Cuando el BCE decidió bajar los tipos de interés en junio lo hizo sin confirmar si para otoño habría otra bajada. La lucha contra la inflación está siendo muy lenta y lamentablemente no hay indicios claros que los precios estén desinflándose. Hay varios factores en contra y uno de los principales es el precio de la energía, en concreto del petróleo.
El precio del Brent lleva meses subiendo con fuerza. El precio del barril de petróleo ya está por encima de los 87 dólares, un precio que no se tenía desde Semana Santa.
Esta tendencia coincide con la del precio de la gasolina y el diésel en España, que a las puertas del verano está volviendo a niveles bastante elevados, hasta los 1,62 euros de media el litro de gasolina, según datos de Boletín Petrolero de Unión Europea recogidos por Europa Press.
Operación Salida... El motivo de esta subida es doble. Por un lado está la previsión de que el verano va a ser bueno, con una fuerte demanda debido a la movilidad. Al menos en dos mercados tan importantes como el estadounidense y el europeo.
Si nos fijamos en Estados Unidos, la Administración de la Energía (EIA) apunta que esta pasada semana se han movilizado 12,2 millones de barriles de petróleo, cuando los analistas preveían una semana más tranquila con unos 700.000 barriles.
...y dudas con el suministro. Por otro lado está que el suministro está en dudas. No hay un problema concreto como tal, pero los analistas explican a Reuters que el mercado está quieto y hay mucha gente observando de cerca la situación geopolítica, en concreto la situación en Oriente Medio por Gaza, así como decisiones de Saudi Aramco y los recortes que vienen desde Rusia tras el cambio de dirección en Vostok.
Calma tensa. La bajada en el precio del combustible se había convertido la principal causa de la bajada general de la inflación en España. Si baja el precio de la gasolina también baja el de los alimentos. Es una cadena. Pero vemos que el precio del petróleo ha ido subiendo estos últimos meses y finalmente se ha reflejado en el precio de la gasolina.
La situación este verano se prevé de calma tensa. No se espera que el precio se dispare, pero tampoco hay motivos para pensar que la lucha contra la inflación se ha ganado. Mientras que el año pasado teníamos indicios bastante claros de cuál iba a ser la tendencia en el futuro, ahora mismo la mayoría de analistas son cautos con las previsiones.
Imagen | Jesse Donoghoe
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