"Esto es un 'quítate tú para que me ponga yo'". La reflexión es de Torcuato Teixeira, portavoz de la Plataforma en Defensa de la Pesca y los Ecosistemas, y capta bien el sentimiento con el que los marineros gallegos, asturianos y del norte luso ven la expansión de la eólica offshore por las costas en las que llevan décadas faenando. Lo suyo no es una enmienda a la totalidad para los aerogeneradores, matizan; sino la exigencia de que se instalen sin "destrozar el litoral".
Lo están reclamando en los medios. Y en la calle.
El choque entre pesca y eólica. Se han movilizado en A Coruña, prevén hacerlo en Oviedo y reclaman ya la dimisión de la ministra Teresa Ribera y una entrevista con Pedro Sánchez. Pescadores y ecologistas han empezado a salir a la calle coordinados por la plataforma "Eólica Así Non" para exigir al Gobierno que retire el Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) para la demarcación Noratlántica, que abre a la eólica marina unos 2.350 kilómetros cuadrados (km2) repartidos a lo largo de la costa cantábrica gallega. El motivo: temen que pueda "acabar con el sector pesquero más pujante de España y Europa".
¿Y cuál es el motivo? El miedo a que los parques de turbinas eólicas dañen los ecosistemas marinos y perjudiquen a la pesca, gran motor económico de la región. "Las renovables sí, pero no de esta forma, destrozando el litoral. No queremos la eólica marina porque va a ser un destrozo para el sector de la pesca artesanal y litoral", reivindica a Europa Press el patrón mayor de Cangas, Javier Costa.
Y lo hace esgrimiendo varios argumentos. Primero, el efecto que los aerogeneradores pueden tener sobre el empleo. Segundo —y esta es una de las grandes claves del conflicto— que los pescadores echan de menos informes que aclaren el impacto exacto que la eólica tendría sobre la fauna del litoral. "No hay estudios de impacto ambiental, no hay ningún tipo de estudio de lo que puede pasar o de los efectos secundarios que se pueden dar", subraya.
El "espejo" portugués. Su gran temor es acabar reviviendo lo que —aseguran los pescadores— ya les ha pasado a sus vecinos del norte de Portugal. Allí, en Viana do Castelo, se alzan desde 2020 tres turbinas eólicas situadas a 20 kilómetros de la costa, un parque offshore pionero que, sin embargo, ha dejado mal sabor de boca entre los marineros que faenan en la zona. "Instalaron los molinos hace tres años y desde entonces los peces desaparecieron una milla alrededor del parque”, explica Portela Rosa, de la organización de pescadores lusa, a InfoLibre.
Teixeira recuerda que en la zona en la que se centra el POEM se pescan especies pelágicas, como anchoa, sardina o caballa, "muy sensibles", e insiste en la falta de estudios: "Subastar el mar para instalar molinos sin tener la mínima información sobre su impacto es un despropósito". Los expertos manejan datos sobre parques offshore localizados en el norte de Europa, pero sus características, distintas a las que se dan en el litoral cantábrico, complicarían trasladar las conclusiones.
¿Por qué movilizarse ahora? Por el contexto. Y el calendario. La agenda política de 2023 contempla dos citas electorales importantes, la primera ya en mayo y la segunda, previsiblemente, finales de año. Con ese telón de fondo hace unas semanas el Consejo de Ministros dio luz verde a los planes de ordenación de las cinco demarcaciones marinas con el propósito —reivindica el Ejecutivo— de "garantizar la sostenibilidad de las actividades humanas en el mar".
Los POEM permiten la eólica offshore en cuatro polígonos de la costa cantábrica gallega y otro situado más al sur, frente a la desembocadura del Miño. En concreto, en la costa gallega y el Cantábrico se contemplan hasta ocho posibles ubicaciones para parques marinos que suman casi 2.700 km2: cinco en Galicia, repartidos sobre todo por A Coruña y Lugo; y otros tres frente a la costa asturiana.
Los argumentos del Ejecutivo. A finales de febrero, cuando anunció la aprobación de los POEM, el Ministerio para la Transición Ecológica insistía en que su meta es facilitar "un aprovechamiento óptimo del espacio marítimo". ¿Cómo? "Reduciendo conflictos y potenciando coexistencias y sinergias", recalcaban desde el departamento de Teresa Ribera, que recuerda que se trata de instrumentos de planificación que se renuevan cada seis años. Desde el Ejecutivo recuerdan además que el proceso para acotar las 19 zonas reservadas a la eólica se prolongó durante cuatro años en un intento, precisamente, de lograr el máximo consenso.
Sus detractores aprecian sin embargo "flecos de los que se puede tirar" y ya estudian recurrir el decreto ante el Supremo el decreto de su aprobación. "Este es el pistoletazo de salida en la lucha que emprenderemos contra el Gobierno. Vamos a llegar hasta el final. Esto supone un ataque a nuestro modo de vida y a todo el ecosistema y no podemos quedarnos de brazos cruzados", recalca Adolfo García Márquez, marinero asturiano y vicepresidente de la plataforma.
Imagen de portada: WindFloat Atlantic
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