6-091 aerogeneradores repartidos en 122 parques eólicos para un total de 30.267 megavatios. Esa es la energía eólica que tenía Europa instalada en sus aguas a cierre de 2022. Y de todos ellos solo 5 megavatios están en España: un solo aerogenerador instalado en las aguas de la isla de Gran Canaria, (que además es un prototipo).
Pero si en lugar del mar hablamos de energía eólica _onshore_ (o terrestre), la foto es muy diferente. En este caso España sí que es un país puntero a nivel mundial. Actualmente en nuestro territorio hay instalados nada menos que 1.298 parques eólicos que suman un total de 29.793 megavatios de potencia, siendo el cuarto país del mundo con más energía eólica instalada, solo por detrás de China, Estados Unidos, Alemania e India. Incluso en el año 2021 la eólica fue la primera fuente de generación del sistema eléctrico peninsular, superando a la nuclear. Y todo apunta a que lo seguirá siendo en los próximos años.
España tiene también 250 centros de fabricación vinculados al sector y se estima que alrededor de 28.000 personas trabajan en toda la cadena de valor, desde la citada fabricación hasta las actividades de I+D. Pero, si España es una potencia mundial en energía eólica terrestre, ¿qué pasa con la energía eólica marina? ¿Por qué no hay instalaciones de este tipo en nuestro país? ¿Cuándo y dónde se instalarán los primeros?
Qué tiene el mar que no podamos encontrar en tierra
El primer parque eólico marino de la historia se instaló en el año 1991 en Dinamarca. En la búsqueda de alternativas a la ocupación de terrenos y para evitar posibles problemas medioambientales que podían convertirse en una limitación para el desarrollo a gran escala de la energía eólica, el gobierno danés se lanzó a promover un parque eólico marino.
Este parque sirvió como demostrador del potencial de la eólica offshore. Además, en el mar se cuenta habitualmente con un mayor recurso eólico que en tierra (lo que se traduce en más energía generada y mayores ingresos) y también de mejor calidad (viento menos racheado y con menores turbulencias dada la ausencia de obstáculos).
Por otro lado, otra de las grandes ventajas es que las limitaciones logísticas que tiene el transporte por carretera desaparecen en el mar, donde los aerogeneradores van directamente desde el puerto hasta el lugar de instalación final. Esto ha permitido llevar la tecnología de aerogeneradores offshore hasta límites insospechados. Por el contrario, las máquinas deben diseñarse para soportar las condiciones del ambiente marino y tanto la instalación como el mantenimiento de las mismas es más costoso y complicado por la necesidad de barcos, helicópteros, etc.
Por qué en España no tenemos parques eólicos offshore
Como os podéis imaginar, la energía eólica offshore no es instalable en cualquier parte. No se puede elegir una ubicación en el mar de forma aleatoria y construir allí el proyecto. Todo lo contrario: para que una ubicación sea considerada como apta para la instalación de un parque eólico marino, se deben hacer multitud de estudios y tienen que coincidir una serie de condicionantes concretos.
Uno de los puntos clave a analizar, además del recurso eólico, es la profundidad de la plataforma continental, es decir, a cuántos metros se encuentra el subsuelo marino desde la superficie. Hasta el momento, el estado actual de la tecnología solo nos ha permitido (salvo excepciones) desarrollar parques eólicos en los que los aerogeneradores están anclados al subsuelo marino. De hecho, 99,6% de los megavatios instalados en Europa (28.210 megavatios) corresponden a este tipo de tecnología.
En los siguientes mapas se puede ver la profundidad del subsuelo marino y las instalación de parques eólicos en aguas europeas.
De estos mapas se pueden extraer dos conclusiones principales:
- Hay una clarísima correlación entre la profundidad del subsuelo marino y la instalación de parque eólicos offshor*. Esto es especialmente notable en el Mar del Norte, donde se concentra el grueso de los megavatios instalados en el viejo continente.
- Si nos fijamos en España, se puede ver claramente que apenas contamos con plataforma continental: a poco que nos alejamos de la costa, la profundidad de las aguas crece de forma abrupta.
La consecuencia es clara: necesitamos aerogeneradores flotantes para desarrollar eólica marina. El problema con esta tecnología es que todavía está poco madura, es cara y se cuenta con muy poca experiencia de instalación en el mundo. Solo 113 (el 0,4%) de los megavatios offshore instalados en Europa son flotantes y todos ellos son parques de pequeño tamaño.
