El sector marítimo se enfrenta a la necesidad de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero
Los reactores nucleares de cuarta generación, más baratos y seguros, pueden ser una oportunidad
En la actualidad, cientos de reactores de diferentes características están en funcionamiento en portaviones, submarinos y otros busques de guerra. Con la excepción del carguero ruso de origen soviético Sevmorput, la energía nuclear es una alternativa ausente en el transporte marítimo internacional. Este sector, sin embargo, se encuentra frente al desafío de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Y el combustible fuelóleo definitivamente no es el camino.
Maersk se interesa por la energía nuclear. El grupo naviero danés quiere saber si la idea de operar una flota de barcos de propulsión nuclear para transporte de mercancías es viable. Para ello, como recoge un comunicado, se ha unido a un estudio liderado por las compañías Lloyd's Register (LR) y Core Power. La primera presta servicios marítimos mientras que la segunda, fundada en 2018, impulsa a la propulsión nuclear como una opción de transporte de “cero emisiones”.
El trío de compañías se enfocará en esta etapa inicial en el escenario regulatorio y en los marcos legales que deberían establecerse para el funcionamiento de buques de carga con reactores nucleares de cuarta generación. Un punto interesante es que el estudio menciona a Europa como área de operación. También se investigarán las normas de seguridad y otros elementos importantes para sentar las bases del proyecto que, de momento, apunta al futuro.
Una vía para combatir las emisiones. Mikal Bøe, director ejecutivo de Core Power, no ha dudado en afirmar que “no hay cero emisiones netas sin energía nuclear”. Para este ejecutivo parece no haber otra alternativa, al menos en este momento. A lo largo de la historia hemos visto barcos que funcionan íntegramente con energía solar, como PlanetSolar, y barcos eléctricos, pero el estado actual de la tecnología no permite su utilización en enormes buques mercantes.
La Agencia Internacional de Energía señala que el transporte marítimo internacional fue responsable del 2% de las emisiones globales de CO2, y advierte que están creciendo. Una parte clave de esta realidad es que la mayoría de los buques de carga funcionan con fuelóleo pesado (HFO, por sus siglas en inglés). El HFO es un tipo de combustible fósil derivado del petróleo crudo similar al alquitrán. No solo está relacionado a las emisiones, sino a la contaminación ambiental por derrames.
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El aumento de las emisiones se debe al crecimiento del tráfico marítimo acompañado de la necesidad de los actores de este sector de utilizar combustibles baratos, pero más adversos para el medio ambiente. Ahora bien, esto contrasta, por ejemplo, con los objetivos climáticos de la Unión Europa que buscan reducir las emisiones en un 55% de aquí a 2030 respecto de los niveles de 1990 y alcanzar cero emisiones netas en 2050. Este marco llama a la acción a los sectores implicados.
Maersk es un gigante del transporte marítimo. Se trata del grupo que está detrás de más de 600 buques de carga. Por si esto fuera poco, mueve una de las mayores flotas de contenedores del planeta. La intención de este gigante de explorar alternativas como la nuclear no pasa desapercibida porque puede acabar impulsando cambios que alcancen a otras empresas del sector. En este mundo encontramos a otros gigantes como MSC, que además de cruceros tiene buques cargueros.
Un escenario favorable. Hemos visto solo cuatro barcos mercantes de propulsión nuclear en historia. El NS Savannah (1959), el japonés Mutsu (1974), el alemán Otto Hahn (1968) y el soviético Sevmorput (1986). De todos estos, solo el último se encuentra operativo. En los otros casos se llegó a la conclusión de que la propulsión nuclear no era rentable. Los reactores eran caros y complejos de operar, pero las cosas han cambiado sustancialmente durante los últimos años.
Estamos asistiendo al desarrollo de reactores nucleares de cuarta generación, alternativas más económicas y seguras que sus predecesores. Su éxito en tierra podría catapultarlos a un futuro prometedor en los barcos de transporte mercante. Por lo pronto, los SMR de Westinghouse parecen estar despegando y Europa no quiere perder el tren de esta tendencia. Con el paso del tiempo sabremos cómo evolucionarán todos estos proyectos.
Imágenes | Wiroj Sidhisoradej | Tasha Kostyuk
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