Un 26 de abril de 1986 el mundo contuvo la respiración. La central nuclear de Chernóbil sufrió un accidente, a la postre, trágico. Treinta y seis años después el nombre, el nombre de la pequeña villa acostada a los pies del complejo energético vuelve a estar de actualidad por un motivo distinto: Rusia y Ucrania están librando una de las primeras batallas de la guerra declarada hoy en sus alrededores.
Qué pasa. Lo ha anunciado el presidente, Volodymyr Zelensky, en su cuenta de Twitter: "Las fuerzas de ocupación rusas están intentando tomar la Central Nuclear de Chernóbil. Nuestros soldados están dando sus vidas para que la tragedia de 1986 no se repita. He informado sobre ello al primer ministro sueco. Es una declaración de guerra contra toda Europa". La noticia ha sido confirmada "oficialmente" por AFP y otras agencias.
A última hora de la tarde, diversos periodistas sobre el terreno han confirmado que las fuerzas rusas han tomado el complejo, sobre el que se había intercambiado fuego durante horas. Por primera vez desde 1991, Chernóbil vuelve a estar en manos rusas, y no ucranianas.
El motivo. Chernóbil se encuentra a pocos kilómetros de con Bielorrusia, un estrecho aliado de Rusia implicado activamente en la invasión de Ucrania. Más aún, la central se construyó junto al extenso cauce del Dniéper, a 80 kilómetros al norte de Kiev, punto estratégico clave para todas las partes enfrentadas. El ejército ruso lleva meses aglutinando fuerzas en la frontera sur de Bielorrusia. Era de prever que, en caso de que la invasión tomara forma, los primeros combates llegaran a Chernóbil.
¿Riesgos? Tanto las palabras de Zelensky como de sus ayudantes deben ser puestas en cuarentena. Ucrania afronta una guerra y todo esfuerzo propagandístico es pequeño. Tiene un incentivo para exagerar los riesgos. Pese a todo, hay motivos para la preocupación, según un asesor del ministerio de Interior: "La Guardia Nacional, que se ocupa de garantizar la seguridad de los depósitos de vertidos radiactivos, está combatiendo con todas sus fuerzas (...) el polvo nuclear puede propagarse por todo el territorio de Ucrania, Bielorrusia y Europa".
¿Es así? Cualquier mención a "Chernóbil" en un contexto bélico acapara atención mediática. Pero la guerra no tiene que ser una receta para la catástrofe. Tanto la Unión Europea como Ucrania llevan años y miles de millones trabajando en el nuevo sarcófago del reactor 4, el protagonista del accidente. Es el punto más delicado del complejo, pero también el mejor protegido. Y como apunta Axios, ambas partes son conscientes de los peligros de bombardearlo o combatir en sus alrededores.
La vida en las proximidades de Chernóbil, de hecho, es relativamente posible. Los niveles de radiaciones son altos pero hay alojamientos turísticos, una (peculiar) fauna creciente y 7.000 habitantes dentro de la Zona de Exclusión y sus alrededores. La idea de un "polvo nuclear" contaminando Europa es... Como poco exagerada.
Se veía venir. La posibilidad de "defender" Chernóbil ya había sido discutida por Ucrania días atrás. En este reportaje del New York Times se recopilan voces de las fuerzas armadas ucranianas. Todas eran conscientes de los riesgos a pie de terreno para quienes combatan dentro de la Zona de Exclusión, aunque algunos abogaban directamente por abandonar el terreno a su suerte. "Es un vertedero (...) Ninguna cosecha crecerá allí", afirma un trabajador próximo a la central.
Ensayos. En la práctica, Ucrania descontaba batallar en los alrededores de Chernóbil. A principios de este mes realizó maniobras militares dentro de la Zona de Exclusión, invitando a la prensa a observarlas desde el terreno. El ejército realizó pruebas con munición y explosivos precisamente por tratarse de una zona deshabitada, pruebas que contrastan con la aparente alarma transmitida por el gobierno ucraniano hoy.
Sea como fuere, algo es real. Del ensayo se ha pasado a la práctica. Chernóbil también está en guerra.
Imagen: Sergei Grits/AP
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