además del informe positivo de los técnicos, la instalación debía ser de última generación para afectar lo menos posible al entorno.
El problema viene cuando, como leemos en El Día de Córdoba, el responsable de Arqueología, Juan Murillo, comentaba que en un BIC había que hacerse a la idea de que “será poco menos que imposible” la instalación de esas placas. El ejemplo que ponía era que sería como colocar una placa solar en la cubierta de la Mezquita.
Con condiciones
Esa serie de restricciones ha provocado que haya vecinos que hayan instalado placas de manera ilegal, algo que la GMU ha estado persiguiendo. Tras más quejas vecinales, Urbanismo se comprometió a seguir estudiando el asunto y, en febrero de este año, Diario Córdoba se hacía eco del comunicado de la GMU en el que se daban algunos detalles más sobre la instalación de placas en el Centro Histórico.
La zona que rodea a la mezquita queda totalmente vetada, suponiendo unas 80 hectáreas en las que es mejor que los vecinos no pidan permiso, pues no se concederá. El resto de 160 hectáreas del Centro Histórico podrán pedir autorización, pero hace falta que la GMU lleve a cabo una modificación del Plan de Especial Protección del Conjunto Histórico.
Así, el nuevo PEPCH tendrá una serie de condicionantes para la instalación de las placas:
- Evitar colocarlas a la vista,
- Deben tener una estructura coplanar en cubiertas inclinadas.
- Los elementos de apoyo de las placas deben tener un color similar al de las tejas cerámicas y con acabado mate.
- No se pueden colocar placas o captadores en las fachadas.
- Todo el cableado debe ser interno.
- En edificios de nueva planta, los captadores deben estar integrados en el proyecto y no deben ser visibles desde la vía pública.
Además de todo esto, la documentación a la hora de solicitar el estudio debe incluir montajes que simulen la instalación desde diferentes puntos de vista como pie de calle, miradores o ventanas. También se tendrá en cuenta para el análisis positivo que se puedan retirar las instalaciones obsoletas y la reversibilidad de la intervención. Todo ello con un técnico de Patrimonio involucrado, claro.
Son muchísimos condicionantes, pero los vecinos no lo vieron en su momento con malos ojos, ya que cumpliendo eso, podrían colocar una instalación fotovoltaica. El problema es que, hace unos días, tanto los vecinos como el Grupo Municipal Hacemos Córdoba han levantado la voz exigiendo fechas para esos cambios del PEPCH.
Según el grupo político, se prometió una respuesta para junio que no ha llegado y hay 30.000 habitantes de ese espacio de la ciudad que no pueden acceder a esa energía limpia. Hacemos Córdoba afirma que es algo que "va en contra del desarrollo sostenible de la ciudad, la mejora ambiental y la eficiencia energética" y es una injusticia, puesto que el resto de habitantes de córdoba pueden instalar placas de forma mucho más sencilla.
Y no es un caso aislado. En ciudades como Alcalá de Henares, Cáceres o Toledo también ha habido cambio de regulación para prohibir la instalación de las placas en el Casco Histórico, con modificaciones específicas del Plan Especial del Casco Histórico de la ciudad correspondiente para poner dificultades a esta instalación.
Y, claro, polémica asociada, puesto que hay vecinos que sí quieren este tipo de energía y que afirman que se les está expulsando del Casco Histórico con medidas de este tipo.
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