Podremos criticar muchos de los aspectos de Estados Unidos como nación, pero hay un elemento que es digno de admiración y hasta envidiable para aquellos que no vivimos allí, que es su impulso a iniciativas tecnológicas que ayudarán al desarrollo del país de cara al futuro. Esto ha crecido con la llegada de Barack Obama como presidente, quien a su mando ha autorizado la creación del superordenador más poderoso del mundo, ha creado la importante ley de acceso a la energía solar, así como la reciente inversión que busca fomentar la enseñanza de informática, entre otras más.
Pero esto aún no termina, hace unos momentos la Casa Blanca acaba de emitir un comunicado, donde el presidente Obama está anunciando una polémica iniciativa que busca proponer un nuevo impuesto de 10 dólares por barril de petróleo, esto con la idea de financiar iniciativas para un transporte público más limpio, como trenes de alta velocidad, autobuses eléctricos y vehículos autónomos.
Las compañías petroleras no están muy contentas
La iniciativa es una de las más agresivas que ha propuesto Obama, la cual se suma a la reciente aprobación de 4.000 millones de dólares para apoyar el desarrollo de tecnología en coches autónomos, pero ésta última era enfocada en vehículos particulares, así que ahora se busca hacer un importante cambio en el transporte público, que es una pieza primordial para el desplazamiento de la población en todo el país.
El detalle es que ha tomado a todos por sorpresa, incluso al Congreso estadounidense, quien estará recibiendo todo tipo de presiones por parte de las petroleras, ya que muchas de ellas están detrás de los apoyos de campaña de varios candidatos, así que la aprobación de esta ley no será nada sencillo.
"Al tener una tarifa sobre el petróleo, el plan del presidente crea un claro incentivo para fomentar la innovación del sector privado y reducir nuestra dependencia al petróleo y, al mismo tiempo, se podrá invertir en tecnologías de energía limpia que alimenten nuestro futuro".
De acuerdo a documento, el 30% de las emisiones de efecto invernadero provienen del transporte público, con este nuevo impuesto se espera aumentar la inversión en hasta un 50% para la creación de un nuevo transporte más eficiente y amigable con el medio ambiente. La intención es recaudar cerca de 32.000 millones de dólares por año, de los cuales, 20.000 servirán para financiar transporte público, 10.000 para crear tecnología que ayude a reducir emisiones contaminantes y 2.000 para la investigación de coches eléctricos y autónomos.
Jack Gerard, CEO de American Petroleum Institute, ha sido el primero en criticar la iniciativa:
"La Casa Blanca cree que los estadounidenses no están pagando lo suficiente por la gasolina, por lo que han propuesto un nuevo impuesto que podría elevar el precio de la gasolina en hasta 25 centavos por galón, lo que perjudicará a los consumidores que están disfrutando de la baja de precios en la energía, esto destruirá empleos y revertirá el surgimiento de Estados Unidos como líder mundial de la energía".
Como vemos, la cosa no se ve nada sencilla, y más ahora que el Congreso y el Senado están controlados por los Republicanos, el partido rival del presiente Obama.
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