Reino Unido y Dinamarca están ahora un poco más unidas. Al menos a nivel energético. Aprovechando los compases finales de 2023, las compañías Energinet y National Grid han puesto en marcha el nuevo cable interconector HVDC que une las costas británicas de Lincolnshire con la península de Jutlandia, al otro lado del Mar del Norte. El conducto se llama Viking Link y destaca por varias razones que dicen mucho de su alcance y sobre todo de su propósito: la primera, es que con sus 765 kilómetros acaba de convertirse en el cable eléctrico terrestre y submarino de su tipo más extenso del mundo; el segundo, que surtirá de energía a cientos de miles de hogares y evitará grandes emisiones de dióxido de carbono.
Su estreno es también una buena noticia para las renovables.
Cruzando el Mar del Norte. Viking Link es una infraestructura estratégica, pero también de récord, como se han encargado de repetir a lo largo de los últimos meses sus impulsores, la británica National Grid y el operador danés Energinet. El enlace es lo que se conoce como un interconector eléctrico de corriente continua de alto voltaje, un HVDC, un cable de alta tensión diseñado para conectar sistemas eléctricos de países vecinos. Su propósito: permitir un intercambio del excedente de energía, incluida por supuesto la generada con el sol, el viento o el agua.
Viking Link alcanza los 765 km y se extiende tanto por tierra como bajo las aguas del Mar del Norte. De hecho gran parte del tendido, unos 620 km, es submarino. La instalación se completa con dos estaciones convertidoras situadas en Jutlandia y Lincolnshire que se encargan de convertir la corriente continua que fluye a través del cable en una corriente alterna para las redes eléctricas domésticas de los dos países. Sus promotores insisten en que con sus alrededor de 770 km de longitud, Viking Link es "la conexión por cable eléctrico" más larga del mundo.
Gran tamaño, gran inversión. No es el único dato que ha trascendido de la nueva infraestructura. Darle forma exigió una inversión que National Grid cifra en 1.700 millones de libras, casi 2.000 millones de euros, además de varios años de esfuerzos durante los que se superaron los cuatro millones de horas de trabajo. En cuanto a su potencia, aunque en un inicio el interconector operará a 800 MW, sus responsables aseguran que con el tiempo llegará a 1,4 GW y canalizará electricidad suficiente para abastecer a unos 2,5 millones de hogares de Reino Unido.
National Grid ya ha echado cuentas y calcula que durante su primera década el cable permitirá a los consumidores británicos ahorrarse más de 500 millones de libras gracias a la importación de energía más barata y que solo durante su primer ejercicio evitará la emisión de alrededor de 600.000 toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale a retirar de las carreteras unos 280.000 coches.
¿Por qué es importante? Por sus dimensiones, que marcan un nuevo récord entre los cables de su tipo, y por lo que supone para el mercado energético del viejo continente. "Viking es una pieza importante en la transición ecológica de nuestro sistema energético: los productores daneses de electricidad pueden vender energía verde a un nuevo y gran mercado, y nosotros podemos surtirnos desde Inglaterra cuando no haya viento en casa", señala Energinet, operadora de la red eléctrica de Dinamarca, nación que destaca por su apuesta por la generación eólica.
"Dinamarca tiene una de las proporciones más altas de generación eólica del mundo, por lo que es perfecto para conectarse, compartir electricidad limpia y ayudar al Reino Unido y la UE a cumplir los objetivos de cero emisiones netas para 2050", coincide National Grid, que argumenta que la nueva conexión ayudará a los hogares de Reino Unido a lograr electricidad más barata y ecológica y fortalecerá su propia "seguridad energética" al sumar una fuente de suministro extra.
"A medida que despleguemos más energía eólica para cumplir los objetivos climáticos y de seguridad energética, las conexiones con nuestros países vecinos desempeñarán un papel vital para aumentar la seguridad del suministro y reducir precios para los consumidores", zanja Katie Jackson, de National Grid Ventures.
Nuevo año, nueva infraestructura. Si Viking Link es noticia es porque sus responsables lo estrenaron hace unos días, justo antes del cambio de año: aunque los trabajos de cableado se habían completado ya en verano con ayuda del buque Leonardo da Vinci, el 29 de diciembre Energinet anunció el envío de "los primeros electrones de energía verde danesa" rumbo a Reino Unido. El sistema está pensado para que la corriente pueda fluir en ambos sentidos entre Inglaterra y Dinamarca, pero el operador danés reconoce que la perspectiva es que, al menos durante los primeros años, el flujo exportador parta principalmente de Dinamarca.
"Los interconectores aportan enormes beneficios al Reino Unido, ya que actúan como superautopistas de energía limpia y nos permiten trasladar el excedente de desde donde se genera hasta donde más se necesita —comenta Rebecca Sedler, directiva de National Grid—. Eso significa que podemos importar energía más barata y limpia de nuestros vecinos cuando la necesitemos, y viceversa".
Importante, pero no el primero. Que Viking Link destaque por sus características e importancia en el mapa energético no significa que sea el primero de sus características. De hecho es el sexto del operador británico, que ya cuenta con cables que enlazan Reino Unido con Francia (IFA e IFA2), los Países Bajos (BritNed), Bélgica (Nemo Link) y Noruega (North Sea Link). Dinamarca dispone de conexiones eléctricas con Noruega, Suecia, Alemania y Países Bajos.
En el mapa internacional, la nueva infraestructura destaca por sus dimensiones, aunque bajo los océanos hay otros cableados igual o incluso más fascinantes, como el ambicioso 2Africa, diseñado para conectar Europa, Asia y África. Su objetivo son sin embargo las telecomunicaciones. Sobre la mesa hay también iniciativas que superan al Viking Link, como el EuroAsia Interconnector, un cable de 2 GW de potencia que se extenderá por las aguas del Mediterráneo a lo largo de más de 1.200 kilómetros. Su objetivo: enlazar Israel, Chipre, Grecia y Europa.
Imágenes: National Grid 1 y 2 y Energinet
En Xataka: El deshielo del Ártico tiene un beneficiado insospechado: los cables de comunicación submarinos
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