Marzo no lo está poniendo fácil en el tablero geopolítico. Tampoco en el energético. El mes arrancó con las tropas del Kremlin avanzando hacia Kiev y está a punto de cerrarse con un giro histórico en la postura de España ante el conflicto del Sáhara. Lo primero tuvo consecuencias claras en materia de energía, como que la Unión Europea se haya propuesto recortar su dependencia del gas y petróleo rusos. Lo segundo, como mínimo y a la espera de que se sucedan las reacciones, amenaza con tensar las relaciones entre nuestro país y Argelia, uno de los grandes proveedores de gas natural.
El movimiento político, en esta ocasión, fue algo más inesperado que el dado por Vladimir Putin a finales de febrero. Ayer por la tarde Rabat desvelaba que el presidente español, Pedro Sánchez, ha trasladado al rey alauí Mohamed VI que ve el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental como "la base más seria y realista" para solventar el conflicto en la excolonia africana.
Un giro con la vista puesta en Argelia
En la práctica, el movimiento de Moncloa rompe con la postura tradicional de España, que se ha mantenido en sintonía con la ONU —en 1991 aprobó una resolución que reconoce el derecho a un referéndum de autodeterminación— y ha abogado por una salida "aceptable" para las dos partes en disputa, Marruecos y el Frente Polisario. De la neutralidad, pasamos a alinearnos con Rabat.
Con el giro, el Gobierno espera cerrar la crisis diplomática que mantiene con Marruecos desde hace meses y abrir una "nueva etapa" en la relación con Rabat, marcada por la colaboración en el control de la migración o el fin de cualquier contencioso sobre Ceuta y Melilla. Sin embargo el movimiento podría tener también una deriva en política energética. Acercarse a Marruecos supone alejarse, al menos en lo que se refiere al conflicto saharaui, de Argelia, un proveedor de gas clave para España. Y supone hacerlo, además, con el debate abierto para reducir la dependencia de Rusia.
Argelia está alineada con el Frente Polisario, que exige la autodeterminación del Sáhara, no la autonomía limitada ofrecida por Marruecos. Las relaciones entre ambos estados, enfrentados por la influencia en el Magreb, no es sencilla y sus fricciones ya se han dejado sentir en cierto modo en el campo de la energía. En octubre Argelia cortó el gasoducto Magreb-Europa (GME) para evitar así que Rabat se pudiese beneficiar de los derechos de paso y parte de su gas. El país argelino ha mantenido el suministro a España gracias a la conducción que enlaza ambas costas y buques. En 2021, más del 45% del gas que se importaba y consumía en España procedía de allí.
Hasta finales del año pasado Argelia era de hecho el principal exportador de gas natural a España, puesto que, según los datos de Enagás, ha ocupado en los últimos meses EEUU. El boletín mensual del operador muestra que en febrero España compró 12.472 gigavatios hora (GWh) de gas natural a Estados Unidos, lo que representa el 32,9% del total de las importaciones; frente a los 8.801 del país del norte de África, que se quedó con una "cuota" del 23,2%. Ambos suministros son diferentes, eso sí: el estadounidense llega a bordo de buques metaneros cargados de GNL; el de Argelia, a través de Medgaz. En febrero el gas ruso sumaba 2.174 GWh, un 17,7% menos que en 2021.
Argelia aún no se ha pronunciado sobre el giro de España, pero prueba de que la decisión del Gobierno puede tensar la relación entre ambos países es que el propio ejecutivo ha tenido que salir a calmar cualquier tipo de temor. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, explicaba ayer por la tarde que Argelia es "un socio fiable" de España y garantizó que la relación estratégica con el país "está llamada a perdurar en el tiempo". Aunque Albares no desveló si ha hablado o no con su homólogo argelino, Ramtane Lammra, desde el Gobierno han confirmado a El País que Argel había sido informada con antelación del cambio de postura en el conflicto del Sáhara Occidental.
¿Se puede prever ahora una reacción de Argelia? El mismo media cita a un periodista local que asegura que el Gobierno "está furioso" y apunta que hay medios en el país africano que no descartan que mañana puede haber un pronunciamiento. Los viernes y sábados son días festivas allí. Al darse el giro de España en un momento en el que Argelia puede verse beneficiada por el rechazo de la UE a Moscú, otras fuentes diplomáticas descartan sin embargo que Argel pueda cerrar el grifo. Hace solo unas semanas, de hecho, España negociaba un aumento del suministro para toda Europa.
Imágenes | PSOE de Andalucía (Flickr) y Medgaz
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