La demanda se ve alentada también por las renovables, la expansión de la fibra óptica o la necesidad de renovar la infraestructura
Por el país se reparten más de 120 millones de postes de madera que sostienen el tendido aéreo
EEUU necesita postes. Muchos postes, en realidad. El boom de los vehículos eléctricos y la energía renovable está alentando al otro lado del Atlántico algo más que la demanda de litio o tierras raras. Como explicaba hace poco The Wall Street Journal, esa "revolución verde" llega acompañada de la necesidad de una ingente cantidad de troncos de árboles con los que ampliar, reforzar y renovar el tendido eléctrico estadounidense, una infraestructura ya de por sí envejecida y necesitada de reemplazo en parte del país. Buena prueba de esa tendencia es el sorprendente crecimiento que ya están experimentando algunas compañías del sector.
Al fin y al cabo disponer de una amplia red de puntos de abastecimiento para vehículos eléctricos requiere algo más que electrolineras.
Más tecnología... más árboles. El negocio de los postes de madera está en auge en EEUU. Y tiene todo el sentido que así sea. A lo largo de los últimos días medios como The Wall Street Journal o Jalopnik han publicado reportajes en los que explican que su demanda se está caldeando a medida que la nación se prepara para una mayor flota de vehículos eléctricos, un mayor peso de la energía solar y la expansión de la banda ancha por las comunidades rurales. Eso sin contar con la tarea pendiente que el país ya tenía para reforzar su red de tendidos.
Al fin y al cabo todas esas infraestructuras dependen de un mismo elemento: postes para tendidos aéreos, a priori más económicos que las líneas bajo tierra.
Una tendencia con cifras. Aunque no concreta cuántos postes exactamente habrá que instalar, TWSJ desgrana tres cifras que ayudan a entender el alcance del fenómeno. La primera da una idea del volumen de postes que hay repartidos por el país. Según sus datos, a lo largo y ancho de EEUU se distribuyen algo más de 120 millones de postes de madera. Y buena parte necesitan un reemplazo urgente tras haber superado con creces la vida útil para la que se diseñaron, haberse quedado obsoletos o sufrir los efectos de incendios, huracanes y pájaros carpinteros.
Postes… y millones de dólares. La segunda cifra sirve para comprender el alcance económico de semejante despliegue. El Gobierno federal ha asignado más de 60.000 millones de dólares al despliegue de Internet de alta velocidad por las áreas rurales estadounidenses, una jugosa inversión que se dedicará en parte a la instalación de postes. El mismo destino tendrá una porción de los alrededor de 1,2 billones de dólares de la Ley de infraestructuras de 2021, pensada precisamente para la mejora de aeropuertos, viaductos, vías navegables o servicios públicos.
El despliegue de postes está también relacionado con la expansión de los automóviles eléctricos y granjas solares, que en ocasiones se instalan en lugares remotos que deben conectarse a la red. Ambos suponen sectores jugosos. Global Market Insgiths estima que el mercado de vehículos eléctricos de EEUU rondaba el año pasado los 49.100 millones de dólares, una cifra que llegaba acompañada de la necesidad de miles de puestos de carga extra. En el segundo caso, el del mercado fotovoltaico, se hablaba de alrededor de 29.700 millones de dólares con una previsión de crecimiento considerable para lo que resta de década.
Un fenómeno con beneficiarios. TWSJ deja aún un tercer dato, igual de revelador: el crecimiento que han experimentado las compañías que se dedican a fabricar postes para servicios públicos. En 2022 las dos acciones de las empresas que dominan el negocio en EEUU, Koppers y Stella-Jones, experimentaron alzas sorprendentes. La primera, un 49%; la segunda, un 87%, considerablemente por encima del 16% que marcó el índice bursátil Standard & Poor´s 500. "La demanda actual de postes de servicios públicos en América del Norte está superando la capacidad", certifica Éric Vachnon, director general de Stella-Jones.
Semejante escenario les está llevando a reforzar su músculo empresarial, con nuevos equipos y plantas, y ha llevado ya a mover ficha a otras compañías del sector. Los fabricantes de postes de acero u hormigón han querido sacar provecho también de las buenas previsiones, apostando, como ocurre con RS Technologies, una compañía con sede en Calgary, Canadá, por una ampliación millonaria de las factorías en las que se dedica a fabricar postes de resina y poliuretano.
Más postes, más grandes. No solo se necesitan más postes. Los que se demandan son también más grandes, más anchos, elaborados con grandes troncos de pinos o coníferas. Un modelo que ha ganado popularidad es de hecho el Clase 2, un poste de 45 pies, alrededor de 13,7 m, que supera al Clase 4 que ha triunfado en la industria hasta ahora. "No sabes qué vendrá luego. Quieren espacio para añadir cosas", explica Brad Singleton, responsable de una de las plantas de Koppers.
El desafío, por supuesto, está en encontrar árboles que se adapten. En 2020 el propio Consejo Norteamericano de Postes de Madera, alertaba de que basándose en el ritmo de producción y los calendarios de talas "no hay suficientes árboles" para producir "de forma sostenible" los postes de madera de mayor tamaño.
Imagen de portada: Jp Valery (Unslplash)
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