En 2011 un informe tachaba de competencia desleal a la importación de los baratos paneles solares desde China. Según la denuncia de los fabricantes europeos, el país asiático estaba llevándose miles de millones de euros en subsidios su costa.
Presionada por los fabricantes, la Comisión Europea decidió en 2013 imponer una medida proteccionista contra los paneles chinos. Tras cinco años, la homogeneización de los precios a nivel mundial y la débil respuesta de la industria europea, que apenas ha aumentado a pesar de los esfuerzos por proteger la producción en territorio comunitario, ha supuesto un giro a la situación.
Desde hace unos días, Europa ha vuelto a abrir sus puertas a estos componentes. La Comisión ha decidido que ya no existen razones para seguir manteniendo el bloqueo: los precios, la fabricación y la calidad no justifican la medida. Con este levantamiento se termina el miedo a la "guerra comercial" por la energía solar que lleva sobrevolando Europa desde 2013, lo que podría tener consecuencias importantes dentro del sector energético europeo.
Así levantó Europa el bloqueo a los paneles Chinos
En 2010 China sorprendió al mundo con una increíble capacidad de fabricación de paneles solares. En 2011 la capacidad de producción de este país alcanzaba los 50.000 Megavatios, mucho más que sus competidores europeos o estadounidenses. Los fabricantes de todo el mundo comenzaron a preocuparse.
Desde el comienzo de su carrera para dominar la energía solar, China ha exportado muchísima tecnología fuera del país. La enorme capacidad de producción y los precios chinos amenazaban en 2010 a la industria europea. Mientras que en Asia los costes rondaban entre los 8-10 céntimos de dolar por KWh, en Europa (y Estados Unidos) la producción los elevaba a unos 18-20 céntimos de dolar por Kwh. Estas cifras indican el precio de la inversión, teniendo en cuenta la producción según el coste ya que normalmente no compramos "un panel solar", sino la instalación completa.
En 2012 el grupo ProSun, el grupo de fabricantes europeos más importante, inició una investigación de comercio desleal sobre los precios de los paneles chinos vendidos en Europa. El informe obtenido concluía que China estaba beneficiándose de los subsidios, ganando unos 21.000 millones de euros a costa de los productores europeos.
El informe fue llevado ante la Comisión en 2013, quien impuso una medida anti-dumping. Se considera que un país está haciendo dumping cuando comienza a vender un producto en otro país a un precio menor al que aplica normalmente. Este tipo de medidas proteccionistas tienen como finalidad asegurar el ecosistema de producción, distribución y venta en torno a dicho producto, protegiendo a las partes implicadas.
Esta medida, puesta de manera temporal durante dos años, se renovó en marzo de 2017 durante otros 18 meses. Durante este tiempo, los paneles procedentes de China eran cargados con aranceles especiales o directamente se denegaba su entrada.
Cuando la calidad de los paneles chinos estaba en entredicho
Otra de las quejas relacionada con los paneles procedentes de china es su eficiencia. Aunque es cierto que los comienzos estuvieron llenos de paneles baratos pero menos eficientes, lo que contribuyó a que adquirieran mala fama, el tiempo ha permitido que mejoren en calidad.
La eficiencia de un panel solar lo es todo, y su capacidad depende enormemente de su fabricación. Esto afecta también a la inversión. Varios análisis muestran que la inversión inicial sale mucho más rentable a la larga si implica paneles de mayor calidad, en vez de abaratar los costes. Este argumento sirvió para cimentar la queja contra los paneles chinos. Así, los fabricantes europeos acusaban a China de vender paneles muy baratos cuya instalación no era del todo rentabilizada.
A día de hoy la eficiencia de un panel solar depende de muchos aspectos: por ejemplo su confección poli o monocristalina, la calidad de los materiales empleados, la confección del panel... Aunque todavía hay paneles de baja calidad (y baja eficiencia), las empresas Chinas parecen haberse posicionado muy bien en el mercado.
De hecho, muchas empresas de diverso origen (europeas, americanas o incluso de Oceanía) tienen sus bases de producción en China. Además, los mayores productores y exportadores de paneles solares son chinos: Trina, SunPower y Yingli Solar. En definitiva, actualmente no podemos decir que exista una correlación entre calidad y origen de los paneles solares, lo que ha ayudado a homogeneizar el mercado.
El fin de la sombra de una guerra por la energía solar
El pasado 3 de septiembre, la Comisión Europea decidió que no tiene sentido continuar manteniendo la medida anti-dumping. Esto quiere decir que ya no se gravarán los paneles importados con aranceles adicionales siempre que se respeten los precios europeos.
Las razones principales son dos: la primera es, precisamente, que el mercado ha ido homogeneízandose en precios a nivel mundial. Actualmente, el precio de la instalación se ha visto reducido, mientras que los precios de consumo han aumentado. Estos rondan entre los 25-51 céntimos de dolar por KWh.
La segunda razón es que durante este tiempo la producción europea de paneles solares no ha aumentado de manera perceptible a pesar de la medida proteccionista, por lo que no parece haber tenido un impacto significativo en la industria europea.
Esto puede tener su sentido en el hecho de que muchas compañías europeas tienen sus sedes de producción en China. Por otro lado, grupos con intereses proteccionistas, como ProSun Glass, se quejan de esta medida aduciendo, por ejemplo, que provocará la desindustrialización de las empresas europeas, o que la producción de placas solares China es mucho más contaminante que la de Europa.
¿Qué consecuencias tendrá el fin de esta medida?
La consecuencia inmediata será más facilidad y disponibilidad de componentes solares en Europa. Esta medida busca, a la larga, la reducción de los costes de producción de energía solar, algo por lo que Europa lleva luchando desde hace décadas, especialmente desde la celebración del Acuerdo de París, el COP21.
A nivel global, esta medida podría suponer una nueva presión en los precios de los paneles, que siguen bajando. Esto es una mala noticia para la industria en sí, pero podría ser una buena noticia para los consumidores y operadores, ya que permitirá ampliar la oferta de los servicios asociados a la energía solar.
También puede suponer un cambio importante en el flujo comercial de estos componentes. Mientras que Estados Unidos, uno de los mayores consumidores de paneles solares del mundo (y un enorme productor), ha impuesto nuevos aranceles a China como parte de su política America first.
En 2017, la producción solar de Estados Unidos se situaba en 2 Gigavatios de potencia instalada por debajo de la Europea y 90 con respecto a China. Europa podría verse beneficiada de este libre comercio, pudiendo aumentar la potencia instalada en los próximos años más fácilmente, abaratando los costes de producción solar en las siguientes décadas.
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