Con el precio del gas natural volviendo a niveles anteriores a la guerra de Ucrania, Europa tiene un problema totalmente distinto: ha acumulado tanto gas que necesita almacenarlo en Ucrania a pesar de la guerar para conservar su capacidad de inyectar el combustible y evitar un desplome del mercado.
Calefacciones apagadas. Dos años después de la invasión rusa de Ucrania, Europa da por controlada su peor crisis energética desde 1973 . El continente ha atravesado un invierno especialmente cálido, lo que le ha permitido ampliar sus reservas de gas natural y moderar los precios.
Con la calefacción apagada y las renovables a pleno rendimiento, el precio del gas se mantiene en 25 euros por megavatio-hora desde hace semanas, tras una caída del 20% a principios de año. La duda ahora es dónde almacenar un inventario que empieza a desbordarse.
Instalaciones a rebosar. El gas natural se almacena en pozos subterráneos, aprovechando antiguos yacimientos ya agotados. O directamente como GNL en los tanques de las plantas de regasificación, que abundan en España.
Europa ha empezado marzo con el 62% de sus instalaciones de almacenamiento llenas, según Bloomberg. Es un récord para esta época del año y hace aflorar un riesgo impensable hace dos años: alcanzar el tope de su capacidad antes de la temporada de aire acondicionado.
Una opción: el gas flotante. La práctica de almacenar el GNL en buques metaneros antes de descargarlo es habitual cuando las empresas prevén que van a poder venderlo a precios más altos en el futuro, pero los contratos para el verano también han caído en las últimas semanas.
Con las reservas llenas, el gas flotante puede ser una cuestión de necesidad. El problema es que es muy caro de mantener.
La alternativa ucraniana. Ucrania tiene más capacidad de almacenamiento que ningún otro país europeo al oeste de Rusia. No en vano, fue durante años una pieza clave en el comercio del gas con sus vecinos.
Cuando comenzó la guerra, el combustible almacenado cayó prácticamente a cero, pero las reservas ucranianas se están recuperando y empresas como Shell y DXT han vuelto a utilizar sus instalaciones.
El país espera que la peculiar situación de los comerciantes europeos les lleve a invertir de nuevo en Ucrania, a pesar de la guerra, y está destinando 10.000 millones de metros cúbicos de volumen, un tercio de su capacidad, a empresas extranjeras.
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