A las 13:11 del domingo 29, es decir, ayer mismo, aproximadamente un millón de personas se quedaron sin electricidad. Tenerife se apagó de repente y muchos de los afectados (tinerfeños y turistas) tardaron hasta nueve horas en recuperarla. ¿Cómo es posible que, en 2019, todo el sistema eléctrico de la isla más poblada de España se viniera abajo en un abrir y cerrar de ojos? Esto es lo que sabemos por el momento.
El mayor apagón de la última década
La red tinerfeña de transporte de alta tensión tiene 618,75 kilómetros de líneas y 23 subestaciones. Tras la confusión del primer momento, y tras descartar que el fallo proviniera de la central térmica de Caletillas, los datos oficiales señalan que fue un fallo en la subestación que Red Eléctrica tiene en el municipio de Granadilla lo que causó el apagón.
Aunque algunos periódicos locales han comentado la posibilidad de que el fallo se originara por una explosión en la subestación, ni Endesa Canarias, ni Red Eléctrica han confirmado esta hipótesis y hablan de “un fallo técnico” que están “analizando todavía”.
Lo que parece claro (siempre según la versión de Endesa Canarias) es que, tras el fallo de Granadilla y para evitar daños en la red, el sistema se desactivó automáticamente desconectando todas las subestaciones y evitando, de esa manera, cortocircuitos que hubieran agravado el problema.
Instalaciones críticas y estratégicas como los hospitales o los aeropuertos de la isla no sufrieron problemas porque están equipados grupos electrógenos que aseguran autonomía de la red. Y es que no hay que olvidar que en las islas (y, en general, en zonas aisladas) garantizar el suministro ante incidencias, fallos o, simplemente, picos de demanda es mucho más complejo que en entornos muy conectados.
La fragilidad y antigüedad de la red
El motivo fundamental que "explicaría lo ocurrido" para la empresa no sería la insularidad, sino el estado de buena parte de la red eléctrica. Esto hay que tomarlo como lo que es, "información de parte", porque como ocurrió en el apagón de Barcelona de 2007, ahora se abrirá un lago proceso judicial para dirimir responsabilidades entre Endesa y Red eléctrica.
No obstante, Granadilla es una instalación con más de 30 años de antigüedad y que tenía prevista su renovación el año que viene. Desde hace años se viene denunciando el mal estado de la red en todo el estado, por lo que parece razonable que el fallo tenga mucho que ver con la obsolescencia de las instalaciones.
Sea como sea, el apagón vuelve a poner encima de la mesa la fragilidad de los sistemas eléctricos en las islas y su dependencia de fuentes de energía como el fuel y el gasóleo que, en el contexto de la transición energética, dibujan un futuro aún más precario. Se depurarán responsabilidades, pero la red eléctrica necesita un paso más.
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