Burocracia, la otra barrera a superar
Más allá del reto tecnológico, que no es pequeño, la burocracia juega un papel fundamental en el desarrollo de los parques eólicos marinos. Aunque el mar es muy grande y el espacio en principio es casi ilimitado, como os podéis imaginar, los trámites a superar para obtener permiso para construir un parque no son nada fáciles. Y en España la normativa está completamente desactualizada o directamente sin publicar.
De cara a iniciar el desarrollo de este tipo de proyectos, uno de los próximos pasos que se va a realizar es identificar las zonas con mayor potencial teniendo en cuenta todas las interferencias e incompatibilidades con otras actividades como la pesca, los espacios estratégicos militares, los espacios protegidos medioambientalmente, etc. Esto se hace a través del Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM), que según declaraciones del Ministerio para Transición Energética y el Reto Demográfico, estará listo próximamente.
Una vez identificados estos espacios, se sacarán a concurso y los desarrolladores pujarán por adquirir los derechos de exploración en esos espacios. Y serán adjudicados con una especie de alquiler por la ocupación del espacio marino.
Después, llegará la convocatorio de subastas. Las subastas en este caso son necesarias porque la eólica flotante no es capaz de competir por costes en el mercado mayorista de electricidad (al menos en un escenario de precios "normal"). Por lo tanto, para activar a los inversores es necesario garantizar un precio cerrado de venta de energía durante un número concreto de años. En ese sentido, el Gobierno lanzó la primera subasta de eólica marina a principios de 2023, con cuatro grandes zonas habilitadas y 45 proyectos en aprobación.
El objetivo final del Ministerio es alcanzar entre 1 y 3 givatios de esta tecnología instalados para el año 2030. Estos 3 gigavatios podrían abastecer entorno al 5% de la demanda eléctrica de España. Además, de alcanzarse, corresponderían a nada menos que el 40% de la potencia instalada que prevé tener Europa (7 gigavatios) para esa misma fecha, lo que posicionaría a España como referente en esta tecnología. Sin embargo, como se ha podido comprobar, el proceso burocrático es largo y hay que sumarle también el proceso de construcción.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, parece difícil que el primer parque eólico marino flotante de España llegue antes de 2028.
Dónde estarán los primeros parques y quiénes serán sus propietarios
Todavía es difícil saber de forma definitiva dónde estarán instalados los primeros parques eólicos offshore de España. El Gobierno publicó en febrero los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM), allanando el terreno para que las diferentes empresas e instituciones hicieran sus propias subastas. Cuatro zonas se reparten las apuestas: Canarias, con 45 proyectos presentados; Galicia, con nueve; Cataluña, con seis; y Andalucía, con cuatro.
En ese sentido, el hambre inversora es considerable, con los principales actores energéticos de nuestro país moviendo ficha para posicionarse. De hecho, muchos promotores habían presentado antes del POEM varios proyectos ante el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, como pueden ser Iberdrola, Greenalia o ACS. Incluso algunas nacionales empresas están yendo de la mano de socios europeos con más experiencia en este tipo de tecnología (el caso de Repsol y la danesa Ørsted o Naturgy y la noruega Equinor).
Muchos de los proyectos presentados están en la costa de Gran Canaria, donde ya se han propuesto alrededor de 1,5 gigavatios (lo cual no es realista). Y es que las Islas Canarias son especialmente atractivas para la instalación de los primeros parques, donde la electricidad es notablemente más cara que en la península. Allí, la energía eólica flotante podría competir en costes e incluso llegar a abaratar la factura, lo cual da mucho más sentido a su instalación y otorga muchas papeletas al archipiélago para albergar el primer parque.
También se han presentado proyectos en otras áreas de la península como el parque eólico Tramuntana en la costa catalana, los parques eólico Nordes, San Brandán y San Cibrao en la gallega o el parque eólico Mar de Ágata en Almería, entre otros.
En cualquier caso, es importante resaltar que hasta la publicación del POEM y sin la convocatoria de subastas estas ubicaciones solo pueden considerarsen como algo estimado, pero en ningún caso garantizan que en todas esas ubicaciones se vayan a instalar parques.
En definitiva, todavía tendremos que esperar unos cuantos años para ver los primeros parques eólicos marinos en nuestro país. El Gobierno cifra entre 500 y 1.000 millones las necesidades de inversión para potenciar la infraestructura portuaria. También se habilitaran 200 millones en ayudas para I+D hasta 2023. Todo ello para convertirse en un hub internacional de fabricación y desarrollo de tecnología eólica marina flotante y llegar al objetivo de tener entre 1 y 3 gigavatios instalados en 2030.
Imagen: Windfloat Atlantic, NREL, ec.europa.eu, WindEurope, GWEC
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