La red eléctrica apenas almacena energía, y por lo tanto no aprovecha el excedente que producen la eólica y la solar
El vector ideal para almacenar energía renovable es el hidrógeno, y España está posicionada para liderar el cambio
A Europa le hacen falta mejores infraestructuras para gestionar su actual sobreproducción de energías renovables, y España tiene la clave para solucionarlo: el hidrógeno verde.
Un problema de flexibilidad. La rápida expansión de proyectos eólicos y solares ha creado un desequilibrio entre la oferta y la demanda de electricidad en Europa. El precio de la luz se ha desplomado porque hay mucha energía renovable durante ciertos periodos, pero las centrales de gas tienen que seguir funcionando para compensar los momentos en los que no.
La red eléctrica europea tiene un problema de flexibilidad: apenas almacena energía, y por lo tanto no aprovecha el excedente que producen la eólica y la solar cuando sopla mucho el viento o brilla mucho el sol.
El papel del hidrógeno verde. Hay otras opciones, como las centrales hidroeléctricas de bombeo, por las que apuestan las grandes compañías eléctricas, pero el vector ideal para almacenar el excedente de energía es el hidrógeno. En especial el hidrógeno verde, que se produce mediante electrólisis de agua a partir de energías renovables.
La producción puede hacerse en los momentos de baja demanda energética con agua de mar, añadiendo una planta desalinizadora al proceso. El gas "almacena" esa energía renovable y luego puede quemarse para estabilizar la red cuando se dé la situación contraria: alta demanda energética y baja producción de hidrógeno verde.
La gran apuesta europea. El hidrógeno verde se ha convertido en una pieza clave en los planes de la Unión Europea para la transición energética y el compromiso de neutralizar las emisiones de CO2, especialmente en sectores difíciles de descarbonizar, como la industria pesada y el transporte marítimo y aéreo.
No es el camino fácil. Hoy en día, menos del 0,1% del hidrógeno global se produce mediante electrólisis debido a sus altos costes. Pero hay laboratorios de todo el mundo mejorando la tecnología de los electrolizadores para solventar este desafío, y Europa mantiene su apuesta.
España lidera el cambio. Aprovechando las inversiones europeas, España ha reforzado su posición en el mercado del hidrógeno verde con múltiples acuerdos y proyectos que la ponen a la vanguardia del cambio.
En Andalucía está el proyecto del Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, con una inversión de 5.000 millones de euros para construir un hub tecnológico capaz de producir hasta 300.000 toneladas de hidrógeno verde. Tiene en Asturias un proyecto homólogo llamado HyDeal España, que espera arrancar con 200.000 toneladas de hidrógeno al año para 2026 y 330.000 toneladas anuales para 2030.
El corredor H2Med. Pero el verdadero as bajo la manga de España es el corredor europeo H2Med, un gasoducto de hidrógeno verde que conectará la península ibérica con el resto de Europa en 2030.
La tubería tendrá un tramo submarino de 455 kilómetros entre Barcelona y Marsella y otro terrestre de 248 kilómetros entre Celorico da Beira y Zamora. Un eje en la Cornisa Cantábrica, el Valle del Ebro y el Levante de unos 1.500 kilómetros. Y otro eje en la Vía de la Plata entre Gijón y Huelva, con un pequeño desvío para conectarse con el Valle de Hidrógeno de Puertollano, de 1.250 kilómetros.
Y varias reservas. Como parte del proyecto H2Med, Barcelona tendrá una estación de compresión de 140 MW, y en Zamora habrá otra de 24,6 MW. También hay proyectadas dos reservas subterráneas de hidrógeno situadas en la Cornisa Cantábrica, con capacidades de 335 y 240 GWh.
Con la producción prevista, se alcanzaría el 10% del objetivo de hidrógeno renovable del plan RePower EU, que busca alcanzar los 20 millones de toneladas para 2030.
El primer hidroducto. La primera tubería por la que circulará hidrógeno verde en España está en Mallorca y acaba de entrar en la fase final de su construcción.
Transportará 300 toneladas de hidrógeno verde producido mediante electrólisis que, al llegar a la central, se inyectará en la red de gas natural de 1.200 km ya construida en Mallorca. El proyecto promete ahorrar 20.700 toneladas anuales de CO2 en la isla.
Muchos desafíos que resolver. El transporte es solo uno de los grandes desafíos del hidrógeno verde. España aspira a lidear el hidrógeno gracias a sus hidroductos, pero otros países como Australia, demasiado alejados para hacer tuberías, trabajan en facilitar su transporte en barcos.
El desafío más limitante es que, hoy por hoy, el hidrógeno verde multiplica por ocho el precio del gas natural. Hacen falta turbinas, electrolizadores y desalinizadoras más eficientes, además centrales eólicas y solares que produzcan electricidad más barata. Por ahora, el Banco Europeo del Hidrógeno ha puesto la primera piedra: facilitar las inversiones iniciales.
Imagen | Rawpixel (CC0 1.0)
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