La combinación entre el cambio climático y la crisis energética agravada por la invasión rusa de Ucrania han acelerado el proceso de transición hacia fuentes de energía más respetuosas con el medioambiente logrando, asimismo, una reducción de la dependencia energética hacia Rusia, cuestión de máxima importancia para los países de la UE.
Plan ibérico. Esta situación revalorizó la península ibérica debido a la presencia de sus siete plantas de regasificación operativas -seis en España, una en Portugal- y al hecho de poseer el 40% de la capacidad europea de almacenamiento de este hidrocarburo.
El avance de la energía renovable lusa. Paralelamente, España y Portugal se encontraban en el top 20 de países con las políticas de transición energética más efectivas entre 2012 y 2021, según el informe ‘Fostering Effective Energy Transition 2021’ elaborado por el Foro Económico Mundial. De hecho, si bien ambos países confieren una importancia capital a esta transformación energética, Portugal está adelantado en algunos aspectos: en 2021 fue el undécimo país europeo que más energía obtenía de fuentes renovables (34%), mientras que España se encontraba en el vigésimo primer puesto (21%), por debajo de la media europea (22%).
Datos muy positivos. En relación con la producción de energías renovables en Portugal, a principios del mes de abril se hicieron públicos los datos de ADENE – Agência para Energia que señalaban que en el primer trimestre de este año, el 72% del consumo energético portugués provino de energías renovables. Concretamente, el 34% procedía de la producción hídrica; el 27,3% de la eólica; el 27,3% de biomasa y el 5,1% de sistemas fotovoltaicos.
De hecho, el pasado mes de enero las energías renovables supusieron el 85% de toda la producción energética lusa, porcentaje que llegó a ser del 97% durante las primeras dos semanas del año.
60.000 millones de euros ‘renovables’. Estos datos evidencian la apuesta del gobierno portugués por descarbonizar el sector energético y, por extensión, el país. En este sentido, Duarte Cordeiro, ministro de Ambiente y Acción Climática, anunció el pasado 8 de marzo el plan para invertir 60.000 millones de euros en el sector energético portugués hasta 2030.
Por tierra, mar y aire. Cordeiro, que aseguró que la estimación económica de este plan era “conservadora”, explicó algunos detalles de este plan ante el Parlamento portugués. Así, el ministro señaló que de esos 60.000 millones de euros, entre 3.000 y 3.500 millones irán destinados a la energía eólica terrestre; entre 4.300 y 4.700 millones irán a parar a instalaciones de energía solar; entre 30.000 y 40.000 millones irán destinados a la construcción de instalaciones de 10GW para las plantas de energía eólica ubicadas en el mar y 430 millones de euros para mejorar la red de transporte eléctrica.
Inversión en hidrógeno verde. Además, el ministro aseguró que entre 7.000 y 9.000 millones de euros serán destinados a proyectos relacionados con la producción y distribución de hidrógeno verde, asunto de vital importancia para los intereses de los dos países ibéricos, que quieren convertir a la península en el ‘hub’ europeo de este vector energético.
Destino Europa. Ese es el objetivo del proyecto H2Med, interconexión energética que unirá Portugal, España y Francia y que estará capacitada para transportar hidrógeno verde y gas hacia esos países y, eventualmente, el resto del continente europeo. Alemania ya mostró su interés en este proyecto que aceleraría la reducción de la dependencia alemana en la energía rusa.
CelZa y BarMar. Este proyecto incluye la construcción de dos tuberías híbridas -gaseoducto e hidroducto- en la península ibérica. Una, denominada CelZa, conectará la villa portuguesa de Celorico da Beira con Zamora y la otra, llamada BarMar, conectará Barcelona con Marsella. De esta forma se dará salida al gas de plantas regasificadoras como la de Sines, al sur de Lisboa, en cuyo puerto, además, se está construyendo una planta de producción de hidrógeno verde cuyo coste asciende a los 3.000 millones de euros.
Escrutinio ecologista. Sin embargo, todo este plan es observado de cerca por el movimiento ecologista. En este sentido, la asociación medioambiental portuguesa ZERO rechazó el pasado mes de marzo tres de los cuatro planes presentados por el gobierno portugués para el proyecto H2Med.
Presiones del sector gasístico. Por su parte, Greenpeace y la Fundación Renovables publicaron ese mismo mes un informe en el que aseguraban que este proyecto desvía los recursos del desarrollo eficiente de energías renovables, “respondiendo más a la demanda del sector gasístico que a los intereses reales de la sociedad”.
Preocupación en Bruselas. En definitiva, el cambio climático es una de las mayores preocupaciones en el Viejo Continente y las recientes advertencias de la UE a la Junta de Andalucía por su plan para Doñana dan buena cuenta de ello.
Un tema caliente. En este contexto, España y Portugal han decidido potenciar sus estrategias para acelerar la transición energética ante la atenta y vigilante mirada de los movimientos ecologistas. Y todo esto ocurre meses antes del que puede ser uno de los veranos más calurosos de la historia.
Imagen: Nuno Marques / Unsplash
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